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Opinión 5 de abril de 2016

Presente de pesadilla y panorama de palabras y más palabras

por Gerardo Gómez Muñoz

Veníamos de palabras que no bastaron para delinear ni siquiera la sensación de que los marplatenses se ilusionaran con la certeza de que se estaba con un intendente que tenía la palabra justa, la visión clara de los requerimientos del momento y los hombres adecuados para hacer frente a situaciones que se sabían muy difíciles.
Carlos Arroyo no es un hombre nuevo en la política porque hace alrededor de 20 años que vive de ella con un asiento en el Concejo Deliberante que dota de un espléndido salario y es un hombre maduro del que cabe esperar no sólo el conocimiento sino la experiencia.
Desde que empezó la campaña lo tuvo al lado a José Cano que venía de ser el secretario de Hacienda del intendente Gustavo Pulti que lo calificó de inútil, razón por la que lo eyectó del cargo. Es decir que contaba con alguien que conocía el estado de las finanzas comunales, pero agregaba un ingrediente, quizás nada conveniente para la política como es la sed enceguecida de revancha. A tal extremo influyó esa razón que Arroyo, apareció perdido en la agenda persecutoria que fue trazando Cano no sólo como personal leiv motif enderezado a llevar a Pulti a los estrados judiciales sino como elemento esencial de la conducción gestionaria de Arroyo.
No obstante, el reconocido apego al gesto arbitrario del nuevo jefe comunal hizo que todos, él y el que aparecía como su hombre fuerte y el otro, Emiliano Giri que se vendía como el poder detrás del trono hicieron que en los primeras semanas todo el gobierno municipal más la suma desmañada y revanchista de Vilma Baragiola luciera como centrado en los enfrentamientos. Al par las sordas pujas por los cargos y el poder interno eclosionaran en idas y venidas y manoseos de hombres y candidaturas y así estamos.
Ahora en la inauguración del período legislativo había expectativa y la esperanza de que Arroyo mostrara o dijera algo que asegurara el fin del aquelarre que anida en Yrigoyen y Luro para gestionar con propiedad y diera a conocer un plan y proyectos para gobernar como espera toda la comunidad y, en especial, la gran cantidad de votantes que le otorgaron una victoria incuestionable. Nada de eso sucedió. Apenas como muestra habló del hospital municipal que lo construirá como lo prometió, aunque será más adelante.
Un aporte singular a la reseña de esta pobreza de gestión es uno de sus conceptos para la historia, que los cuatro meses le parecieron cuatro siglos. Primero, ¿acaso no sabía que las dificultades económico-financieras eran mayúsculas, no lo escuchaba cuando Cano al lado suyo destrozaba el manejo de Pulti y la deuda que iba dejando o es que sus frecuentes escapes o “distracciones” de atención le hicieron perder esas enseñanzas?.
¿Cuánto sumaron a su pesadilla de siglos los hartazgos de misterio y de idas y venidas que soliviantaban a su entorno y a los grupos políticos heterogéneos que integran la coalición gubernamental, las afirmaciones seguidas de desmentidas y contradicciones?, ¿y no sumaron nada los enfrentamientos internos promovidos por las conductas ambivalentes y las persecuciones por divergencias políticas a trabajadores de los diversos sectores municipales? ¿Las afirmaciones y las consiguientes oposiciones ante el preanuncio de servicios y prestaciones para los más necesitados?
De los cuatro siglos casi el total hay que atribuirlo al manejo y desmanejo del propio conductor que debería reflexionar cuánta responsabilidad es suya porque a estas alturas, haciendo muy poco de positivo hizo mucho por mostrar que le cuesta demasiado construir y armar un elenco que acompañe y ejecute son solvencia.
Para la politiquería gárrula y tribunera servirá y cada vez menos que del gran equipo que lo acompañe o que será el mejor intendente de los últimos 40 años. Por ahora la exigencia es mínima y a lo mejor la inspección que recibió Cano ayude a aclarar que entre lo esencial está en no hacer ahorros y quita de aportes a los que nada o muy poco.

El gabinete brillante

Las excentricidades recurrentes de Arroyo son inagotables y hay algunas que se hacen añicos ante la realidad. Una de las que arrojó sobre los presentes en la sesión inaugural del Concejo Deliberante, pródiga en la materia, fue la calificación en niveles de excelencia insuperable de su elenco.
Tal vez sea así, pero es necesario que la gestión empiece a caminar porque hasta ahora hay poco trecho como para calificar. Uno de los funcionarios que arrancó bien, pero allí surgiría otro inconveniente: el económico. Allí surge una valla casi insalvable, por caso fundamental el del doctor Gustavo Blanco, hombre de la “Pensar”, centro de formación doctrinaria en los cánones del liberalismo que en materia de salud no deja de priorizar, en las instancias críticas y confrontativas, al presupuesto con el ser humano.
Nadie mejor dotado para un elenco liberal que José Cano, en las cambiantes en que haya militado y gozado del calor oficialista fue así. En esta instancia institucional los primeros quejosos fueron los dirigentes vecinales por los recortes que comenzaron y amenazaron avanzar en la atención de salud en las salas de los barrios.
Blanco peleó en ese terreno y las exigencias de Cano no coronaron. Pero el titular de Salud se impuso cuando hubo que discutir la actividad del CEMA que venía ya con graves retrasos. Hubo un debate ríspido con el personal médico y allí surgió “la grieta” que no es otra cosa que la ideología, siendo un hombre de nobles inquietudes, y Blanco para abonar su propósito de cerrar el servicio de mamografía, porque no tiene sentido detectar la enfermedad -cáncer- si no hay posibilidad de atender al enfermo, por la carencia de los elementos para la curación. Un modelo de los extremos a que se puede llegar cuando no se alinean los criterios humanistas con los económicos. Acá ni siquiera se busca alinear las posibilidades de un establecimiento oficialista con otro de distinta jurisdicción para no d ejar librada a una muerte inexorable.
Otra perla del elenco de lujo la dio la flamante secretaria de Cultura Silvana Rojas que citó al personal de las distintas áreas de la cultura para concertar el pago de las deudas salariales atrasadas desde el gobierno anterior. Ayer concurrieron pero quien faltó sin permiso fue la funcionaria por lo que los trabajadores ocuparon las dependencias oficiales.
Pero la cumbre en ese gabinete de lujo, fue sin dudar el inefable Toty Flores que de 70 por mes se llevó a La Matanza unos cuantos miles de lucas sin haber de hecho, prácticamente, uso del cargo.Y éste quizás quede cancelado no sea el último cambio porque en sectores radicales se murmura que la celebración de pascuas que hubo en el domicilio de la subsecretaria de Educación con su pareja, Arroyo, con Vilma Baragiola y otros dos tres comensales más, habría servido para abrochar otras roscas pro-“ministeriales”. Ahí habría sido abortada la posibilidad de que Alvaro Fanproyen llegara a algún cargo. El posicionamiento de Baragiola tiende a suplantar a Giri, pero en el área de Desarrollo Social, donde fracasó en la posibilidad de de ampliar influencias con la delegación provincial.

Nada está firme

La inspección y docencia que recibió Cano que lo obligó a no asistir a la reunión inaugural del Concejo Deliberante -con gran alegría para Vilma que pudo lucir al lado de Arroyo- de parte de técnicos del ministerio de Economía de la provincia, indica un estado de cosas. En La Plata -tanto como en la Rosada- inquieta la gestión de Arroyo. Tal vez haya ampliado su crédito en unos meses más. De todos modos el disconformismo no ha decrecido, sigue siendo Mar del Plata con Quilmes y La Plata tres plazas que preocupan intensamente al PRO y también al radicalismo.
Sabido es que Arroyo se niega y en lo posible trata de no viajar a la capital de la provincia, ese desusado proceder no le gana ni un afecto y él tampoco logra el mínimo socorro para la afligente situación.



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