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Policiales 12 de marzo de 2025

Prisión preventiva para los cinco policías del Caso Paredes

El juez Juan Tapia mantuvo la hipótesis inicial de la fiscalía en en la que Juan Molina es el autor del homicidio de Matías Paredes, que Julio Rufino Gerez, Javier Masia y Daniel Murray son partícipes necesarios y que Emilio Flores es responsable de tentativa de homicidio agravado.

Matías Paredes fue asesinado por la policía el 7 de febrero.

 

La Justicia de Garantías dictó la prisión preventiva para los cinco policías que participaron en la interceptación ilegal del automóvil de Matías Paredes (26), quien murió baleado cuando dos de los efectivos accionaron sus armas sin ninguna justificación.

Juan Manuel Molina, Julio Rufino Gerez, Javier Masia, Daniel Murray y Emilio Flores deberán seguir presos por lo que dure el proceso penal a menos que surja en la continuidad investigativa a cargo del fiscal Alejandro Pellegrinelli evidencia que los beneficie.

La medida fue resuelta por el juez Juan Tapia, quien decidió mantener la hipótesis inicial del fiscal, en la que Molina es quien disparó y causó la muerte de Paredes, Flores disparó sin herir a ningún ocupante y los otros tres participaron con rol primordial en el operativo aunque no hayan accionado sus armas.

Para el juez Tapia, se advierte claramente que el accionar policial incumple con la normativa específica, siendo avalada la hipótesis delictiva en distintas pruebas que aportó la fiscalía. Incluso, califica de “ficcionado” el relato plasmado en el acta policial firmado por Molina y que difiere de todo lo que hay en el expediente en cuanto a que actuaron para “repeler” un supuesto ataque.

La resolución concluye que los policías imputados actuaron sin información precisa sobre el paradero de Cristian Monje y sin una confirmación clara del dato del Fiat Palio rojo. A pesar de ello, decidieron interceptar un vehículo similar sin conocer a sus ocupantes, cuando este circulaba a velocidad normal y respetando las normas de tránsito. El documento describe que el Fiat Palio fue emboscado en un semáforo por un Volkswagen Bora, que se cruzó delante de él, mientras que una camioneta Ford Ecosport lo bloqueó desde atrás. Ninguno de estos vehículos tenía identificación policial y sus ocupantes no se identificaron como funcionarios. Según la resolución, al menos dos oficiales dispararon contra el automóvil interceptado, lo que derivó en una persecución y culminó con la búsqueda de auxilio de los ocupantes del Palio en un móvil policial.

Tapia enfatiza que este accionar fue violatorio de todas las normas procedimentales, por lo que descarta los cuestionamientos de la defensa respecto a la acreditación de los hechos

El pedido previo de las defensas

Las abogadas Perelló y Papadópulos habían demandado el cese de la medida de coerción impuesta a su defendido Emilio Flores y, en subsidio, su excarcelación extraordinaria. Argumentaron que no existía un solo elemento objetivo en la investigación que fundamentara la acusación de homicidio doblemente agravado en grado de tentativa contra Flores. Destacaron que su declaración, en la que afirmó haber realizado dos disparos al suelo, está respaldada por las pruebas periciales que indican que las únicas vainas servidas desde su arma fueron halladas en la calzada asfáltica. Además, señalaron que dentro del vehículo no se encontraron impactos atribuibles a Flores, lo que contradice la versión de otro imputado.

 Natali Jait y Joaquín Raña, en su carácter de co-defensores de Héctor Murray y Javier Masia, también habían pedido que no se dictara la prisión preventiva porque el hecho de que la fiscalía propusiera hipótesis alternativas era demostrativo de que no había elementos que probara de manera indudable la participación de sus defendidos. Sostuvieron que no hubo coordinación previa entre los ocupantes de los vehículos Volkswagen Bora y Ford Ecosport y que Murray descendió con su arma a 45 grados sin disparar, mientras que Masia ni siquiera bajó del vehículo, por lo que sus armas no fueron utilizadas.

Además, refutaron la versión de la fiscalía sobre una emboscada planificada, sosteniendo que Masia pidió apoyo a un móvil policial y que no hay pruebas que respalden la idea de que prestaron un “apoyo indispensable” a los disparos efectuados. Finalmente, concluyeron que no realizaron ningún aporte al accionar de Molina y Flores y desconocían sus decisiones.

Osvaldo Verdi, en su carácter de defensor de Julio Manuel Rufino Gerez, había solicitado su libertad por falta de mérito. El principal argumento fue que ni se especificaba qué conducta concreta se le atribuía a su defendido y que no había prueba de que Gerez hubiera realizado un aporte necesario o secundario al homicidio presuntamente cometido por Juan Manuel Molina.

Verdi destacó que la fiscalía planteaba un homicidio doloso cometido por Molina y una tentativa de homicidio por parte de Flores, pero no mencionaba una participación directa de su defendido. Además, subrayó que Gerez no manejaba el vehículo Bora y no realizó disparos, por lo que no se lo podía vincular con la maniobra que terminó con el hecho. Finalmente, concluyó que solo quienes dispararon excedieron el marco de la legalidad, por lo que no era posible sostener una acusación sólida contra Gerez.

El caso

Las imágenes que tomaron las cámaras de seguridad muestran que todo comenzó el jueves 7 de febrero a la 1.36 de la mañana, cuando el automóvil marca Fiat Palio de color rojo en el que Paredes y sus amigos Emanuel Astete (25) y Cristian Pizarro Novas (27) circulaba por Fortunato de la Plaza tras haber asistido a la fiesta de presentación del plantel del Club Atlético Alvarado, del que eran hinchas.

Al llegar al semáforo de Polonia la Ford Ecosport conducida por Flores (policía de la comisaría 15ta.) y a quien acompañaba Masia, de la Comisaría Decimocuarta (asiento delantero) y Murray, de la Subcomisaría Camet (en la parte trasera del vehículo) se le colocó por detrás al Fiat, mientras que adelante le cerró el pasó el Volkswagen Bora manejado por Molina y que ocupaba Rufino Gerez, su compañero de la comisaría 16ta.

Tres de los policías sin identificación descendieron de los vehículos y dos de ellos abrieron fuego.

En las declaraciones de los imputados Juan Manuel Molina y Emilio Flores, ambos intentaron justificar sus disparos alegando que reaccionaron a detonaciones previas.

Molina declaró que escuchó disparos cerca suyo, lo que lo llevó a extraer su arma y efectuar dos disparos, afirmando:
“Escucho la detonación y automáticamente desenfundo la pistola y hago dos detonaciones, porque fue muy rápido, hago dos detonaciones… siempre apuntando hacia abajo…”.

Por su parte, Flores indicó que se asustó por la cercanía del vehículo y disparó al suelo para repeler la amenaza, manifestando:
“No sé, no pasó ni un segundo y escucho detonaciones. Sinceramente me asusto por la cercanía en la que tenía el vehículo, tiendo a alejarme hacia atrás y efectúo al menos dos detonaciones hacia el suelo. Al no saber de dónde se efectúan las detonaciones, mi intención fue ahuyentar o repeler a la persona…”.

Sin embargo, el informe de la investigación señala que las declaraciones de ambos no coinciden con la evidencia, incluyendo las grabaciones de video y las pericias balísticas, y parecen contradictorias entre sí, como si intentaran justificar sus acciones basándose en la del otro