La Ciudad

Protagonista de un heroico rescate en el mar demandará al Municipio por graves lesiones en su espalda

Nicolás Bazán, un guardavidas que salvó el año pasado a dos menores que se ahogaban en las playas del sur, deberá volver a enfrentar dos delicadas y costosas operaciones en su columna. "Pedí tareas leves para que la vértebra se soldara bien, pero me ignoraron", explicó

De no haber sido por la presencia casual de un guardavidas en la playa de Acantilados durante el fin de semana largo del 12 de octubre del año pasado, unos turistas adolescentes se hubiesen ahogado en el mar. Ese guardavidas era Nicolás Bazán (34), quien estaba entre la multitud pasando el día junto a su familia y se adentró en el agua para salvar a los menores. El protagonista de aquel heroico rescate deberá someterse pronto a dos riesgosas intervenciones quirúrgicas y está decidido a denunciar judicialmente a la Municipalidad de General Pueyrredon por no haber atendido su caso: pedía un cambio de tareas para que no se le agravara una vieja lesión en su espalda por la cual ya había sido operado. Hoy, corre riesgo de no volver a ejercer su profesión.

Desde hace 15 temporadas, Nicolás, padre de tres hijos, se desempeña como guardavidas de la zona sur de Mar del Plata. En invierno, se las rebusca con otras actividades para subsistir. Los últimos veranos trabajó en las colonias de Chapadmalal, resguardando la vida de gran cantidad de vecinos y turistas que se meten al mar en esa zona.

En la temporada 2016 sufrió una hernia de disco que desencadenó en una delicada operación en la que le fijaron dos vértebras a raíz de las lesiones que presentaba su cuerpo.

“Fue una herida por sobrecarga de trabajo. La tarea que debían hacer tres personas la hacía yo solo y aunque pedí muchas veces un compañero, nunca mandaron a nadie”, contó. En 2017 regresó a la actividad en las mismas condiciones y la lesión se agravó, lo que desencadenó en una operación que llevó a que Nicolás tenga hoy en su espalda cuatro tornillos y dos barras de metal.

Tras el heroico rescate de un grupo de adolescentes en la bajada de Costa Azul en octubre de 2018, Nicolás volvió a trabajar la temporada pasada. “Yo pedía un cambio de tareas para que no se me vuelva a agravar la lesión. Lo hablé con el Sindicato de Guardavidas, incluso con el hijo del intendente, el concejal Guillermo Arroyo. Pedí una temporada con tareas más leves para que la vértebra se me suelde bien. Le llevé la placa a Arroyo con las lesiones en mi espalda, pedí tareas pasivas, pero no me dieron ninguna respuesta”, dijo.

Las lesiones sufridas constan en una placa que el guardavidas presentó para pedir tareas “más livianas”, pero al no tener respuestas éstas se agravaron.

El último verano, producto de la cantidad de rescates en Chapadmalal y nuevamente sin un compañero, terminó con una fractura en la columna. La sobrecarga provocó que se aflojaran las prótesis y en pocos días deberá ser sometido a dos riesgosas operaciones: el 1° de agosto le extraerán el material que ya tiene en su espalda y lo reemplazarán por nuevas barras metálicas. Un mes después enfrentará otra intervención a través del tórax. Demandará también transfusión de sangre.

“La placa me sale 113.000 pesos y la aseguradora me cubre 80.000 pesos; el resto lo tengo que poner yo, pero no lo puedo pagar”, dijo, preocupado, el guardavidas Nicolás Bazán y comentó además que “la Municipalidad todavía no terminó de pagar todo lo correspondiente a la temporada”, pese a estar finalizando el mes de julio.

“Intenté hacer la denuncia en la Defensoría del Pueblo pero no me lo permitieron. Con abogados estoy dispuesto a denunciar a la Municipalidad, a la aseguradora y al Departamento de Guardavidas, porque de haberme dado tareas más livianas para que se me fijara la vértebra hoy no estaría en esta situación”, explicó.

En función de su delicado estado de salud, Nicolás es consciente de que podría no volver a trabajar como guardavidas. Por lo pronto, los médicos ya le advirtieron que su lesión le impide que la próxima temporada de seguridad en playas, que comenzará en noviembre, ejerza normalmente su función como guardavidas.

“Soy padre de tres hijos, no puedo pagarme la operación y esto era totalmente evitable. Hoy estoy organizando una rifa para reunir el dinero que me falta para la intervención, pero no me parece justo y por eso voy a proceder legalmente”, indicó.

Nicolás Bazán lleva 15 temporadas como guardavidas, principalmente en playas del sur

El heroico rescate

El fin de semana largo del 12 de octubre del año pasado, en la bajada del barrio Costa Azul, donde se encuentra la playa de Acantilados, una familia de turistas con cuatro hijos adolescentes disfrutaban el día al aire libre. En dicha playa todavía no había guardavidas, pese a los reclamos vertidos en ese sentido por la cantidad de gente que para octubre ya se mete al mar.

Nicolas disfrutaba el día con su familia en esa playa, “de civil”, cuando observó que unos menores de 13 y 14 años que habían ingresado al mar no podían regresar y tenían el agua a la altura del cuello. La corriente los empezó a llevar hacia adentro.

El guardavidas que casualmente advirtió la situación no lo dudó, ingresó al mar con sus lesiones a cuestas y concretó un exitoso rescate sin los materiales para lograrlo, ya que no tenía salvavidas.

Los padres de estos adolescentes le agradecieron repetidas veces al guardavidas por haber estado allí y salvar a los chicos. “Si no estaba ahí, se ahogaban”, recordó Nicolás, que pese a aquel heroico rescate, uno de tantos en sus 15 años de experiencia, hoy denuncia la negligencia de la Municipalidad, se prepara para enfrentar dos operaciones y teme no poder volver a trabajar por no haberle garantizado los cuidados y las condiciones laborales que su salud demandaba.

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