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La Ciudad 27 de mayo de 2019

Punta Mogotes en los tiempos en que parecía un pueblo fantasma

La zona encierra una antigua y poco conocida historia. Una cantera del siglo XIX. Una calera con su imponente chimenea. Un hotel sobre la playa. Todo desapareció y fue olvidado.

Antiguas instalaciones turísticas -incluyendo un hotel- y la chimenea de una vieja calera en la actual zona de Waikiki. Todo fue demolido al promediar la década del '70.

por Gustavo Visciarelli

El paraje que hoy conocemos como Waikiki, al sur del complejo balneario de Punta Mogotes, se llama en realidad Punta Cantera. El origen del nombre es sencillo: desde el siglo XIX se extrajo de esa zona gran cantidad de piedra para la obra pública y privada no sólo de Mar del Plata. Un ejemplo: los cimientos de la catedral de La Plata al igual que las columnas y revestimientos de su cripta fueron hechos con piedras obtenidas allí.

Aquellas tierras pertenecían a la familia Peralta Ramos que las cedió a la provincia para la explotación de una cantera, que quedó a cargo de Luis Gamba. El nombre coincide con el de uno de los constructores italianos que trabajaron en la mencionada catedral.

“La Cantera de Gamba”, tal como pasó a la historia, albergó también un horno para la producción de cal mediante el calcinamiento del mineral allí obtenido. Una antigua foto tomada dentro de ese establecimiento muestra una piedra tallada con la inscripción “Año 1903”, presunta fecha en que empezó a funcionar la calera.

¿Cuándo y por qué dejó de operar el establecimiento? Las fechas y las circunstancias son difusas. Algunas versiones indican que la utilización indiscriminada de un arbusto regional (la colletia paradoxa o curro) para alimentar el horno y su virtual extinción en ese sector habría sido una de las causas.

Otros datos históricos refieren que las canteras ubicadas en el sector costero empezaron a afrontar cuestionamientos desde la década del ’20.

“Esta preocupación empezó a plantearse en forma explícita en los medios de difusión de la época que alertaban sobre la necesidad de conservar las barrancas naturales de piedra existentes como un rasgo de fuerte presencia en el paisaje de la ciudad”, indica la arquitecta Alejandra Domínguez.

En 1933 -añade Domínguez- la Municipalidad aplicó medidas de regulación y fijó impuestos para la actividad de las canteras, muchas de las cuales dejan de funcionar, al tiempo que la actividad empezó a desplazarse hacia Batán y Chapadmalal. Finalmente, en 1956 las canteras fueron prohibidas en el sector urbano.

Antiguas fotos nos permiten saber que hacia la década del ’30, quizás en forma paralela con las actividades de la cantera en su etapa final, el sector comenzó a ser explotado turísticamente con un hotel y confitería que estaba ubicado sobre la playa y que se llamó alternativamente “Gamba” y “Punta Mogotes”. Fue uno de los establecimientos precursores del sector y tuvo una escenografía singular en medio de un paisaje agreste, junto a la alta chimenea y las dependencias anexas de la calera.

Sabemos que ese olvidado bastión de nuestra historia fue explotado por sucesivos concesionarios y que estuvo en pie hasta la década del ’70. Ganado por el abandono, adquirió esa extraña atmósfera de pueblo fantasma que se observa en la foto, hasta que la provincia decidió suspender las concesiones y borrar con una demolición todo su pasado.



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