Que el municipio esté a la altura de un hecho internacional
Falta de apoyo de parte de la ciudad.
Desde hace años, la comuna de General Pueyrredon y las áreas vinculadas a la cultura -lamentablemente ya no hay secretaría pertinente- desconocen el valor de las actividades artísticas en Mar del Plata. Ni la aceitada gestión independiente de los mismos artistas marplatenses, ni la conciencia de que la música, el teatro, el cine también son modelos productivos que dan trabajo específico en sociedades castigadas por el desempleo, ni la comprobación de que esos paradigmas contribuyen a la memoria y a la identidad, nada parece convencer a las administraciones municipales de la necesidad de apoyo.
Un apoyo significa mucho más que ceder espacios municipales para la puesta en marcha de, por ejemplo, el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Dar el Teatro Colón para que se proyecten películas y se realicen ciclos no es, definitivamente, el compromiso serio de una ciudad a un festival internacional que se realiza desde hace 38 años, con interrupciones durante los gobiernos antidemocráticos. Eso no alcanza.
Para que Mar del Plata deje de ser solo el escenario en el que se realiza esta fiesta del cine, solo un espacio bonito donde se reciben a directores, productores, actrices, actores, periodistas y cinéfilos de todas parte del mundo, siempre será necesario un involucramiento de parte de todas las gestiones comunales, sean del signo político que sean.
A esta altura y en tiempos de tanta crisis, la cultura -y todo lo que ella implica- bien podría ser parte de los acuerdos básicos de convivencia entre ciudadanos y sus representantes.
En tal sentido, un apoyo económico serviría acaso para expandir los límites de este Festival de Cine y desplegar aún más su potencialidad como hecho internacional, tal como es: un acontecimiento de primer nivel en la agenda de la comunidad cinematográfica mundial.
Desconocer este aspecto, entender a las áreas de la cultura como un gasto infructuoso, creer que solo se trata de disciplinas bienintencionadas pero carentes de una fuerza específica creativa, transformadora y pensante es padecer de una mirada a corto plazo, de una bajeza intelectual que resigna lo óptimo a la pequeñez de la mediocridad. Ya se sabe que para crecer lo importante es enfrentar los desafíos.
Mar del Plata -cada una de las gestiones comunales- aún le debe al Festival de Cine una articulación racional con sus organizadores para llevar el festival incluso a un área geográfica marplatense más amplia. Y, al revés, la ciudad merece tener presencia del festival durante todo el año.
Así, se podría “aprovechar” la extraordinaria plataforma que ofrece este evento: el acceso a películas y -sobre todo- a temas cruciales que atraviesan la subjetividad de nuestra época. Ya se sabe, el cine -al igual que el arte- es un extraordinario vehículo de pensamiento.