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La Ciudad 23 de abril de 2020

Qué hizo un geriátrico de la ciudad buscando la máxima seguridad ante el coronavirus  

Al comienzo de la emergencia restringió las visitas de los familiares. Luego las canceló totalmente. Desde hace unos días también resolvió que los empleados, previo hisopado para descartar casos de coronavirus, vivan en la residencia sin salir en ningún momento. Una experiencia que comienza a ser replicada por otros hogares de ancianos de Mar del Plata.  

Parte del personal que ahora vive en su mismo lugar de trabajo.

En este artículo el licenciado Martín Lauría, coordinador general de la residencia gerontológica “Nuestros Sabios”, ubicada en el barrio Constitución de Mar del Plata, describe los pasos que fueron dándose en la institución para aventar al máximo posible el riesgo de coronavirus.

Han sido decisiones adoptadas por él en acuerdo con su padre, doctor  Marcelo Andrés Lauría, director médico de la residencia, y consensuadas con el personal.

Martín habla de “ una gran paradoja”: por efecto de las sucesivas medidas de estricta prevención, el hogar pasó de un modelo totalmente abierto, en el que los visitantes ingresaban a ver a sus familiares en cualquier momento y sin restricción alguna, a un aislamiento absoluto que ahora ya comprende el hecho, sin precedentes, de que el personal viva en el mismo establecimiento, sin salir en ningún momento, compartiendo el confinamiento con los residentes.

La experiencia de absoluto repliegue, una de las primeras en la ciudad, está siendo replicada con las particularidades de cada caso por otros geriátricos, también advertidos del gran riesgo que la pandemia supone especialmente para los lugares que albergan a las personas de la mayor edad.

A continuación sigue el relato del mismo Lauría:

En el ámbito de la gerontológica venimos trabajando hace tiempo ya en contra del aislamiento del adulto mayor institucionalizado y muy en favor del estímulo de los vínculos familiares y el robustecimiento de las redes de apoyo.

Paradójicamente la pandemia ocasionada por la rápida propagación del coronavirus y la reciente evidencia respecto de las consecuencias que tuvo la enfermedad ocasionada por el virus en residencias de larga estadía en Francia, Italia, España, entre otros,  nos pone frente a la disyuntiva de adoptar rigurosas medidas de aislamiento para cuidar la vida de los residentes de los centros que dirigimos.

El aislamiento social del adulto muy mayor institucionalizado es tema de estudio de varias disciplinas vinculadas a la salud y desde hace tiempo la gerontología como meta disciplina viene articulando estrategias para morigerar los efectos psicológicos que ocasiona (cuadros depresivos, apatía, menor capacidad de resiliencia y adaptación, desánimo, falta de voluntad, menores niveles de participación en talleres y terapias, etc.).

Sin embargo, frente a la rápida propagación del coronavirus, la falta de tratamientos efectivos, y las elevadas tasas de mortalidad  gerontológica registradas, el aislamiento se presenta hoy como la única herramienta  para combatir la enfermedad COVID-19. Por supuesto los riesgos y efectos del aislamiento son evaluados pero en este momento nos toca a los equipos de salud cuidar la vida de nuestros residentes, cuidar los puestos de trabajo de nuestro personal y ser responsables intentando que nuestros institutos no recarguen la demanda del sistema de salud.

La primer alarma

 Frente a la evidencia de lo que ocurría en países europeos el 9 de marzo decidimos en conjunto con el director médico Dr Marcelo A. Lauria implementar un primer protocolo de bioseguridad que contemplaba una serie de restricciones y modos para hacer las visitas de los familiares ) visitas cortas de un solo familiar por residente, con utilización de tapabocas y lavado de manos al ingresar, al personal se lo instruyo en una reunión de equipo respecto de los nuevos procederes, utilización de barbijos y guantes, cambio de ambos y calzado al ingreso al hogar, lavado de manos.

Esta primera normativa fue creciendo en restricciones día a día; primero suspendimos los talleres, luego las terapias , luego los módulos de internación domiciliaria, de la misma manera que a partir del 20 de marzo decidimos confeccionar un nuevo protocolo con las modificaciones que incluía la prohibición del ingreso de familiares a la institución. Habíamos logrado reducir el riesgo pero nos preocupaba de sobremanera la circulación de nuestro personal frente a la evidencia de que portadores asintomáticos podían transmitir el virus.

Cuando recibimos la noticia del primer geriátrico afectado por el coronavirus en Buenos Aires entendimos que el riesgo de ingreso de la afección al establecimiento era enorme y sentimos la obligación de tomar nuevas medidas. La pregunta fue ¿qué más podemos hacer?.

El plan de acción

Luego de varias conversaciones con el Dr Lauría se nos ocurrió la remota posibilidad de implementar una modalidad de asistencia interna con un equipo dentro de la residencia. Era una buena idea para seguir minimizando riesgos pero hacerlo efectivo se presentaba como un desafío casi imposible. Implicaba un gran esfuerzo por parte del personal de enfermería, auxiliería, maestranza y cocina y también una importante erogación económica para la institución.

Fuimos trabajando la idea, yo como coordinador general comencé diálogos personales con los coordinadores por área de la institución. Fui generando los consensos e ideando la nueva modalidad que debería garantizar una operatividad segura y eficiente. Conforme la medida fue logrando consenso avanzamos en un nuevo protocolo de bioseguridad. En caso de poder implementar la nueva modalidad de trabajo sería necesario disponer un lugar cómodo y digno para el equipo de asistencia, seria necesario realizar hisopados a todos los que ingresaran y seria muy importante contar con la predisposición de un segundo equipo a fuera que estuviera listo para ingresar en forma de reemplazo en caso de que alguno necesitara salir o fuera necesario prolongar la medida. Todo esto fue resultando bien y el sábado 18 de Abril logramos implementar la nueva modalidad de trabajo. Redactamos el nuevo protocolo contemplando la mayor de hipotéticas y eventuales situaciones.

En nuestra operatoria habitual es necesario hacer derivaciones a los diferentes nosocomios donde están capitados nuestros residentes y frente a la posibilidad de reingreso se nos presentaba otra ventana de riesgo de contagio. Para tal caso dispusimos una cama ortopédica cerca de uno de los ingresos, cortinado y separado para operar con una sala de re-admisión, de manera que los residentes que vuelven de Clínicas y Hospitales son hisopados por un laboratorio particular y aguardan allí hasta contar con el resultado para poder ser ingresados a su habitación.

Dispusimos también una sala de desinfección con instrucción al personal de maestranza de desinfectar con la solución de lavandina toda mercadería y artículos antes del ingreso al establecimiento. Instalamos Skype en dos computadoras para mejorar la interacción de nuestros residentes con sus familiares. Dentro de las medidas también desplegamos un protocolo para el ingreso del servicio de emergencia para correr el menor riesgo posible.

No hemos logrado una especie de certificado de garantía de libre de COVID/19, nos enfrentamos a un virus muy contagioso de rápida propagación. En casos muy excepcionales y controlados por nuestras medidas, algunos médicos deberán seguir ingresando a evaluar o trasladar a los residentes que así lo requieran.

Todo esto es inédito, muy nuevo y dinámico. Por lo pronto en Nuestros Sabios hemos ganado un poco de tiempo y tranquilidad. Por supuesto el norte es volver a abrirnos a la comunidad lo antes posible, cuando los indicadores nos den la tranquilidad de que no corren riesgo nuestros residentes para volver a nuestra operatividad habitual con el hogar lleno de hijos, hijas, nietas y nietos, hermanos y amigos y nuestros residentes puedan volver a disfrutar de los talleres y actividades.

Como coordinador general  me gustaría destacar que la predisposición de todo el personal ha sido incondicional y han dado muestras de que sienten la profesión con un profundo sentido de vocación.

Somos conscientes de que la batalla será larga y ardua, pero estamos organizados y listos para dar la pelea.

 

 



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