¿Quién era el nazi que se quedó con el cuadro aparecido en Mar del Plata 80 años después?
Friedrich Kadgien fue apodado "el mago de las finanzas nazis". Supo ser parte de las SS, estrecho colaborador de Hermann Göring y murió en Buenos Aires en 1978. Su nombre salió a la luz este lunes luego de que se descubriera que una de sus hijas vendía su casa de Parque Luro con una pieza sustraída a un coleccionista judío en la década del '40.
Friedrich Kadgien.
Un retrato del siglo XVII, colgado discretamente en una casa de Mar del Plata, reavivó una historia enterrada durante décadas. La obra, robada por los nazis a un coleccionista judío durante la Segunda Guerra Mundial, estaba en manos de una de las hijas de Friedrich Kadgien. ¿Quién fue este hombre? Su nombre apenas aparece en los libros de historia, pero su rastro atraviesa Europa, Sudamérica… Y millones de dólares en cuentas suizas.
Nacido en Elberfeld, Alemania, en 1907, Friedrich Gustav Kadgien fue más que un funcionario del Tercer Reich. Integró el Ministerio del Interior prusiano y, poco antes del estallido de la guerra, ya delineaba el marco legal para controlar divisas y activos extranjeros, clave para los planes de expansión económica del nazismo.
Afiliado al partido nazi en 1932 y miembro de la SS desde 1935, su carrera despegó en 1938 al convertirse en enviado especial en la Oficina del Plan Cuatrienal dirigida por Hermann Göring. Desde allí, Kadgien tejió una compleja red de empresas pantalla en Suiza, utilizadas para convertir en efectivo el saqueo sistemático de valores, oro y obras de arte que el régimen robaba a judíos y opositores.

El cuadro colgado en el living de la casa de una de las hijas de Friedrich Kadgien.
Apodado por sus colegas como “el mago de las finanzas”, su talento no era la especulación, sino el blanqueo: mover activos ilegales por fuera de Alemania sin dejar rastros. Cuando los Aliados comenzaron a desmantelar la estructura financiera nazi, estimaron que Kadgien controlaba entre 1.000 y 3.000 millones de Reichsmark ocultos en Suiza.
Una huida perfecta
Mientras Berlín caía, Kadgien ya había huido. En 1945 se refugió en Suiza, donde operó con documentos falsos durante años. En 1948 fundó, junto con el abogado suizo Ernst Imfeld y el empresario alemán Ludwig Haupt, la firma Imhauka AG, clave para sus maniobras financieras en el exilio.
Pero la presión internacional aumentaba. En 1949 escapó a Brasil con pasaporte falso, y en 1951 reapareció bajo su nombre real en Río de Janeiro. Desde allí, y con conexiones políticas aceitados, extendió su red a Argentina, donde fundó una filial de su empresa.
Kadgien vivió en Santa Teresa, un barrio elegante de Río, invirtió en grandes extensiones de tierra en Mato Grosso (Brasil) y llegó a ser intermediario de Siemens y Rheinmetall ante gobiernos de la región, incluida la presidencia de Juan Domingo Perón. Su estilo de vida contrastaba con el silencio de las víctimas a las que había despojado décadas antes.
El “rastro de la serpiente
La figura de Kadgien quedó fuera del radar público durante años, hasta que en 2024 un periodista alemán descubrió su historia al investigar una fotografía publicada en internet. El documental “El rastro de la serpiente”, producido por la cadena WDR, reconstruyó el linaje y la fortuna de Kadgien a través de testimonios, archivos y viajes a Sudamérica.
En el documental, un exagente de inteligencia aliado describía a Kadgien como “una serpiente de la peor especie”, no solo por sus habilidades para ocultar dinero, sino porque fue considerado uno de los últimos “activos útiles” del nazismo tras la guerra.
Un cuadro, una pista…
En agosto de 2025, una inmobiliaria publicó en un portal de propiedades argentinas fotos de una casa en Mar del Plata. En una de ellas, colgado sobre una chimenea, se veía un retrato atribuido a Giuseppe Ghislandi, del siglo XVII. Investigadores de la familia Goudstikker, cuyos descendientes llevan décadas rastreando obras saqueadas por los nazis, reconocieron el cuadro. Había sido robado al marchante judío Jacques Goudstikker durante la ocupación de los Países Bajos.
Poco después se reveló que la casa del barrio Parque Luro pertenecía a una hija de Kadgien. La pintura, junto con otra obra atribuida a Abraham Mignon, estaría aún en manos de su familia.
Las autoridades argentinas y organismos internacionales de restitución ya iniciaron gestiones para recuperar la obra y devolverla a sus legítimos herederos. El hallazgo en la vivienda de la calle Padre Cardiel demuestra que los ecos del saqueo nazi siguen resonando, incluso en lugares tan lejanos como una tranquila residencia costera.
Historia incómoda
Friedrich Kadgien murió en Buenos Aires en 1978. Su cuerpo está enterrado en el cementerio alemán de la ciudad, sin honores. Sus descendientes permanecieron en Sudamérica, inclusive en Mar del Plata, donde vivieron. Y uno de sus nietos, Lucas Oberst Kadgien, reside en Chile y es representante de Harley-Davidson, sin vínculos públicos con el pasado de su abuelo.
Sin embargo, la historia ha vuelto a salir a la luz. No solo por los cuadros redescubiertos, sino porque, como ocurre con tantos otros fugitivos del nazismo, el verdadero legado de Kadgien .y de muchos como él- es el silencio, la impunidad…Y el patrimonio robado que aún sigue escondido.
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