Por Sebastián Arana

Quilmes cerró el año con un gran triunfo. En una pulseada defensiva que se resolvió recién en el minuto final, se impuso 72-64 a Lanús y su tremendo plantel para mantener su invicto como local en la Conferencia Sur de la Liga Argentina de Básquetbol.

Fue un partido con mucho clima. Denso. Pesado. Se jugó como si hubiese más en juego que dos puntos de fase regular. Con mucha contracción defensiva y una intensidad superior a la habitual, que ya de por sí es importante. Y bajo una humedad que se trasladó al parquet y que obligó a los árbitros a interrumpir reiteradamente las acciones en la primera parte.

Lanús mostró desde el vamos lo que muchos sospechaban. Que le podía poner a Quilmes realmente difíciles las cosas. Que podía llenarle el camino de obstáculos. Al equipo de Bianchelli, ciertamente, le costó fluir a lo largo de toda la etapa inicial. Ni pudo correr, ni tuvo los porcentajes habituales de tiro exterior. Cuando fue a la línea, como si fuera poco, falló bastante.

Sin embargo, su dureza defensiva es tal que le permitió surfear todas las dificultades. Y provocó un mal tiro tras otro del conjunto “granate”, que sólo tuvo alguna comodidad cuando fue a la línea.

Ninguno de los dos logró abrir una vía de anotación más o menos consistente. Lanús manejó una breve ventaja en el cuarto inicial -al equipo local le costó tres minutos anotar su primer punto-, pero Quilmes la niveló con una ráfaga de Moore.

Entre el final del primer cuarto y el comienzo del segundo, el equipo local tuvo su mejor momento. Una seguidilla de De la Fuente provocó la ilusión de que se habían acabado los problemas. Así sacó una máxima luz de ocho puntos: 28-20.

Sin embargo, no pudo sostener la ventaja por tres factores. Así como Quilmes en el primer cuarto, Lanús “bancó” el mal momento a puro esfuerzo defensivo. Del otro lado, Whitfield apareció con dos “bombas” de su sello. Y, por último, los libres (6/14 en toda la etapa, con 2/8 de Ludueña) le jugaron una muy mala pasada al conjunto dueño de casa y le impidieron conservar la brecha.

El tercer cuarto fue bastante similar al segundo. Se impusieron claramente las defensas. Los de Bianchelli amagaron otra escapada (44-37) y Lanús superó el momento de peligro con su aplicación defensiva de todo el partido y con una gran carga del rebote de ataque, que le permitió lastimar con segundas instancias y nivelar.

Al cuarto final llegaron igualados en 48, pero con la sensación de que los visitantes estaban más tranquilos.

En ese momento de dudas, arranque del último parcial, el carácter de Joaquín Ríos le permitió a Quilmes salir del pantano. La decisión y el aporte en todos los rubros del alero le permitió construir una nueva ventaja de ocho puntos (62-54) con cinco minutos por jugar. Lanús no se rindió, echó el resto y llegó a igualar una vez más.

Pero Ríos, que había salido unos minutos, regresó para liderar la defensa, Ludueña tuvo un buen retorno al partido para ordenar y en el minuto final, a partir de un robo del propio Ríos a Sacchi, Quilmes encadenó una buena defensa tras otra, no falló tanto desde la línea, y terminó inclinando el rey de un Lanús que dio una batalla tremenda. El invicto en el José Martínez quedó a salvo. Y el equipo se ganó un merecido descanso hasta el 3 de enero.

Síntesis:

Quilmes 72

S. Ludueña 9, F. De Miguel 7, J. Ríos 12, D. Moore 19 y P. Alderete 2 (FI). J. E. De la Fuente 17, L. Luna 2, T. Nally 4 y M. Dominé 0. DT: Javier Bianchelli,

Lanús 64

J. Noblega 6, R. Whitfield 12, E. Merchant 11 (x), M. Henry 10 y M. Franchino 10 (FI). L. Reinaudi 3, A. Sacchi 7, R. Johnson 2, L. Di Muccio 0 y T. Prome 3. DT: Juan Manuel Anglese.

Estadio: Nuevo José Martínez, de Quilmes.
Árbitros: Raúl Lorenzo y Alejandro Trías.
Parciales: 16-15, 34-33 y 48-48.