Las madres de los estudiantes que se encuentran reclamando la reposición de los pases gratuitos en los micros de la empresa Costa Azul, transporte que utilizan para asistir a los secundarios en localidades cercanas, se reunieron esta mañana con defensores del pueblo, consejeros escolares y representantes del Suteba local para aunar esfuerzos y lograr una solución a una problemática que afecta a adolescentes de localidades ubicadas sobre ruta 11 y 88 que no cuentan en su ciudad con establecimientos educativos intermedios.

En lo que fue una reunión calificada por sus participantes como “productiva”, se acordó que el próximo martes se convocará a las 10 una reunión “multitudinaria” entre todas las familias y comunidades educativas afectadas por la situación en la sede del Consejo Escolar, en Colón y Juncal. “Vamos a buscar hacer presión con reunión multitudinaria, porque realmente somos muchas las personas que ya no pueden sostener esta situación”, señaló Celeste,  de Batán y mamá de Azul.

Al encuentro también estarán invitados representantes del Ejecutivo y todos los sectores políticos. “Queremos que vengan todos, esto se tiene que solucionar de manera inmediata”, aseguró Celeste.

Según señalaron algunos de los manifestantes a LA CAPITAL, los pases gratuitos que cuentan todos los estudiantes a partir de la ley 14735 comenzaron a verse amenazados hace tres meses cuando la firma dejó sin efecto este beneficio para quienes asistían a establecimientos subvencionados. Los alumnos de colegios públicos, en tanto, tendrán que empezar a abonar el boleto con un descuento que deja el pasaje en $35 a partir de noviembre.

Esta situación genera serios inconvenientes en varias localidades de la provincia que, sin posibilidad para abastecer la demanda de estudiantes secundarios, muchos de los jóvenes residentes en esos lugares se ven obligados a trasladarse todos los días a ciudades vecinas para terminar sus estudios. Y lo hacen a través de la única firma a cargo de muchas de las rutas internas: Costa Azul.

Un ejemplo de esto es Batán, donde cerca de 200 estudiantes viajan todos los días a Otamendi para estudiar. Analía Cabrera, mamá de dos adolescentes que asisten a una escuela pública de la localidad vecina, aseguró que el panorama es “insostenible”.