Policiales

Ratifican sobreseimiento de hijo de contador que mató a ladrón

La Fiscalía General se opuso al fiscal Fernando Castro en elevar la causa a juicio y respaldó el sobreseimiento que había dictado la Justicia de Garantías.

El fiscal adjunto ante la Cámara de Apelación y Garantías Penal, Oscar Deniro, resolvió acompañar el sobreseimiento de Santiago Chifflet, quien, según la Justicia de Garantías, actuó dentro del marco de la legítima defensa al matar de varios disparos al ladrón que intentaba asaltar a su padre en junio del año pasado.

Con esa decisión, el sobreseimiento de Chifflet quedó firme y la propia Fiscalía General rechazó las intenciones del fiscal Fernando Castro de elevar la causa a juicio y que fuera en esa instancia que se echara luz sobre lo sucedido.

La principal controversia en el caso había sido desde un principio la actitud de Chifflet de rematar de un tiro en la cabeza a Juan Gabriel Gómez (39), el peligroso asaltante que había sorprendido a su padre cuando baja de la camioneta en Matheu al 2900.

Previo a ese disparo, Gómez ya había recibido otros diez en distintas partes del cuerpo, sin embargo los informes forenses aseguraron que aún sostenía el arma y apuntaba a los Chifflet.

Castro no coincidió con esa conclusión y pidió a la jueza de garantías Lucrecia Bustos que se elevara la causa a juicio. El ex juez Aldo Carnevale, defensor de Chifflet, pidió el sobreseimiento y Bustos lo concedió.

Para el fiscal Deniro el desenlace fatal quedó esclarecido el aporte de la Policía Científica y sostuvo que “Gómez continuaba resultando una amenaza hasta que recibió el último disparo, de modo tal que la conducta del imputado no excedió los límites de la justificación”

El hecho se registró en la mañana del 18 de junio de 2020 cuando el contador Chifflet descendía de su camioneta frente a la oficina de la calle Matheu. En otro automóvil lo hacía su hijo, quien cumplía el rol de custodio familiar ya que solían comercializar divisa extranjera y con habitualidad llevaban fuertes sumas de dinero.

Chifflet hijo tenía entre sus prendas de vestir una pistola calibre .380 con el cargador separado. Mientras su padre bajaba de la camioneta y el hijo se disponía a ingresar a la oficina irrumpió Gómez, armado con un arma calibre 45. De pronto se desencadenó la violencia: Gómez apuntó al contador a la cabeza y Santiago Chifflet, al advertirlo, cargó el arma y empezó a disparar.

Siete fueron los impactos que sufrió Gómez, los dos últimos cuando ya estaba en el piso. Uno de ellos fue directamente a la cabeza, en un claro gesto de “remate”. Esa acción mereció para el fiscal Castro la acusación de homicidio agravado por el uso de arma, mientras que para la defensa era un típico caso de legítima defensa.

La secuencia de disparos fue la clave de la imputación, pero excepto para Castro, para el resto de la Justicia, Chifflet actuó en el marco de la ley.

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