Opinión

Recorrido de la Terapia Ocupacional en la ciudad

 

por Silvina Oudshoorn

Una joven carrera, en constante avance y crecimiento celebra el medio siglo desde su creación en nuestra ciudad.

Hace 60 años surgía la Terapia Ocupacional como profesión en la Argentina, a consecuencia de la epidemia de poliomielitis (1956) que comenzaba en la provincia de Buenos Aires, partido de San Martín, extendiéndose rápidamente por todo el país. Se creaba entonces la Comisión Nacional de Rehabilitación del Lisiado.

Es entonces que, respondiendo a las demandas sociales de formación profesional en esta disciplina, y bajo el auspicio de los gobiernos británico y argentino llegaron al país un grupo de seis profesionales inglesas, cinco terapeutas físicas y una terapeuta ocupacional, creándose la primer carrera de Terapia Ocupacional de la Argentina y Latinoamérica en el año 1959.

Proyección americana

Encabezado por Miss Evelyn Mac Donald, directora de la Dorset House School of Occupational Therapy (Oxford, Inglarerra), la Escuela Nacional de Terapia Ocupacional (ENTO, hoy UNSaM) fue inaugurada el 20 de noviembre de ese año. La estructura funcional – reglamentación, planes de estudio y programas – fue conformada sobre la base de los principios básicos establecidos por la Federación Mundial de Terapeutas Ocupacionales, reconociéndola oficialmente el 15 de octubre de 1962 y quedando a partir del año 1964 definitivamente bajo la dirección de profesionales argentinas. Esta escuela propició la formación de recursos humanos capacitados para otros países de Latinoamérica por convenios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Oficina Panamericana Sanitaria (OPS).

La segunda escuela fue creada en nuestra ciudad, dependiente de la Universidad Provincial de Mar del Plata en junio de 1968, y su primer promoción comenzó a cursar la carrera en 1969. Actualmente, la carrera de licenciatura en Terapia Ocupacional depende de la Facultad de Ciencias de la Salud y Servicio Social de la UNMDP, y fue la primera universidad del país en ofrecer el grado académico de licenciatura en Terapia Ocupacional.

Sin embargo, hay mucho camino por recorrer todavía al intentar responder ¿qué es Terapia Ocupacional? ya que por su juventud en cuanto a trayectoria nacional y la amplitud en cuanto a incumbencias, deja espacios para repreguntar y replantear constantemente. La Terapia Ocupacional es una profesión que interviene en los ámbitos sanitario, educativo, laboral, judicial y social-comunitario; sus profesionales brindan servicios a personas de diferentes grupos etarios -niños, adolescentes, adultos, ancianos- que al presentar situaciones de estrés, enfermedad, discapacidad y/o disfunciones, se ven afectados en su desempeño ocupacional, su calidad de vida, y por consiguiente, su estado de salud, y requieren atención especializada a fin de desarrollar destrezas, habilidades y capacidades que les posibiliten reposicionarse ante nuevas situaciones, mejorar su capacidad funcional, calidad de vida y alcanzar el máximo grado posible de autonomía personal.

Favorecer la autonomía

Para ello, el Terapista Ocupacional y licenciado en Terapia Ocupacional estudian y analizan las actividades y ocupaciones propias del ser humano, mediante las cuales instrumentan sus intervenciones profesionales con las personas y comunidades, siendo el propósito central de las mismas el favorecer la autonomía personal, la participación social y la calidad de vida de las personas y/o grupos.

De este modo, sus prestaciones se constituyen en un servicio vital para la promoción de la salud, tratamiento de la enfermedad y disfunción, involucrando para ello actividades profesionales de docencia, investigación, planificación, dirección, asesoramiento y auditoría, con desempeño de manera autónoma, en equipos profesionales y en instituciones públicas y privadas (acciones que al implicar riesgo para la salud, seguridad, derechos y bienes de sus beneficiarios, las carreras de todo el país han solicitado recientemente su inclusión al artículo 43 de la ley de Educación Superior 24.521, y de esta forma regular desde el Estado la formación, duración y actividades reservadas al título, eliminando la intrusión de agentes no calificados por el riesgo que esto implica).

Desde el surgimiento de la Terapia Ocupacional, varios fueron los cambios de enfoque, de modelos, de paradigmas por los que atravesó, pero en general siempre ligados a la carencia, lo que falta, a la enfermedad y sus consecuencias. La necesidad de definir conspira contra la libertad de experimentar, y solo encorseta las respuestas a producir.

Había espacios en los que “el hacer funcionaba” como mediador con la realidad, como intermediario con la salud, tratando de alcanzarla. Y así eran sumadas horas de taller, de rehabilitación, de internaciones, de sesiones “reparadoras”. Esta postura está claramente anclada en el paradigma tecno-médico. Dentro del mismo son separados la mente del cuerpo –como si esto fuera posible-, suponiendo de esta forma que el cuerpo del paciente (objeto) es una máquina a reparar, donde las partes pueden/deben ser restauradas, y por lo tanto, solo la curación (reparación o habilitación del funcionamiento) tiene que ver con el éxito de las intervenciones. El cuerpo es distanciado, aislado de sus propias experiencias, de su historicidad, su cultura. Curación como sinónimo de reparación de lo roto.

Cuando las viejas concepciones y teorías no pueden explicar o dar las respuestas necesarias ante la aparición de nuevos datos, observaciones diferentes, lecturas diversas de una misma realidad, entonces se abre paso a una búsqueda de nuevos enfoques que sean capaces de contener e integrar (Maruso, 2014)

El modelo humanista

Un giro en este sentido es el que se presenta a partir del modelo humanista en el cual se contemplan no solo el cuerpo de la persona sino su mente y su espíritu, y las interacciones e influencias que se dan entre ellos. Se corre de una postura dual (cuerpo-mente) para pasar a la integración, a considerar la interacción y la influencia permanente que se da entre el cuerpo, la mente, las emociones, el espíritu.

Con esta nueva mirada integradora y holística, se pretende cambiar la orientación de las acciones y propuestas: ir de adentro hacia afuera. Posicionar a la persona para que sea ella misma la responsable de su sanación, de los procesos que lo lleven hacia la salud, sus decisiones, sus cambios, sus cuidados, actitud activa, trabajo compartido con el equipo.

Los terapeutas ocupacionales podemos colaborar en el proceso de creación de las condiciones para que la persona regrese a su estado de salud sin dar recetas ni pautas; solo inspirar, ser facilitadores de pequeños cambios. Incomodar para que algo cambie, teniendo especial cuidado al valorar el potencial del paciente. Sus posibilidades son las que “habilitan” los milagros; nuestra descalificación de su potencial solo lo alejan de la salud. (Oudshoorn, 2015)

Si lo planteamos como objetivo central de la terapia ocupacional, podría enunciarse de la siguiente manera: potenciar los recursos internos de cada persona para que puedan afrontar los cambios vitales que posibiliten el regreso a la salud por medio de nuevos caminos, resignificando la propia historia.

* Lic en Terapia Ocupacional – Graduada de la UNMDP, ex docente, extensionista e investigadora; conferencista, escritora, evaluadora de la Federación Mundial de T.O.

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