“¡Comienza la aventura!”. Con ese cartel ubicado sobre la entrada recibió esta mañana la Escuela N°1 Pascuala Mugaburu a una marea de guardapolvos blancos para dar inicio al ciclo lectivo: un nuevo año en el que se reflotan desafíos y emociones, con el objetivo no sólo de aprender, sino también de socializar y fomentar los valores de la amistad y el compañerismo.

A partir de las 8, en Mar del Plata, cerca de 140.000 estudiantes de escuelas de gestión municipal, provincial y privada comenzaron este miércoles las clases. Regresaron a las aulas los alumnos de nivel inicial, primaria y los primeros años de la secundaria. En tanto, los más avanzados harán lo propio el próximo lunes 10 de marzo, cuando se lleve a cabo el ya tradicional UPD (Último Primer Día).

LA CAPITAL acompañó la vuelta a clases en la Escuela N°1, el establecimiento más antiguo de la ciudad. Una jornada atravesada por la alegría, la ansiedad y también las lágrimas tanto de padres como de alumnos.

 “¡Quiero empezar ya!”, comentó Santino, uno de los ingresantes de primer grado, a unos metros del portón de acceso por la calle 25 de Mayo -los otros estudiantes entraron por Mitre- , luego de que sus padres le tomaran una foto junto a su hermana, Guadalupe. Otros niños corrían alrededor, a la espera de que se hicieran las 8 para que abra la escuela.

Equipados con mochilas de Spiderman o Barbie, los alumnos de primer grado fueron los protagonistas salientes del día. Lucieron carteles identificatorios y, de la mano de sus padres, fueron los últimos en ingresar al acto oficial del inicio del ciclo lectivo en el patio de la escuela, donde aguardaban las respectivas docentes para formar filas. “Ellos tienen presentación”, anticipó Karen Millán, la vicedirectora de la institución.

En una mañana húmeda y soleada, los alumnos más pequeños se abrieron paso rumbo al patio ante la atenta mirada de docentes, familias y el resto de los estudiantes, que vieron cómo atravesaban un colorido arco que rezaba: “Llegamos a primero”. Algunos caminaban exultantes, otros con el temor lógico de estar en un lugar desconocido, en medio de un aplauso que se extendió durante varios segundos.

El acto continuó con el tradicional ingreso de las banderas de ceremonia y la entonación de las estrofas del Himno Nacional Argentino. Luego, la “seño” Claudia brindó unas palabras alusivas al inicio del ciclo lectivo.

“La escuela se viste de fiesta. Los pasillos se llenan de voces, sonidos y risas. Después del receso, comenzar el año escolar representa nuevos desafíos y retos. Tanto para los alumnos, como para los docentes, directivos y padres”, expuso la maestra.

En otro pasaje, resaltó la oportunidad que brinda la escuela como un espacio para formar “con responsabilidad” y preparar a los más jóvenes de cara al futuro “con las mayores garantías de éxito”.

“Se abre una oportunidad para formar profesionales que contribuirán al fortalecimiento de la nación como ciudadanos del mundo. Para todos los docentes, siempre se abren las puertas de nuevas experiencias, tan desafiantes como gratificantes. Nosotros somos los responsables de acompañar a los estudiantes”, sentenció.

Tras la presentación del plantel docente para este 2025 y un saludo especial para sexto año en su “Último Primer Día” de primaria, pasadas las 8.30, los alumnos se dividieron y emprendieron el ingreso a las aulas: el lugar del reencuentro.

“Es un ciclo lectivo con caras conocidas y con algunas caras de susto también. Hoy parece un día movido, pero en realidad suelen ser todos así, con consultas y reuniones constantes con los padres. Como todos los años, entran nuevos alumnos y las familias nos siguen eligiendo”, destacó la vicedirectora de la institución tras la apertura oficial.

Karen Millán, vicedirectora de la Escuela N°1.

“Justamente recién hablaba con una familia que vive muy lejos, pero que igual sigue priorizando venir a la Escuela N°1. Estamos orgullosos de poder dar inicio a este ciclo lectivo, esperanzados con nuevos logros, con la posibilidad de acompañar a los niños y niñas de nuestra escuela”, analizó Millán.

Si bien la vicedirectora reconoció un contexto “difícil” para el personal docente a partir de la situación salarial, planteó que “como profesionales” deben poner “todo lo mejor” para que ese contexto “no repercuta en los alumnos”.

“A nivel diario, tenemos la demanda constante de poder resolver situaciones que van surgiendo y atañen a las familias. Afortunadamente, en lo que respecta a la grupalidad, tanto los padres como nuestros alumnos se muestran conformes. Tenemos un plantel docente que está presente constantemente frente a cada una de las necesidades”, finalizó Millán.

A pesar de la alegría y los reencuentros, el ingreso a las aulas tuvo sus lógicos contratiempos. Tal fue el caso de Tobías, ingresante de primer grado de pelo rubio y ojos claros. Acompañado por su tía -la mamá no pudo asistir por motivos laborales- el pequeño no paraba de llorar en la puerta del salón. “No quiero entrar. Me quiero ir a casa”, bramaba.

“Siempre pasa”, dijo Millán, sin inmutarse. Con el valor de la experiencia a cuestas y tacto para afrontar la situación, la vicedirectora se acercó al pequeño para animarlo. Tras intercambiar unas palabras durante unos minutos, afloró una sonrisa en Tobías, que empezaba a adentrarse en “la aventura del saber”.