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Arte y Espectáculos 10 de octubre de 2020

Reunió en “Corazón en foco” las imágenes de treinta años de viajes

Todo lo que despierta la fotografía: libertad, vida y la posibilidad de unirla a la experiencia de un viaje. Una página en Instagram permite conocer los recorridos de una artista marplatense.

“En medio del aislamiento social, sin trabajos ni proyectos, con ansiedad e incertidumbre”, relata Karina Vega el contexto en el que surgió “Corazón en foco”.  Se trata de una cuenta en la red social Instagram (@corazon.en.foco) en la que recopiló más de treinta años de imágenes que obtuvo a partir de realizar diversos viajes alrededor del mundo.

“Uní mis dos grandes pasiones: viajar y la fotografía. Así se fue gestando Corazón en foco, con la ayuda de mi hija Catalina”, dice la artista, que muestra y vende imágenes desde su cuenta.


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Cerca o lejos, poco importa la distancia, Vega viaja “hace más de treinta años, siempre con la necesidad de conocer culturas”, admite.

Y reconoce sentirse atraída por la geografía, historia, arquitectura, comidas y costumbres de cada espacio que visita. “Son experiencias que me hacen sentir más viva, conectada, poder conocer personas, hacer contacto más allá de los límites idiomáticos, es hermoso”.

Así, con esas expectativas, pasó por Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, Perú, Colombia, México, Panamá, Cuba, Estados Unidos y por Europa: España, Francia, Andorra, Italia, Austria, Grecia, República Checa, Bélgica, Holanda, Turquía. En Asia pasó por India, Nepal, Tailandia, Birmania y luego Africa con Egipto. “Hay mucho por descubrir y aprender”.

Hija de un papá “aficionado” a la fotografía, en su casa era habitual contar historias con imágenes. Recuerda con cariño las reuniones en las que se hacían “sesiones de diapositivas”: “Todos alrededor de las imágenes, recordando, riendo y quizás ya las habíamos visto varias veces”, evoca.

“Lenguaje cotidiano y valorado” entre los suyos, la fotografía se le fue metiendo en los poros y mientras más registraba más reconocía un sentimiento difícil de acallar cuando aparece: el de la libertad.


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Karina Vega, en Cuba.


“Descubrí mi pasión por la fotografía a los diez años -cuenta-, cuando participé en un concurso para sacar fotos en la banquina del Puerto. Elegí que fueran en blanco y negro, sentí que tenían una fuerza que el color no le daba. Esas fotos me dejaron muy conforme, pero lo mejor fue haber vivido esa experiencia, tener todo un rollo para mí, ser libre de elegir y mostrar. Todavía vivencio la misma sensación de libertad que me produce encontrar y elegir del todo, algo; ese algo original y capturarlo para siempre”.

Ese “algo” que selecciona es, casi siempre, situaciones que ocurren en el exterior: desde paisajes a edificios, también personas. “Disfruto hacer fotos con personas, observarlas, encontrar miradas, gestos, situaciones, un momento y capturarlo”.

-¿Existe una mirada femenina?

-Existe una mirada femenina, si se elije ver haciendo distinción de géneros. Yo no lo hago. Elijo ver desde lo que llamo una “mirada natural”. Veo otros mundos que cohabitan con el mío, el nuestro, y entro, lo integro y soy parte, al menos unos instantes me uno. Encuentro diferencias de formas, por supuesto, ahí está la riqueza, pero en esencia somos más semejantes de lo que pensamos. Mi mirada es el resultado de mi forma de concebir el mundo y al fotografiar, el intento de reflejarla. Veo lo que veo desde mi biología y los condicionamientos culturales, los mandatos, creencias y valores, y lo transmito en mis fotos. Mi mirada es única y se transforma como la de cada persona.