Policiales

Revocaron la libertad asistida del asesino de Melina Briz

La Cámara de Apelación y Garantías consideró que Ariel Troncoso debe regresar a la cárcel, a poco más de un mes de haber salido. La medida, de todas formas, no se hará efectiva hasta que quede firme el fallo, que será debatido en Casación. Le prohibieron salir del país.

La Sala III de la Cámara de Apelación y Garantías revocó la libertad asistida de Ariel Troncoso, el asesino de Melina Briz, a poco un mes de que se le permitiera haber abandonado de la cárcel.

Los magistrados Alfredo Deleonardis y Pablo Poggetto sostuvieron que el juez de Ejecución Penal, Juan Galarreta, permitió la salida de prisión de Troncoso el pasado 3 de julio sin que se presentaran indicios de una evolución en el control de los impulsos y acciones, desde el punto de vista de los peritajes psicológicos y psiquiátricos.

Vale recordar que el imputado cometió el crimen de Briz en Balcarce en febrero de 2012 y después fue condenado a 18 años de cárcel, pena que operará en 2030. En ese marco, la familia de la víctima sostuvo durante la audiencia realizada este jueves que espera que el asesino regrese al penal de Batán y cumpla la sentencia completa allí alojado.

Los camaristas hicieron lugar a dicho pedido, realizado a través de la abogada Adelina Martorella, y decidieron revocar la libertad asistida del homicida. Sin embargo, la medida no se hará efectiva hasta que quede firme el fallo, que será debatido en Casación. No obstante, mientras tanto, le prohibieron salir del país para limitar el riesgo de fuga.

Melina Briz.

El caso se conoció en la mañana del 14 de febrero de 2012. Sin embargo, Melina Briz llevaba desaparecida y muerta cuatro días cuando los investigadores encontraron su cadáver.

Troncoso y la joven habían estado en una relación afectiva durante tres años, a pesar de que cuando se conocieron ella tenía 14 y él 37. Al momento del crimen, ella ya había cumplido 18 y él tenía 40.

Según la reconstrucción del hecho que en ese entonces llevó a cabo el fiscal Rodolfo Moure, el vínculo estaba a punto de terminarse por decisión de Melina, quien había terminado su etapa de adolescente y pretendía vivir las mismas situaciones que sus amigas: salir, divertirse, interactuar con personas de su edad, y demás. Así lo contó, inclusive, su padre Horacio, días después del asesinato.

Troncoso ya sabía que la joven quería concluir la relación pero, de todas maneras, la invitó a pasear y conversar el viernes 10 de febrero, y ella aceptó. Esa tarde, cerca de las 16.30, la pasó a buscar en su automóvil y la asesinó.

Con el paso de las horas, como la joven no regresaba, hermanos y amigos trataron de hallarla sin éxito. Silvia Alessio, la madre, recibió horas después mensajes de texto desde el teléfono de su hija que decían que Melina estaba mirando televisión con amigas y que se iba a quedar a dormir con ellas.

Pero la mujer no confió. Habló con amigas y no la localizó por lo que el domingo por la madrugada realizó la denuncia por averiguación de paradero. Una vez radicada la denuncia la Policía Comunal de Balcarce y la Sub DDI empezaron a investigar, y a una de las primeras personas que consultaron fue a Troncoso.

El domingo el primer testimonio que se le tomó ya contenía una carga importante de mentiras que recién quedarían al descubierto con su confesión. Troncoso dijo a la policía que había estado con Melina y que a las 7 de la tarde del viernes la había dejado cerca de la casa de una hermana. Luego se fue a jugar al fútbol a Mechongué, en un torneo comercial.

Los investigadores no confiaron plenamente en esos dichos y profundizaron la pesquisa, estableciendo que si bien era cierto que Troncoso había ido a jugar ese partido no lo había hecho. Los testigos dijeron haberlo visto nervioso y él mismo pidió no jugar porque le “dolía la panza”.

Con esos datos, más los aportados por amigos de Melina acerca de su clamor desde hacía algún tiempo por cortar la relación, el fiscal Moure pidió al juzgado de garantías dos órdenes de allanamientos para el departamento de Troncoso y su automóvil marca Volkswagen Golf.

Los operativos recién se llevaron a cabo el lunes por la tarde y a partir de ese momento todo cambió. Troncoso intuyó que el cerco se cerraba. Los policías, de todos modos, no encontraron ningún elemento incriminatorio ni en el departamento ni en el automóvil que estaba en un garaje de avenida Suipacha, entre 17 y 19. Pero sí sumaron más testimonios.

Y fue en la comisaría cuando Troncoso, con el llanto inminente, se abrazó a su hermano y le dijo esa frase: “Me mandé una cagada con Melina”.

Luego se conocería la verdad. En medio de su paseo, Troncoso ahorcó a Melina, le cortó las muñecas para que se desangrara, tiró su cuerpo en un descampado a la vera del caminoa: la dejó desnuda, la tapó con cal y ramas, y tiró sus pertenencias a lo largo del camino. Además, se hizo pasar por ella al mandar mensajes de texto.

El cadáver de la joven fue hallado el martes 14 de febrero a la mañana, a 6 kilómetros de Mechongué, sobre el zanjón profundo de un camino vecinal. Justo en un punto del trayecto que Troncoso había hecho el viernes previo para ir a jugar el partido de fútbol. El cuerpo presentaba evidentes signos de estrangulamiento, heridas en las muñecas y lesiones en el cuello y un hombro (mordida y rasguño).

La cal con la que había sido cubierto el cuerpo semidesnudo de Melina -sólo tenía puesta ropa interior- no fue un agente de deterioro sino todo lo contrario. La autopsia desarrollada horas después en la Morgue de Mar del Plata mostró que el fallecimiento se había producido por “asfixia por estrangulamiento” y que las lesiones en las venas de las muñecas habrían sido realizadas cuando la víctima ya se encontraba muerta. Y lo más determinante de todo: el deceso databa del viernes entre las 17 y las 20.

Troncoso fue detenido y en 2015 condenado a 18 años de cárcel por el crimen de Melina Briz. Al momento del hecho, la figura de “femicidio” no existía en el Código Penal, por lo que los jueces lo sentenciaron por el delito de “homicidio agravado”, razón que le valió sortear la prisión perpetua.

En agosto de 2023, el juez de Ejecución Penal, Juan Galarreta, le concedió el beneficio de poder cumplir parte de su condena en un régimen abierto y ordenó que inicie terapia psicológica. En tanto, en julio pasado le otorgó el beneficio de la libertad asistida, que ahora revocaron los camaristas Deleonardis y Poggetto, quienes, de todas formas, sí aceptaron que, una vez que vuelva a prisión, pueda realizar al menos una salida mensual.

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