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Deportes 20 de julio de 2016

Rosales, de albañil a un grande del fútbol argentino

En cuatro años el pibe del barrio Libertad pasó de ser un ex jugador a protagonista de la venta más importante del fútbol de Mar del Plata.

Rosales en la redacción del diario LA CAPITAL.

En solo cuatro años Santiago Rosales pasó de estar trabajando como albañil en una obra para ayudar a su familia a ser la venta más importante del fútbol de Mar del Plata para jugar en uno de los cinco grandes de Argentina, nada menos que Racing.

Santiago nació el 22 de marzo de 1995 en esta ciudad y sus primeros pasos en el fútbol los hizo con el equipo “Los Diablitos” en el fútbol barrial.

Enseguida mudó sus condiciones del barrio Libertad al club Cadetes, donde pasó cinco años antes de recalar en Independiente (jugó un año más allí).

Nicolás, su padre, hizo lo imposible para que su hijo tuviese una chance importante. Hasta se endeudó para poder pagarle el viaje a Buenos Aires, donde Santiago probó suerte en Boca (donde estuvo casi un mes entrenando) y en Lanús.

“A mi viejo le tengo que agradecer todo. Porque él se empeñaba para que yo pueda viajar a probarme a Buenos Aires. Y cuando no me iba bien me decía que no tenía que perder la fe. El me alentó también para ir a Aldosivi cuando yo estaba trabajando”, reconoce, agradecido, sobre el empuje de su padre.

“Santiago probó suerte en Boca (donde estuvo casi un mes entrenando) y en Lanús”.

Cuando regresó, cabizbajo a su ciudad, y con el libro de pases del fútbol local cerrado, hizo trabajos de albañilería junto a su tío para sumar unos “mangos” a la economía familiar.

Entonces Darío Uribe (papá de Braian, ex jugador del club portuense), le aconsejó sumarse a las inferiores de Aldosivi.

“Jugaba torneos de barrio por plata y el papá de Uribe, Darío, que es conocido de la familia, me dijo que había una prueba en Aldosivi. Fui y quedé, cuenta el propio Santiago, de visita en la redacción de LA CAPITAL.

En 2013 entró con edad de quinta división bajo las ordenes de David Mariscal, que lo ubicó como enganche, el puesto que más lo seduce.
Al año siguiente subió a la cuarta de Gustavo Galera. Alejandro Giuntini, por entonces coordinador del fútbol amateur de Aldosivi, le insistió para ubicarlo como volante por izquierda. Y el aporte del ex zaguero de Boca fue determinante para su carrera.

“Estuve un año en quinta, medio año en cuarta y de ahí pude saltar a Primera. Vino Berti y pidió un jugador de inferiores para poder trabajarlo y Giuntini me subió a mi. Alejandro fue el que me subió”, aporta sobre quien fue coordinador de las divisiones inferiores del club en 2014.

“Alejandro Giuntini, por entonces coordinador del fútbol amateur de Aldosivi, le insistió para ubicarlo como volante por izquierda”.

Es que el propio Giuntini fue quien sugirió su nombre a Alfredo Berti cuando éste pidió un juvenil para sumar a los entrenamientos del plantel profesional que por entonces buscaba el postergado ascenso a Primera en el torneo de transición que la B Nacional disputó en el segundo semestre de 2014.

El debut soñado

Rosales debutó el sábado 18 de octubre de 2014 en un cómodo triunfo ante Guaraní Antonio Franco (2-0). Para quien esto escribe fue el debut de un juvenil de Aldosivi que más expectativa generó en los últimos 20 años. Porque Rosales tuvo una actuación sensacional. Con su cambio de ritmo, ubicado por la izquierda, fue la figura de la cancha en un primer tiempo en el que la salieron todas. Metió la asistencia para el gol de Pablo Lugüercio, le hicieron un penal que Nicolás Miracco estrelló en el palo e hizo expulsar a Sagarzazu, quien impotente ante la enésima gambeta del pibe lo “sacudió” con un patadón que le valió la tarjeta roja.

“Fue el debut de un juvenil de Aldosivi que más expectativa generó en los últimos 20 años”.

“En ese partido me salieron todas. Uno sueña con ese día y sabe que es difícil, jugar con tanta gente en la cancha. Me acuerdo que entré a la cancha y sólo miraba al frente. A los costados veía todo nublado, solo miraba para adelante. Hasta que en la primera pelota fui a pelearla arriba y le quedó a Canever y en la segunda encaré y le pegué al arco. Ahí empecé a soltarme un poco más y cuando veía que el defensor me daba espacios para encararlo lo aproveché y pude hacerlo bien. Me ayudó mucho la confianza que me dieron mis compañeros que me daban la pelota para que fuera soltándome. Eso ayuda”, sostuvo sobre aquel día inolvidable.

Después llegó la historia conocida. Aldosivi ascendió y Rosales se ganó un lugar. Fue titular en los últimos ocho partidos del 2015 y, ya afianzado entre los once, fue una de las revelaciones del último campeonato de Primera División.