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La Ciudad 21 de septiembre de 2020

Ruidosa protesta de gastronómicos frente al Museo MAR: piden abrir al menos con mesas afuera

Aseguran que la situación "no da para más". Algunos empresarios continúan con la "huelga a la japonesa". "Vamos a seguir abiertos", sostuvo uno de los manifestantes. También se sumaron dueños de gimansios.

Con una ruidosa protesta, empresarios y trabajadores del sector gastronómico volvieron a manifestarse para pedir que habiliten la actividad.

En esta oportunidad, la protesta se realizó con un corte de tránsito en la avenida Feliz U. Camet al 800, donde se ubica el Museo de Arte Contemporáneo. La elección el lugar, no habitual para una protesta, responde a que el reclamo está direccionado al gobierno provincial que tiene bajo su órbita el espacio cultural.

El reclamo contó una vez más con la presencia del Sindicato de Gastronómicos que se hizo presente con banderas y bombos.

Esteban Rabini, responsable de la parrilla Los Cardales, le dijo a LA CAPITAL que “nunca llegó el subsidio y el ATP se bajó”. “No tenemos apoyo ni municipal, ni provincial ni nacional. Esto no da para más”, completó.

El empresario gastronómico admitió  la compleja situación sanitaria y remarcó la importancia de aplicar todos los cuidados. “Somos conscientes de que el virus sigue pero para esto se hicieron los protocolos. Para eso invertimos”, sostuvo.

Los gastronómicos piden el estado les brinde algún tipo de subsidio y, como mínimo, poder recibir clientes con mesas en la vereda, más allá de que esta posibilidad no le permitiría trabajar a todo el sector.

La secretaria general del Sindicato de Gastronómicos, Nancy Todoroff, advirtió que seguirán con diversas acciones “hasta conseguir una respuesta positiva”.

“Estamos pidiendo con las mesas afuera, queremos lo mismo que se autorizó en Buenos Aires. Se necesita cuanto antes abrir porque estamos en una situación muy crítica”, remarcó.

La protesta, que contó con el respaldo del Sindicato de Gastronómicos, es la segunda en el mes y se produce en un clima de mayor tensión.

gastro 2

El fin de semana, los dueños de algunos establecimientos decidieron iniciar una “huelga a la japonesa” y abrir sus locales para recibir clientes en la vereda. “Tomé la decisión de abrir el restaurante y no pienso cerrar.
Vamos a seguir abiertos, siempre con las medidas de seguridad y el protocolo. Si vos te cuidas y no te dejan trabajar, ¿qué hacemos? ¿Cerramos todo y dejamos 9 mil familias en la calle. Esto no da para más?“, planteó Rabini.

En la noche del sábado, hubo momentos de tensión cuando efectivos policiales llegaron a una cervecería de la zona de Guemes y le pidieron al dueño que retire las mesas.

Desde el inicio de la cuarentena, la actividad gastronómica fue una de las más castigadas lo que ya provocó el cierre de muchos locales.  Las cafeterías pudieron abrir sus puertas por dos meses mientras que los bares y restaurantes lo hicieron durante 28 días.  Desde el 29 de agosto, el retroceso de General Pueyrredon a la fase 3 obligó a los gastronómicos a volver a cerrar sus puertas. Luego, el municipio elevó a la Provincia un pedido de apertura para la gastronomía con mesas afuera, que fue rechazado.

Pedido por los gimnasios

Responsables de gimnasios, natatorios y espacios deportivos, otro de los rubros fuertemente afectados, se sumaron al reclamo promovido por los gastronómicos.

La llegada de la pandemia los obligó a cerrar sus puertas y sólo pudieron abrir 15 días bajo un estricto protocolo. El retroceso de General Pueyrredon a fase 3, el 29 de agosto, no les permitió seguir con la actividad
“Gimnasios en quiebra. No nos mata el Covid, nos mata el estado”, plantearon en una de las pancartas.

gimnasios protesta

La postura de Provincia

El jefe de Gabinete Nonaerense, Carlos Bianco se refirió a la decisión de muchos gastronómicos de abrir a la fuerza y señaló que “si entramos en un sistema anárquico en este marco de pandemia puede ser algo muy peligroso, porque estamos ante una enfermedad muy contagiosa y con alto nivel de mortalidad”.
“No hay mucha historia ni mucho secreto. Entendemos las presiones, las necesidades, pero sabemos y somo conscientes de que se trata de un problema sanitario. No es un problema político”, explicó.