La argentina que dirige la Organización Meteorológica Mundial fue distinguida por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Defendió el rol de la ciencia argentina y advirtió sobre el cambio climático: "Hay que abrazar urgente una transición justa para que nadie quede atrás".
Celeste Saulo, doctora en Ciencias de la Atmósfera y licenciada en Ciencias Meteorológicas, fue la encargada de abrir el Congreso Nacional del Agua y en ese marco recibió el título de Doctora Honoris Causa por parte de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Saulo estudió en la universidad pública, se integró al Conicet como investigadora, fue por años directora del Servicio Meteorológico Nacional y es actualmente secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, con sede en Ginebra. Es la primera mujer y la primera sudamericana en liderar ese organismo internacional.
“Siento que esta distinción que ustedes tan generosamente me otorgan no celebra una trayectoria personal. Honra a la educación pública, en la cual tuve el privilegio de formarme, a nuestras instituciones científicas y al trabajo colaborativo e integrado que permite hacer ciencia al servicio de la sociedad. Por todo eso me siento muy honrada”, dijo y fue aplaudida por un auditorio repleto, con las más de 1.400 personas que participaron del Conagua en el Gran Hotel Provincial.
Pero, además, la doctora señaló que este reconocimiento se genera en Mar del Plata, una ciudad “muy especial” a nivel personal. “Venir me trajo un montón de recuerdos hermosísimos. Pasamos muchos veranos acá, y recordé esa mezcla de rutina y asombro que retrataba Quino en Mafalda, con toda esa argentinidad que renace en cada reencuentro con Mar del Plata”.
Mar del Plata “tiene belleza, cultura, historia, tradición e innovación”, dijo y enseguida mencionó a la exploración de las profundidades marinas del Conicet que mantiene atento en cada transmisión a millones de argentinos: “Frente a estas costas, hay científicos y científicas argentinas y equipos internacionales que exploran el cañón submarino, una formación geológica única donde se han descubierto decenas de especies nuevas para la ciencia”.
“Gracias a la tecnología y las transmisiones en vivo, el mar se revela como un universo fascinante. Ese mar que conocí en la infancia, lleno de horas de balneario y de diversión, hoy lo vemos con nuevos ojos: los de la ciencia, los del descubrimiento, los del respeto por la biodiversidad”, dijo y recibió una nueva ronda de aplausos con el auditorio de pie en el salón “Las Américas” del Gran Hotel Provincial.
Pasión, visión y obsesión
Saulo contó que eligió estudiar meteorología a comienzos de los años 80, cuando esa carrera era socialmente poco reconocida. Recordó que le preguntaban por qué no estudiaba física o ingeniería, pero que eligió meteorología porque le resultaba “más atractiva”. Y hoy, con el camino recorrido, aseguró: “No me equivoqué”.
“Si tuviera que sintetizar qué me caracterizó a lo largo de los años, más allá de los logros y las oportunidades, diría que fue la pasión de hacer lo que a una le gusta, lo que elegí, lo que me intriga”, contó.
Su relato también incluyó los vaivenes de la ciencia argentina: “El Conicet llegó mucho más tarde para mí. Pasé por épocas de recortes, sin vacantes, cuando la ciencia no formaba parte de un proyecto de desarrollo nacional. Pero esa etapa la superamos. Mi oportunidad llegó en 2002”.
Emoción mediante, destacó y agradeció a quienes la acompañaron en todo este camino: “Mi esposo, mis hijos, Iván y Amalia, me bancaron en los viajes, las ausencias, las horas de trabajo… toda esa red amorosa que me sostuvo. Gracias a ellos me animé a cruzar esas vallas que a veces uno siente que no va a poder cruzar”.
A la secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) la “obsesiona” su área de estudio: “Como científica me dediqué al modelado numérico del tiempo. Quería mejorar la calidad de los pronósticos, estaba obsesionada con eso y trabajé desde distintas perspectivas para lograrlo”.
“Lo vi evolucionar muchísimo –agregó– Desde modelos muy simplificados que se ejecutaban en computadoras que hoy están en museos, hasta modelos complejos que hoy corren en supercomputadoras. Y ahora se están transformando en sistemas híbridos, combinándose con inteligencia artificial y generando un avance espectacular”.
Un cambio “urgente”
Saulo aprovechó su participación en el Congreso para pronunciar una advertencia: “El cambio climático ya no es un escenario del futuro. Está aquí, están las inundaciones, las sequías, los incendios, las tormentas devastadoras. Los sistemas de alerta temprana no son una mejora técnica, son una herramienta de cuidado”.
“Hay evidencia que ya en 1990 indicaba que las emisiones de gases de efecto invernadero estaban impactando el sistema. Pasaron 35 años y las acciones siguen siendo insuficientes, tanto para mitigar como para adaptarse”.
Enseguida, advirtió: “Es necesario acelerar la producción de conocimiento y achicar las brechas de acceso a la información. Varios colegas hoy abogan por el desarrollo colaborativo de modelos de tiempo y clima que permitan describir con precisión lo que puede suceder a escala global, regional y local. ¿Para qué? Para que puedan ser bienes públicos que sean utilizados para anticipar, planificar y adaptarse. No es una utopía, vamos hacia eso, estamos trabajando con sistemas que usan la Inteligencia Artificial para poder ayudar a los países con distintos niveles de desarrollo a usar estas tecnologías, pero para que esa revolución sea verdaderamente transformadora debe ser accesible debe ser confiable y debe estar centrada en las personas”, subrayó.
En la misma línea, dijo que “la ciencia sola no alcanza”, porque “la anticipación no se logra solo desde el saber científico, sino también desde el saber comunitario”.
“La acción climática también es acción ciudadana. Además de políticas públicas, necesitamos compromisos individuales y colectivos. Necesitamos cambiar hábitos. Cada gesto cuenta”, agregó.
Según Saulo, “vivimos una policrisis climática, energética, alimentaria, social y también geopolítica” y, en este contexto, “los países en desarrollo enfrentamos una doble injusticia: somos los más vulnerables al cambio climático y los que menos recursos tenemos para adaptarnos”.
En ese sentido, marcó que existe una gran desigualdad: “Mientras algunos planifican su transición verde con tecnología y financiamiento, otros apenas logran sostener sus sistemas básicos”.
Finalmente, la Doctora Saulo insistió en la necesidad de “una transición justa” en la que “nadie quede atrás”, pero de inmediato remarcó que “esa transición debe abrazarse de manera urgente” porque “de lo contrario, habrá otros factores que van a profundizar las desigualdades”.
Para afrontar el cambio, dijo, “Argentina tiene todo lo que hace falta: talento, instituciones y compromiso”.