Arte y Espectáculos

Se proyecta en Mar del Plata el documental de Juan Solanas, “Que sea ley”

Serán dos funciones el próximo miércoles: a las 17.10 en el cine del Paseo Aldrey y a las 19.20 en el cine Ambassador. El filme habla de las consecuencias de los abortos clandestinos, de la lucha por el aborto legal en la Argentina y del debate en torno al Proyecto de Ley de aborto Legal, Seguro y Gratuito.

La película documental de Juan Solanas, “Que sea ley”, se proyectará en Mar del Plata el miércoles 9, únicamente en dos horarios: a las 17.10 en el cine del Paseo Aldrey y a las 19.20 en el cine Ambassador.

El documental de Solanas, quien es hijo de Pino, acaba de ganar el premio “Otra Mirada” en el Festival de Cine de San Sebastián, otorgado por RTVE y recibido por la actriz Mercedes Morán en nombre del director.

También ovacionado en el Festivales de Cannes, el filme habla de las consecuencias de los abortos clandestinos, de la lucha por el aborto legal en la Argentina y del debate en torno al Proyecto de Ley de aborto Legal, Seguro y Gratuito.

En América latina, 300 millones de personas gestantes no tienen derecho a interrumpir su embarazo, deben hacerlo en la clandestinidad y, en ese intento, muere al menos una mujer cada día. “Que sea ley” cuenta la lucha por el aborto legal en la Argentina, donde mil mujeres abortan por día. Durante el 2018, cuando se presentó por séptima vez el Proyecto de Ley de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito se generó un debate sin precedentes que dividió y atravesó a toda la sociedad sin distinguir las clases sociales ni las pertenencias partidarias.

La película comienza con la media sanción de la Cámara de Diputados; sigue a través del relato de las y los protagonistas en un recorrido de 4000 kilómetros en automóvil, buscando cientos de testimonios y voces de mujeres que tienen en común esta lucha, y finaliza con el rechazo del Senado, aunque en lugar de un final es un nuevo comienzo.

Quienes se autodenominan “pro vida” han ganado una batalla, pero las mujeres argentinas no se rinden; su determinación inquebrantable y su lucha, llena de vida, muestran que los derechos se ganan en la calle.

Nacido en Buenos Aires, criado en París y residente hoy en Montevideo, Juan Solanas, que se dio a conocer con el multipremiado corto “El hombre sin cabeza” y luego realizó los largos de ficción “Nordeste” y “Al revés”, decidió la realización de este documental mirando la sesión de Diputados que dio media sanción a la norma, a partir de lo cual viajó a Buenos Aires con un equipo mínimo y sin presupuesto comenzó a rodar el filme.

“No soy especialista ni nada, mi propósito fue mostrar la realidad, aún cuando ésta sea subjetiva; quise hacer una película honesta para que la gente que está en una zona gris en relación con la legalización del aborto pueda verla, hacerse sus propias preguntas y extraer sus conclusiones”, contó Solanas.

“Los que abogamos por la legalización del aborto defendemos la vida, porque no queremos que se sigan muriendo pibas a causa de la clandestinidad, y cuando se dice ‘salvemos las dos vidas’, tenemos que tener en cuenta que las estadísticas mundiales te demuestran que cuando en un país se legaliza bajan las tasas de aborto, no el primero ni quizás el segundo año pero después indefectiblemente bajan, de modo que en los países en que se puede abortar legalmente se aborta menos y, en definitiva, se salvan más vidas”, aseguró el realizador, hijo del senador y cineasta Fernando “Pino” Solanas.

“Todo el Occidente que Argentina tiene como modelo países como Gran Bretaña, Francia, Suecia, tienen aborto legal; además de que la existencia de una ley que legalice el aborto no obliga a nadie para quien esto vaya en contra de sus creencias a practicarse un aborto”, agregó.

-¿Qué decisiones tomó cuando salió a filmar?

-Me hice mi pequeño dogma con varias premisas, una fue no bajar línea y entonces no elegir nada, obviamente que un realizador elije al editar la película, pero lo que quiero decir es que nunca pensé: ‘ahora hay que conseguir un testimonio de tal y cual’, sino que lo único que pedía era si alguien tenía un amigo, una amiga, un conocido, quien fuera, que quisiera contarme su historia. En los testimonios solo fui a filmar personas, un nombre y una historia. Al llegar no conocía a la persona, ni dónde vivía, llegaba hasta allí porque tenía el dato de que quería hablar. Llegaba solo, con la cámara y un equipo de luces que entrara en una valija, a los 15 minutos estaba filmando, a los 40 minutos me iba, no hacía preguntas.

-¿No había cosas que se repetían?

-Nunca dije: “Esto ya lo filmé” porque cada historia es diferente y el diablo está en los detalles, solo buscaba gente que había atravesado alguna situación en relación con un aborto porque en todo esto lo único que hay que entender es que la clandestinidad mata, olvidate de la buena o la mala praxis, en la mayoría de las historias había como un combo indigesto de pobreza, mucha desprotección y maltrato.

-Dice que filmó con un equipo mínimo

-Sí, absolutamente, ya había teorizado sobre las posibilidades que otorga la tecnología moderna y esta película me permitió ponerlo en práctica, porque yo vengo de la imagen y si no hay lenguaje y no hay imagen no me interesa, entonces armé un equipo que pudiera caver en una mochila con un trípode y que pudiera salir a la calle y filmar; cuando viajaba al interior para las entrevistas agregaba una valija de cabina de avión donde ponía un juego de luces. Creo que esta suerte de monoequipo me facilitó las cosas porque imaginate llegar a un lugar a hablar con una mujer que no conocés para que te cuente cosas muy dolorosas e íntimas y caerte con un sonidista, un técnico de luces, un camarógrafo y montar un set. Acá me gustó mucho el vértigo del instante y del presente, además esta urgencia del rodaje era armónica con la urgencia de que hay una mujer que se muere todas las semanas y varias por día en Latinoamérica por un aborto clandestino.

-¿Cómo vio el movimiento feminista en el marco de esta lucha?

-La militancia en la calle me voló la cabeza, me pareció luminosa, en Europa están los globalifóbicos, que hacen manifestaciones muy adrenalínicas, que se enfrentan a la policía, acá había sonrisas y era una fuerza muy diferente, bellísima, como el agua, una fuerza que no se puede parar. Otro elemento central del movimiento es que no hay jerarquías, es un movimiento transversal y horizontal, lo que denota una inmensa inteligencia en el país de la grieta y con un tema que es otra grieta.

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