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Arte y Espectáculos 4 de marzo de 2019

Se suicidó Keith Flint, cantante de The Prodigy

Era miembro fundador del grupo creado en 1990, que incursionó en la música electrónica desde una propuesta cercana al punk.

Keith Flint durante un concierto en el Festival Les Vieilles Charrues en Carhaix, Francia. Foto: EFE | Hugo Marie.

Keith Flint, cantante del grupo británico The Prodigy, se suicidó en su casa de la localidad inglesa de Dumnow, en Essex, confirmó su compañero de grupo Liam Howlett en un mensaje publicado en su cuenta de Instagram.

“Estoy conmocionado, cabreado, confuso y con el corazón roto”, escribió el músico al comentar la muerte del vocalista, cuyo cadáver fue hallado este lunes por la policía local.

Según publicaron varios diarios británicos, las fuerzas de seguridad acudieron a un llamado que advertía sobre algún tipo de movimiento extraño en la casa de Flint.

“Recibimos una llamada preocupada por el bienestar de un hombre en una dirección en Brook Hill a eso de las 8.10 de la mañana. Al llegar, tristemente, un hombre de 49 años fue declarado muerto. Sus familiares han sido informados”, dijo una fuente policial.

Una gran carrera

Fue de la mano de Howlett, allá por 1989, como empezó su dilatada carrera musical, en la que llegó a vender treinta millones de discos.

Los dos británicos se conocieron en una fiesta “rave” (del verbo inglés “to rave”, delirar, derivado a su vez del sustantivo francés “reve”, sueño), y eran conocidos por sus desenfrenos y música “underground”.

Ambos conectaron rápidamente al ver que compartían su gusto por la música electrónica “dura” y diferente.

Ese fue el germen de The Prodigy, donde durante los primeros seis años Flint, nacido al este de Londres en 1969, actuaba solo como bailarín.

Con el vocalista y rapero Maxim como tercera pata de la agrupación, 1996 supuso un antes y un después para una banda que hasta ese momento se había desenvuelto en la marginalidad.

Y fue gracias a la letra y voz de Flint con el single “Firestarter”, como el trío terminó de despegar y el bailarín paso a convertirse en su buque insignia.

La canción destronó de las listas de éxitos a “How Deep is Your Love” de “Take That” y vendió más de 600.000 copias en el Reino Unido.

La actuación de Flint en el vídeo musical del tema en blanco y negro era tan escalofriante que las televisiones acordaron no emitirlo antes de las nueve de la noche porque aterrorizaba a los niños.

Impulsado por el éxito de “Firestarter”, el tercer disco de The Prodigy, “Fat of the Land”, que incluía otras de sus canciones más icónicas “Breathe”, se colocó rápidamente en el número uno en Estados Unidos y en el Reino Unido, y vendió varios millones de copias en todo el mundo.

A pesar de su salto al mundo “mainstream”, su música no se vio nunca sometida a los caprichos de las modas musicales y se mantuvieron fieles a su estilo, inclasificable dentro de los géneros convencionales.

Con la única excepción de su disco debut en 1992, “Experience”, los siete álbumes de la banda, el último, “The Tourist” lanzado en noviembre de 2018, han alcanzado el número uno en las listas de éxitos británicas.

Un hito que los sitúa a la altura de figuras como Elton John, Paul McCartney, George Michael o Coldplay, todos ellos con siete álbumes números uno.

En una entrevista con el diario The Guardian en 2015, Flint lamentaba que en la música actual nadie se atrevía a ser “peligroso”.

Sus incendiarios conciertos pusieron de manifiesto que ellos sí se atrevían a salirse de lo establecido y con su fusión de tecno, breakbeat y house, dieron espectáculos que no pasaban desapercibidos.

Una actitud transgresora en la que también jugaron su papel las adicciones, de las que Flint fue esclavo confeso durante muchos años de su existencia.



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