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Arte y Espectáculos 10 de abril de 2018

Se viene “Suena Así”, un ciclo de música electroacústica

Serán cuatro encuentros de una hora, en el auditorio del MAR. El objetivo es difundir a los nuevos representantes y los máximos referentes del género, tanto del país como del exterior.

Elsa Justel, responsable del ciclo "Suena Así", de música electroacústica.

Tras el éxito del año pasado, este jueves, será el primer concierto del ciclo “Suena Así“, de difusión de música electroacústica en el Museo MAR.

Se trata de una iniciativa de la Fundación Destellos, creada por la marplatense Elsa Justel, referente de este género formada en Europa y con contacto con los principales referentes a nivel internacional.

Este ciclo, que se desarrollará los segundos jueves de cada mes hasta julio, tiene por objetivo mostrar el trabajo de jóvenes autores de nuestro país -algunos de ellos ganadores del concurso Destellos- y también exponer las obras de los autores más importantes de nuestro país y del exterior.

La música electroacústica académica es un género rupturista surgido luego de la segunda guerra mundial, es decir que tiene una importante historia, no obstante, es poco difundido.

Arte, ciencia y tecnología deben combinarse para dar forma a obras que juegan con distintos tipos de sonidos -tanto orgánicos como sintetizados- y, también con imágenes. Como resultado, cada obra es una experiencia sensorial distinta, que invita a reflexionar.

En el primer encuentro, este jueves a las 18, con entrada libre y gratuita hasta completar la capacidad de la sala, se mostrarán las obras “Clip” de Griselda Labbate; “A.M á deux” de Luis María Serra; “Monogamus” de Paul Husky; Débridement Gold” de David Arango Valencia; “Partículas mutantes” de Simón Pérez y “Skyline” de Andrew Lewis.

Las actividades continuarán el 10 de mayo, 14 de junio y 12 de julio.

Intercambio

Como se trata de un espacio que busca dar a conocer el género, cada encuentro, dedicará los minutos finales a mantener un intercambio con el público. Conocer sus opiniones, el impacto, contestar dudas, lo que contribuye a la formación del público. “Uno aprende, también, de cómo la gente percibe y se da un intercambio muy interesante”, indicó Justel.

“La materia está en varias universidades y conservatorios, pero los estudiantes se reciben y después no tienen dónde mostrar su trabajo, no hay espacios”, reconoció la referente, en una charla en la que fundamentó la necesidad de trabajar para cambiar esta situación. “Hasta ahora, tanto las obras en general, como las que participan del concurso Destellos, que se realiza todos los años, con un jurado internacional que va variando, se han mostrado más en el exterior que aquí, por eso es importante este espacio, al igual que el Dipem, el laboratorio que se encuentra en el Centro Cultural Recoleta, en el que también hemos realizado este tipo de conciertos” indicó la miembro de la Federación Argentina de Música Electroacústica (Farme).

“Generalmente, la música electroacústica no tiene intérpretes, puede exponerse en grabación. El caso ideal es que el compositor esté, pero no siempre es posible. De todas formas, desde Destellos tenemos un acuerdo con otros grupos, como Octandre, de Francia, del que soy miembro, y ellos tocan obras de Destellos y nosotros de ellos también”, comentó. Entre los esfuerzos de los distintos grupos para posicionar su música, vendrán durante el ciclo exponentes de Córdoba, Santa Fe, Rosario, Buenos Aires y Bahía Blanca.

En este primer encuentro “en el marco del objetivo de incluir alguna obra representativa del género a nivel mundial, se incluye -en el segundo encuentro- una obra de Annette Vande Gorne, pionera en Bélgica y en este primer encuentro, una obra de Luis María Serra, uno de los fundadores de la fundación, compositor de música para cine, famoso por ser el autor de la cortina musical de los almuerzos de Mirtha Legrand”, indicó Justel.

Nacimiento y cambios

La música electroacústica nació en la radio francesa en 1948. “Se llamó música concreta, esta ‘escuela francesa’ parte de sonidos grabados de cualquier objeto. Todo lo que suene se puede grabar. En esa época se grababa con cinta magnética, ahora se mete en la computadora, es distinto el proceso”, explicó. La otra escuela, la alemana, surgió en Colonia, unos años después. En un principio, la alemana usaba sonidos fabricados electrónicamente, lo que se llama sonido de síntesis, o sea, partían de osciladores y hacían su onda, mezclaban y el sonido era puramente electrónico. Ahora están casi unificadas”, indicó.

Tras aclarar que “no tiene nada que ver con lo que ahora se llama música electrónica”, explicó que su surgimiento tiene que ver con “un contexto postguerra, en el que el mundo estaba destruido, Europa lo estaba, y los artistas en general pensaban: ¿vamos a seguir sujetos a los mismos cánones que nos han llevado a esto? Tenemos que romper con esto. Por eso es un lenguaje diferente, en el cual hay una búsqueda a través del sonido de una expresión que sea interior, algo diferente”.

En cuanto a la composición de este tipo de música, era un trabajo muy complejo entonces y lo sigue siendo en la actualidad. “Es más complejo aún que en la música instrumental”, reconoció.

“Hay que conocer mucho de acústica, porque el sonido es un fenómeno físico que tiene sus características y conocer muy bien la tecnología, pero ésta no debe notarse en la obra. Hoy hay millones de programas, pero si se reconoce en la obra el programa. Para componer hay que pelearlo al programa, lograr sacar otra cosa. La tecnología hoy permite intervenir de muchas formas cada sonido, ver el espectro, sacar armónicos, sacar parciales, poner otros… y para eso hay que tener un conocimiento, de técnica y de música instrumental también porque sino estamos repitiéndonos, arriesgándonos a descubrir la pólvora dos veces por día”, aseveró.

Elsa Justel, que compone una o dos obras por año, asegura que se trata de un permanente proceso de aprendizaje e imaginación, que puede combinarse también con el audiovisual. “Es tan rico, que se pueden hacer muchas cosas, desde lo que llamamos música programática, como la música instrumental programática (poema sinfónico) basado en un texto o en un hecho, o paisaje, o en una circunstancia de la vida. Pero el sonido siempre es abstracto, entonces quien recibe puede ir por su propio camino, que puede ser diferente del del autor e interpretar otra cosa”.