CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Interés general 20 de julio de 2019

Segundos antes que en otras ciudades, acá el alunizaje se vivió entre calles desiertas

El rol que tuvo la Estación Terrena de Balcarce en la televisación de la proeza espacial, los periodistas enviados a Estados Unidos y cómo Mar del Plata se convirtió en un páramo durante aquel domingo de invierno.

La tapa del diario LA CAPITAL del 20 de julio de 1969.

No volaba una mosca. Ni en las calles ni en las rutas ni en la costa ni en las casas. Y las pocas personas que andaban sueltas estaban congregadas en torno a las vidrieras de los comercios que vendían muebles. Porque en ellos, también se vendían televisores. Aparatos con tubo, perillas y patitas.

Tras la caída del sol, el 20 de julio de 1969 fue una jornada más tranquila que un domingo de final de mundial entre Argentina y alguna otra potencia futbolera. Más calmo que un domingo frío de esos que regala Mar del Plata y que solo invitan a la frazada y a la sopa caliente.

“Ayer los canales marplatenses provocaron un extraño fenómeno: desde las 20,30 era sumamente difícil ver transeúntes. Todos habían preferido instalarse en sus domicilios para observar los detalles de la caminata espacial. La televisión había motivado el milagro que a las 20,30 de un domingo, el centro estuviera desierto”, contó un pequeño artículo publicado por LA CAPITAL.

Semejante páramo, semejante pasividad solo tenía un motivo: desde todo ese día y a la noche especialmente, Canal 8 de Mar del Plata prometía hacerse eco de lo que pasaba en el mundo, de lo que todos y todas hablaban desde hacía días: la llegada del hombre a la Luna, que se vería en vivo y en directo. Nada menos. Y las familias que gozaban del televisor propio en el living se reunían en torno al aparato. Otros, seguían lo que pasaba por la radio, medio que también difundió el acontecimiento.

Días antes, diversos avisos publicados por LA CAPITAL anunciaban la enorme hazaña. Canal 8 promocionaba el hecho que se convertiría en espectáculo, acaso uno de los primeros transformado en evento exclusivo de la TV.

“Una misión que habrá de extenderse hasta el trascendente instante del paseo lunar que continuará hasta el regreso de la nave Apolo 11”, decía el aviso de cuarto de página -entonces, este matutino era un diario sábana-.

Otros anuncios de ese canal, versaban: “A las 21,30 un programa extraordinario sobre la conquista de la Luna, notas, comentarios, reportajes a personalidades y el momento cumbre del vuelo de la Apolo 11, el descenso lunar de Armstrong y Aldrin transmitido a través de la estación Balcarce, vía satélite”.

Pruebas en Balcarce

Más allá del frenesí popular por la Luna, los astronautas y los viajes espaciales, aquella televisación significó un hito para las telecomunicaciones y, en concreto, supuso un avance en el desarrollo de la Estación Terrena de Balcarce, planta que se inauguró oficialmente unos meses después de la llegada del hombre a la Luna, durante ese mismo 1969.

“Por aquellos días la estación dependía de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel) y se encontraba en plena instalación. La inauguración oficial se produjo un tiempo después, el 20 de septiembre de ese mismo año, cuando a las 6.30 de Argentina se completó la primera llamada telefónica internacional a Santiago de Compostela, España, por vía satélite”, recordó Miguel Rosarno, creador del Museo de las Telecomunicaciones de Mar del Plata.

Doblemente histórica fue la televisación del alunizaje en esta región. Primero por lo que supuso en materia del avance espacial y luego porque puso al país a la altura de las telecomunicaciones de la época. La transmisión, siguió Rosarno, estuvo “inserta en las pruebas que la ENTel realizaba por esa época gracias al esfuerzo y dedicación de nuestros técnicos que permitieron recepcionar la señal satelital proveniente del Apolo”.

Estación Terrena Balcarce

“Aquellas imágenes recorrieron el mundo desde la Estación Parkes en Australia al satélite Intelsat III de Estados Unidos, en Houston, al Satélite Intelsat II de la Estación Terrena de Balcarce”, siguió el especialista.

Y agregó otro dato clave: “Mar del Plata fue la primera ciudad de Argentina que recibió la imagen por cuestión de segundos, ya que el enlace radio-eléctrico que emitió la Estación Terrena permitió su recepción en el edificio emblema de la ENTel en la avenida Colón 2550, de allí por cable coaxil a Buenos Aires, la que distribuyó a toda la Argentina y, por Radio Enlace, también a la Republica Oriental del Uruguay”.

Se estimó que, en Argentina, un número superior a los doce millones de personas vieron la transmisión desde la estación terrena, de acuerdo a los datos que brindó este mismo medio.

Ya las páginas de LA CAPITAL reflejaron, unos días antes, el detalle de la puesta a punto de la estación balcarceña. “Todo está listo para captar el trascendente paseo Lunar” fue el título del reportaje a Oscar Dietrich, interventor de ENTel e ingeniero en comunicaciones del Ejército. “Aquí se cumplirá el compromiso formal y público respecto de esta proeza espacial y, por qué no decirlo, proeza argentina al incorporar este avanzadísimo medio de comunicación. Habíamos prometido el alunizaje”, fueron sus declaraciones. Y en esa misma nota señaló que la transmisión iba a finalizar cuando terminara el paseo lunar.

Más tarde, también el cine se hizo eco de las imágenes completas de la llegada del hombre a su máximo satélite de la tierra. “Con el correr de los días, el cine capturó las imágenes del lanzamiento, la llegada a la Luna y el alunizaje fueron reflejado en los noticiosos cinematográficos”, acotó Rosarno.

Corresponsales

Este diario tuvo a su corresponsal en el Cabo Kennedy, en Estados Unidos. Juan Mario Duhalde -periodista de LA CAPITAL y de Primera Plana- realizó una cobertura periodística desde el mismo centro de los hechos.

El 21 de julio apareció en la página 5 un artículo titulado “El nuevo 12 de octubre”.

Crítico sobre el rol de Estados Unidos en el mapa del poder mundial, Duhalde escribió, no obstante: “¿Cómo describir ese fuego, esa lentitud, esa angustia? ¿Cómo explicar el calor y las vibraciones en el cuerpo y bajo los pies, junto con el miedo y la duda? Todo esto requiere de palabras nuevas para significar algo distinto. Siendo cierto que el hombre piensa por ellas, a ellas tendremos que llegar desde hoy, porque se ha entrado auténticamente en una nueva era”.

Y siguió: “Casi todos los argentinos, casi todos los latinoamericanos guardamos prevenciones, generalmente bien fundadas, contra el imperio del norte. Más claro aún, somos antiyanquis (…) Pero eso se olvidó, se superó, se dejó de lado ante la magnitud de la empresa que presenciábamos”.

LU6 Radio Atlántica también tuvo a su hombre en el centro de las operaciones espaciales: fue Roberto Orione, quien era el jefe del informativo de la radio y la voz autorizada para contar la asombrosa misión que estaba ocurriendo.

Queda aún de aquel viaje, una tarjeta firmada por los famosos astronautas que viste una de las paredes de la oficina del publicista Horacio Jofré. Entonces, Jofré tenía 13 años y todas las tardes se acercaba a la radio, donde trabajaba su papá. A la vuelta del viaje, Orione no dudó en regalarle la tarjeta al joven, no sin antes pedirle que la guarde, “mirá pibe que esto tiene un valor increíble”, le dijo. Y tenía razón.