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Opinión 17 de febrero de 2020

Selficiencia: Milena Bracciale

Milena Bracciale.

Como cada lunes, el Conicet Mar del Plata presenta Selficiencia, una propuesta para conocer a los científicos y científicas de nuestra ciudad en primera persona.

-¿Quién soy?
-Mi nombre es Milena Bracciale Escalada, tengo 37 años, soy becaria posdoctoral del CONICET y trabajo en el Centro de Letras Hispanoamericanas (CELEHIS), en la Facultad de Humanidades de la UNMdP, en el área de Literatura Argentina, donde soy ayudante graduada. Además, soy Profesora, Magíster y Doctora en Letras. Estoy casada y tengo una pequeña hija que se llama Catalina. Además, soy profesora de teatro y actriz y parte del grupo de investigación “Cultura y Política en la Argentina”, dirigido por la Dra. Mónica Bueno.

-¿Qué hago?
-Me dedico a investigar el teatro de nuestro país, en especial, su vinculación con contextos políticos argentinos específicos, por lo que observo la relación entre el arte y la historia argentina. Pienso en el teatro como un acontecimiento estético de construcción identitaria, donde se ponen en juego muchas cuestiones ideológicas, y se crean espacios de subjetividad alternativos. Trabajo en especial los textos dramáticos pero, dentro de lo posible, siempre en relación con su puesta en cuerpo, sobre todo, en el momento de su estreno, observando la coyuntura que propició la aparición de dicha pieza. En la actualidad, estoy trabajando con dramaturgas argentinas del siglo XIX, prácticamente ocultadas de las historias teatrales tradicionales y cuyos textos dramáticos carecen de análisis o estudios pormenorizados. Se trata de un mundo fascinante y desconocido, que evidencia que hubo mujeres dramaturgas en el siglo XIX argentino que, en todos los casos, utilizaron el teatro como un medio de difusión y polémica, cuestionaron el statu quo, denunciaron las inequidades sociales, lucharon por el acceso a la educación por parte de las mujeres, debatieron problemas de interés público y, por ende, participaron en la vida política argentina. Se trata, entonces, de escritoras pioneras que pueden ser leídas como claros antecedentes del feminismo, con todos sus matices.

selficiencia

-¿Por qué lo hago?
-Siempre hay un factor de curiosidad que despierta las primeras preguntas que derivan en la elección del objeto de investigación. En lo que respecta a mi último tema de trabajo, la coyuntura de los últimos años en relación con la descomunal eclosión de esta nueva ola feminista me hizo pensar en que, entre tantos autores estudiados, sólo había trabajado una mujer y, por otro lado, empecé a preguntarme quién había sido la primera dramaturga argentina. En esa dirección, los trabajos de Beatriz Seibel, entre otros, que mencionaban estas autoras fueron un punto de partida fundamental. Cuando hallé los textos y los leí, la sorpresa fue impresionante, en especial, con Rosa Guerra. El objetivo final tiene que ver con aportar conocimiento acerca del teatro nacional, encarado de manera tradicional desde un lugar más hegemónicamente masculino, para empezar a construir otras historias, en las que se reconozca y valore el trabajo de estas mujeres. También es un material fundamental para pensar los antecedentes del feminismo y el rol de pioneras de estas autoras. Soy una apasionada del teatro y siempre es una motivación seguir leyendo y pensando. Me interesa mucho mostrar cómo la literatura, y el arte en general, habla de lo que nos pasa y se relaciona de manera directa con nuestra identidad.

-¿Cuál es el impacto de mi trabajo para la sociedad?
-Lo hago porque considero que el arte y la ficción tienen mucho para decir acerca de nuestra historia y de nuestra sociedad. Pude poner a funcionar estos textos en seminarios o materias de grado, y hasta con estudiantes del secundario -en el marco de unos talleres de extensión y difusión del CELEHIS en escuelas públicas-, y el impacto es impresionante. Se sorprenden muchísimo de lo que estas mujeres escribían y cómo lo hacían, de las cosas que reclamaban, de sus protestas. Entonces, develar, exhumar, si se quiere, estos textos que han estado silenciados durante tanto tiempo, permite hacernos una visión más completa y ecuánime del desenvolvimiento de nuestra historia socio-política y de la historia de nuestra literatura y nuestro teatro, así como también de la historia de las mujeres. Estas obras pueden convertirse en nuevos materiales de estudio para la educación media y universitaria, y su difusión puede, incluso, por qué no, motivar nuevas puestas en escena.

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