Como en un trance. Como si las letras bajaran a fuerza de inspiración o de magia o fueran el resultado de alguna desconocida conexión. Leo Poletto escribió, a la vuelta de una gira con “Cabrío”, entre “siete y ocho letras” que serían la columna vertebral de su nuevo proyecto musical: “Leo Poletto Band”. Con esas canciones revestidas de música, pulidas y ya apoderadas de un sonido más actual, el artista armó “La roca”, el disco debut de su nuevo grupo que, a modo de avance, se presentará este viernes a las 22 en Teatriz (Diagonal Pueyrredon y Bolívar).

No es cualquier disco, avisa Poletto, quien se hizo conocido en la escena musical marplatense a partir de “Corderos”, banda de la década del ´90, y más tarde con “Cabrío” y que atesora una rica experiencia en el campo de la producción artística. Es un material que, al menos, viene a saldar dos deudas pendientes en su vida artística: las ganas de que su música tuviera un registro electrónico, por un lado, y la necesidad de parir un disco conceptual, por el otro.

“Me gustan mucho las máquinas”, dice a LA CAPITAL. Y sigue: “No había podido incluirlas en mis dos bandas anteriores y lo pudimos hacer ahora, las disparamos en vivo ya que la banda, de todas formas, es un trío de rock: bajo, batería y guitarra”. Además de su voz, lo acompañan Catriel Iaconianni en guitarra, Gonzalo Arecha en bajo y Agustín Delgado en batería.

“Las disparamos a través de una computadora, están previamente secuenciadas, eso le da a la música un toque más moderno, con timbres que no lograrías hacer con otros instrumentos”, agrega.

“La roca” verá la luz el mes que viene, dentro de una caja similar a la que contenían los viejos vinilos. Para ir calentando motores, el músico adelantó que este viernes presentará en el show las canciones por su orden de aparición en el CD. Y no faltarán amigos y conocidos periodistas televisivos en el lanzamiento de cada tema (Ver recuadro).

– ¿Cómo suena “Leo Poletto Band”?

– Yo digo que hay más aire, es decir, hay menos capas de información, por otro lado hay secuencias, o sintetizadores, lo que lleva a que suene con otros timbres, quizá un poco más moderno, más actual.

– Desde cierto palo del rock más convencional hay perjuicios con lo electrónico. ¿Los tuviste?

– Yo creo que como complemento es fantástico porque la máquina puede dar esa exactitud (a la música) para encima hacer algo más orgánico. A mí me gustan mucho las bandas que usan máquinas, creo que mi banda favorita es Depeche Mode, no tengo prejuicios por ese lado. Creo que el rock uno lo tiene que ver de una manera distinta a como se lo veía cuarenta años atrás, que es un rock referente de una época. Pero la música continúa, uno no puede seguir aferrado a esas ideas.

– Lo viejo de Depeche Mode no suena a viejo…

– Sí, totalmente, además creo que la profundidad de las letras lleva a que la banda fuera algo más que una banda pop o pop rock o tecno o electrónica, va más allá de cualquier encasillamiento. Me parece una banda fantástica, es un referente. Me hubiera gustado hacer alguna canción en el show, pero la quiero cantar en castellano y a veces es muy difícil adaptar la letra, no sólo traducirla sino hacerla entrar en esa melodía. Depeche Mode es un gran referente para mí, hay que parar la oreja por la profundidad de composición. Además, sigue haciendo material nuevo, vemos muchas bandas de los ’80 o ’90 que vienen de gira con revival, hacen los grandes hits y no sacan un disco tal vez desde hace quince años. Y en el caso de ellos no es así, en absoluto.

– Lo tecnológico ya se abrió como un sendero para las bandas.

– Como todo en lo artístico hay modas, que son cíclicas. Y está buenísimo porque aún volviendo a hacer algo que ya se hizo se hace con una vuelta de tuerca y en este momento nos toca un tipo de música actual, que conocemos bastante bien y hay que aprovecharlo también.

– ¿Cómo nació “La roca”?

– Estábamos haciendo una gira con “Cabrío” hace unos años y pasamos por uno de esos pueblitos olvidados y encontramos un lugar, un bar, en el que empezaron a suceder personajes e historias y a la vuelta de la gira, ya en la camioneta, me puse a componer lo que serían prácticamente todas las letras del disco. Después le agregué música. Y cuando llegamos a Mar del Plata yo tenía entre siete y ocho letras compuestas.

– ¿Cómo explicás ese arranque de escritura repentino?

– Fue la única vez que me pasó… mirá que tengo escenarios y giras y bares encima, pero fue la única vez que pude ver de otra manera. Pude ver el bar de otra manera, involucrarme más, charlar con la gente, ver las historias más de cerca, los personajes, quizá su dolor, su risa, qué los lleva a ir cada noche ahí. Fue una inspiración, algo inesperado y lo quise aprovechar. Y todo esto resultó en que les pasé las canciones a los músicos, como suelo hacer, con una guitarra. Y entre todos armamos el arreglo de cada canción. Por eso este proyecto se llama “Leo Poletto Band”, porque la banda es superimportante, cada músico está superexperimentado y le dieron su toque y su profesionalismo al disco.

– Como productor artístico, ¿qué opinión tenés sobre la escena musical de Mar del Plata? Teniendo en cuenta que cerró Gap este fin de semana.

– Artísticamente creo que Mar del Plata es muy rica, por mi laburo como productor artístico, estoy escuchando música todo el tiempo. Soy docente de producción musical en un instituto de acá y todo el tiempo me llegan trabajos de bandas de los alumnos. Hay artistas superamplios y con una gran calidad, sería justo para Mar del Plata que hubiera más lugares para exponer lo que uno hace y en este caso con arreglos menos leoninos de los que se están haciendo.

– ¿Te referís a las condiciones que las salas imponen a los músicos?

– Sí, uno al hacer un negocio sabe que ese negocio puede fallar o puede no tener todas las ganancias. Pero me parece injusto que ese diferencial se lo pongan al músico que no es socio. Aunque claro que hay lugares que son más amables. Creo que se podrían hacer de otra manera las cosas.

– Con una calidad tan buena de artistas consagrados y emergentes, ¿por qué no explota la escena musical local?

– Tenemos reparo en considerarnos marplatenses, a veces nos da vergüenza nombrarnos marplatenses pero creo que si lográramos mostrar nuestra identidad con nuestras virtudes y falencias podría armarse un movimiento un poco más amplio y reconocible, como pude ser lo que pasa en Córdoba, Rosario o en Santiago del Estero en otro género. Creo que nos falta sacarnos la vergüenza, porque hay grandes talentos y es superimportante que uno tenga más confianza y que salga al ruedo y que muestre lo que uno está haciendo.