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Opinión 17 de febrero de 2022

Síndrome de Asperger: acompañar desde el amor y la empatía

Por Andrea Abadi (*)

 

El síndrome de Asperger es una condición del neurodesarrollo donde las personas que lo presentan tienen ciertas dificultades en la interacción y comunicación social. Asimismo, presentan complicaciones en sus conductas e intereses, ya que tienden a ser rígidos y repetitivos, lo que implica que las personas que presentan esta condición cuentan con mayores desafíos en la vida cotidiana. Esto deriva en dificultades para poder establecer vínculos sociales y/o sostenerlos en el tiempo, reciprocidad en las interacciones con otros , menor contacto visual y dificultades en la expresión de emociones, entre otras.

Una de las principales características, como se mencionó anteriormente, es su rigidez, que se expresa a través de intenso apego a rutinas y a aspectos familiares conocidos, siendo complicado realizar actividades novedosas o cambiar de planes sobre la marcha como muchas veces la cotidianeidad impone. De manera distinta a la población neurotípica, hay individuos con Síndrome de Asperger que son sumamente eruditos en cuestiones de física o matemáticas y sin embargo, al viajar en colectivo, si éste cambia de recorrido, no pueden orientarse para llegar al lugar deseado.

Cuando diagnosticamos un caso de Asperger en INECO, no solo ponemos foco en el paciente que vamos a acompañar sino también en su familia. Ocurre ya hace varios años que los especialistas empezamos a reconocer la importancia del entorno de aquellos que conviven con Asperger. Esto se debe a que los afectos, las familias, padres, abuelos y hermanos, cumplen un rol fundamental en el desarrollo para ayudar en la adaptación del mismo. Es en ese sentido, las redes de apoyo y la contención son claves a la hora de proteger y entender a estos pacientes.

En la misma línea, entendemos que cuanto más podamos conocer del tema y más comprendamos como sociedad los desafíos a los que se enfrentan, mejor vamos a poder tratarlos y darles la contención que necesitan estos niños, adolescentes e incluso adultos. Por ende, el trastorno de Asperger tiene que poder tener un diagnóstico acelerado en aquellos niños que nos consultan porque les cuesta la comprensión de vínculos sociales, porque no saben cómo “hacer amigos” o porque tienen algún tipo de característica atípica a nivel sensorial, siempre con lenguaje verbal conservado, que es muy distinto a decir que se comunican, en estos individuos el lenguaje verbal está al servicio de transmitir sus necesidades o comunicar alguna idea de manera acotada.

A su vez, muchos padres y madres de personas con esta condición -que son quienes más acompañan a estos individuos suelen atravesar altos grados de cansancio y estrés. Dado que el apoyo familiar para los niños y niñas con Asperger en la cotidianeidad es primordial, ser familiar de una persona con esta condición es una tarea que exige mucho esfuerzo.

Contar con las herramientas necesarias resulta fundamental para brindar un acompañamiento adecuado, como también lo es, que el círculo cercano pueda acompañar desde el amor, la comprensión y la empatía.

(*) Psiquiatra infanto-juvenil, directora del Departamento Infanto Juvenil de INECO (Instituto de Neurología Cognitiva)