CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Arte y Espectáculos 5 de febrero de 2022

Soledad Silveyra: “No quiero que mis nietos se vayan cuando cumplan 20 años”

Recuerda el personaje de La Yoli en "Made in Lanús", una obra que estrenó hace veinte años en Mar del Plata. Como entonces, los eternos dilemas de la Argentina siguen preocupando a esta actriz sensible y lúcida que, además, transita otro aniversario: los cincuenta años de la aparición de "Rolando Rivas, taxista".

"Siempre dan ganas de explorar nuevos lenguajes, siempre el hecho de encarar cosas diferentes es lindo", reconoce la actriz.

A veces se dice: “No quiero informarme más”. Pero no puede. “Soy una mina a la que le encanta la política, aunque me tiene tirada en el piso. No puedo dejar de informarme, me apasiona”, asegura Soledad Silveyra, la actriz de “Dos locas de remate” (Teatro Mar del Plata), una de las obras que, recientemente, recibió más nominaciones a los premios Estrella de Mar.

Junto a Verónica Llinás, Silveyra encontró la manera de hacer creíble una historia de dos hermanas que viven un delirio. “Fue un trabajo arduo para las dos, y bueno, cuando transpirás mucho la camiseta y te lo reconocen y te ponen una seca… está buenísimo”, asegura en relación con las nominaciones recibidas.

Mujer de los 70, lúcida y sensible, a Solita el país nunca le pasa por arriba, ni por el costado. Se emociona cuando recuerda que hace veinte años fue parte del elenco de “Made in Lanús”, un espectáculo que se estrenó el 19 de diciembre de 2001, mientras los argentinos copaban las calles, el corralito se hacía realidad y empezaba la violencia social.

“Me emociono”, declara y la voz se le ahueca a esta actriz versátil, que este verano se atrevió a encarar un espectáculo de humor diferente. “Made in Lanús fue glorioso. Esa obra la fuimos a hacer a Madrid y a Barcelona… En la función de ayer (por el martes pasado), la gente se acercó al proscenio y nos decía ‘Bravo, gracias’. Y yo me acordé tanto de Madrid y de Barcelona. Los pibes que se habían ido en el 2001 venían a vernos y nos decían ‘Nos volvemos, nos volvemos’. Y te agarra la argentinidad al palo…”, describe y sigue con la voz intervenida por la emoción.

Para Solita, “La Yoli” -aquel personaje memorable que interpretó en la obra escrita por Nelly Fernández Tiscorni y que entonces dirigió Manuel González Gil- y “El Negro” -rol que llevó adelante Hugo Arana- fueron “maravillosos” y significaron “un enorme aprendizaje”.

“Debutamos un 19 de diciembre con la gente en las calles. Y el teatro (Provincial, de Mar del Plata) se llenó toda la temporada, con todo lo que estaba pasando. La genialidad fue de Manuel González Gil que hizo la adaptación y habló del exilio económico”.

Es que en la obra original, que incluso se llevó al cine como “Made in Argentina”, los personajes estaban atravesados por el exilio político que se vivió durante la última dictadura militar. En la versión de 2002, la obra se metió con un tema que azotaba a la nueva generación de esos años: dejar el país porque la Argentina no aseguraba una vida económicamente perdurable.

– Si bien este momento no se parece en nada a 2002, la Argentina sigue siendo un dilema a resolver. ¿Qué mirada tenés sobre el presente?

– Estoy muy preocupada por los compatriotas, muy preocupada. Es muy difícil nuestra situación, es muy difícil ser equitativos, que es lo que deberíamos ser. Tenemos un 42 por ciento de pobreza y hay que ordenar ahí, por el lado de la educación. Hay que tomar conciencia de la cultura del trabajo, ver de qué manera se pueden bajar los planes a cambio de trabajo. Creo que esto es fundamental porque si no, no vamos a poder achicar el déficit, más allá de que se pongan más impuestos y de que los que tengamos más paguemos más por el gas… pero se viene un año con las tarifas preocupantes, incluso para uno.

solita-1

– ¿El de la pobreza te parece un tema clave?

– La pobreza duele. Hay que resolver eso, les pido a los políticos que dejen de insultarse, que no pierdan tiempo en insultos, sino que realmente hagan una construcción, acá necesitamos construir. Y se necesita una construcción de los ciudadanos, que nos comprometamos a ver qué hacemos. Y, bueno, unos van a tener que pagar más pero tampoco podemos tirar a los pobres a la calle, es una situación muy difícil. Pido fundamentalmente (a la clase política) que tenga conciencia de la situación que estamos viviendo y que lleguemos a acuerdos, por más que digan que son dos proyectos de país diferentes, pero bueno, señores, pónganse de acuerdo. Hay una enorme cantidad de planes que habría que canjearlos por trabajo. A los jóvenes hay que prepararlos, hay que hacer algo urgente, no se puede perder más tiempo, no tenemos derecho. Y el compromiso ciudadano es muy importante: armar ateneos, armar propuestas ciudadanas para ver de qué manera se puede arreglar esto, que no se arregla desde hace cincuenta años, y cada vez hay más pobreza. No quiero que mis nietos se vayan cuando cumplan 20 años, quiero que tengan a sus familias acá. Y veo que los chicos con educación tienen una diferencia y unas posibilidades tan abismales a los pibes que no la tienen… Yo sigo mucho al primer ministro de Portugal, António Costa. Si bien los portugueses tuvieron años duros, pudieron equiparar.

– “Dos locas de remate” es una de las obras más nominadas a los premios Estrella de Mar. ¿Cómo vivís este reconocimiento?

– Con mucha alegría porque la verdad es que trabajamos duro. La gente nos responde maravillosamente bien. Lo vivo con mucha alegría porque sentimos que se reconoce algo que nos costó muchísimo trabajo.

– ¿Por qué costó tanto trabajo?

– Porque es una obra absolutamente delirante y para nosotras nuestra búsqueda mayor junto a González Gil (el director) fue que sea verosímil, que ese delirio tan enorme sea verosímil. Para los que nos leen, verosímil es cuando la gente dice ‘¡Ay, parece de verdad!’. Es cuando la gente lo cree. No hacemos la obra de afuera, la hacemos de adentro. Entonces, es un trabajo arduo para las dos. Y, bueno, cuando transpirás mucho la camiseta y te lo reconocen y te ponen una seca está buenísimo.

– Además, vos venís de un palo diferente al de Verónica Llinás…

– Claro, yo no soy humorista; Vero es una actriz extraordinaria, también dramática quiero decir. Y tiene ese don maravilloso de la risa, y yo tuve que trabajar muchísimo y estoy muy feliz. Esta obra significó un gran desafío porque no es un género que yo esté muy acostumbrada, esta cosa más exacerbada que hacemos con Vero que tiene que ver más con su humor que con el mío. Entonces fue seguirla, tratar de ir a la par, de trabajar los egos, así que desde el punto de vista humano y profesional fue una muy buena experiencia.

– ¿Probaste tu versatilidad?

– Sí, para mí sí. Y se ven dos hermanas creíbles que son lo mejor que nos puede pasar a los dos. Siempre dan ganas de explorar nuevos lenguajes, siempre el hecho de encarar cosas diferentes es lindo, y lo he hecho, por ejemplo, encarando la conducción también, cuando hice Gran Hermano o Showmatch. Son distintos lenguajes, nada comparado al teatro, pero son distintos lenguajes que uno también aprende a manejar y eso me encanta.




“La gente me hace tener presente a Rolando Rivas”

“Es la vida de una…”, desliza cuando rememora que en este 2022 se cumple medio siglo de la aparición de la novela “Rolando Rivas, taxista”, exitosísimo ciclo que protagonizó por Canal 13 junto a Claudio García Satur.

“El 7 de marzo salió el primer capítulo. Me emociono por haber recorrido toda esa historia”, dice y admite que parte de esa emoción tiene que ver con que cumple en pocos días (el 13 de febrero) 70 años.

Afirma que tiene fresca toda la historia, en la cual le puso el cuerpo a la colegiala Mónica Helguera Paz, dueña de una gran fortuna en la ficción. “La tengo tan presente y la gente me hace tener muy presente (al ciclo). Yo soy muy tachera, tomo mucho taxi. Me subo con barbijo y anteojos, pero me reconocen por la voz. Me dicen ‘Solita’ y eso me mantiene vivo a Rolando todos los días de mi vida”.

roly

Reconoce que se ve en las fotos de la época y dice “Guau, qué linda piba era”, aunque cuenta que pocas cosas la unen a aquel personaje. “Mónica no tenía mucho que ver conmigo. Yo nunca fui una chica paqueta, habiéndolo podido ser. En mi casa no me dejaban decir ‘rojo’, había que decir ‘colorado’…”, ejemplifica.

También recuerda las peleas con Alberto Migré, el guionista de la tira. “El me quería vestir con traje sastre y una flor en el ojal, y yo le decía que eso era de vieja, que ‘las chicas bien’ no nos poníamos eso, nos poníamos un jean y una remera”. Aunque en ese tiempo se describía como “chica bien”, dice que pensaba de otra manera a su personaje.

“Conozco muy bien esa cultura, porque soy de San Isidro. Si bien ella vivía en Barrio Parque, conozco esa cultura y me he desprendido de esa cultura. Fui una cheta en un momento determinado, pero después ya no, nunca me la creí”.

– ¿Se viene alguna celebración por los cincuenta años?

– No la tendríamos que hacer nosotros. Yo lo llamé a Adrián (Suar) y le conté, porque como es Canal 13… Sería bueno que le hagan un homenaje a Rolando Rivas. Quisiera un gran homenaje a Claudio García Satur porque se lo merece, todos nos los merecemos pero creo que Claudio ha hecho un trabajo maravilloso con ese Rolando. Fuimos una pareja hermosísima. Quisiera que él esté muy feliz, yo hablo mucho con él.