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“Soy feliz en Alvarado, pero hoy necesito estar con mi familia”

El DT se reúne este miércoles con el presidente Wenceslao Méndez y definirá su futuro en las próximas horas. "Aunque dirigir la B Nacional sea una gran oportunidad, mi prioridad pasa por otro lado", afirmó. Está más cerca de irse que de continuar.

por Sebastián Arana

@sebarana71

 

Mauricio Giganti, el entrenador de este esperado ascenso de Alvarado a la Primera B Nacional, admitió que su ciclo al frente del equipo marplatense podría cerrarse en las próximas horas.

“Tendré una reunión con Wenchi Méndez. Y volveré a hablar con mi mujer y mis hijos. Pero, aunque dirigir la B Nacional sea una gran oportunidad para mí, hoy mi prioridad pasa por otro lado. En estos dos años y pico estuve muy cómodo acá y me dieron todas las herramientas. Soy feliz en Alvarado, pero hoy necesito estar con mi familia. Yo soy familiero y los últimos meses han sido muy difíciles para mí. Mi mujer hizo el bolsito y me acompañó a Costa Rica, a Chile, a Vietnam…Siempre estuvo dispuesta a seguirme en esta vida de gitano. Lo único que quiero es que ella esté bien. Estoy tranquilo conmigo mismo porque le dí lo mejor al club, pero mi corazón me manda a estar en La Pampa con mi familia”, le dijo a LA CAPITAL en una charla que repasó distintos aspectos del ascenso logrado el último domingo.

-¿Fue el primer ascenso?

-No, el segundo. Casualmente, a diez años del único. Yo jugué cuatro años como extranjero en Vietman y fui capitán del equipo. Cuando regresé al país a realizar el curso de técnico, el presidente me dijo que cuando recibiera volviera para dirigir al equipo, que confiaba en mí. Regresé, tuve que revalidar el título ante la Federación de ese país y ascendimos en el 2009. Tengo un gran recuerdo de Vietnam, todavía sigo en contacto con ellos. No hace mucho me mandaron un pasaje de avión para que asista a un festejo.

-¿Y cómo viviste este ascenso logrado con Alvarado?

-Intensamente, como yo vivo el fútbol. Creo que es el fruto de dos años de trabajo. En el primer año construímos las bases de este Alvarado. Formamos un equipo competitivo, muy regular, sin sobresaltos y coronamos bien el año. Fue una alegría inmensa para nosotros. A mí me pone muy feliz la felicidad de los demás y disfruté con la de mis jugadores. Lo de Estudiantes de Río Cuarto fue un golpe duro porque no nos dejaba margen para el error. Pero, a partir del cruce con Sol de Mayo, el equipo tuvo otra prestancia. La idea estaba muy plasmada, a rajatabla, muy sólida. En la Reválida conseguimos tres resultados muy buenos como visitantes, sabiendo que de locales teníamos las de ganar.

-¿Por qué?

-Siempre tuve en cuenta las características del “Minella” a la hora de planificar los partidos. Busqué conseguir un equipo que recuperara alto, versátil, rápido y explosivo. Una cancha como la de estadio era ideal para nosotros. En canchas más chicas, como por ejemplo la de Sansinena, tuvimos más problemas, no nos sentimos tan cómodos. Pese a que perdimos, en el partido con Sarmiento de Resistencia, que era un muy buen equipo, me di cuenta de que estábamos para ascender.

-¿Que Deportivo Madryn haya eliminado a Sarmiento fue un alivio?

-Sin dudas, nos alivianó la disputa. Yo estaba preocupado por la acumulación de partidos y viajes. De todos los equipos, el que menos recorrido tuvo que hacer fue Estudiantes de Río Cuarto. Los demás llegábamos más exigidos al final del torneo. De todos modos, Deportivo Madryn sacó de carrera a varios equipos importantes, que incluso se habían armado con pretensiones de pelear el ascenso. No hay que olvidar que dejaron afuera a Villa Mitre de Bahía Blanca, Sarmiento y Chaco For Ever, todos en desventaja. Pero le ganamos muy bien. Le metimos cuatro goles en cincuenta minutos y después aflojamos para cuidar a los jugadores.

-Sostenés que el equipo se construyó desde el año anterior. El bloque defensivo que habías logrado con Rago, la dupla Paulucci-Gastón Martínez y Palisi era muy sólido. ¿Era una de las cosas que más te preocupaba?

-Sin dudas. El equipo funcionó bien en ese apartado, pero no fue fácil. Nunca es fácil equilibrar una formación con poca contención, con jugadores versátiles, explosivos, que buscan permanentemente rutas ofensivas. Por suerte, encontramos esa regularidad en el último semestre. El equipo defendió bien en los momentos culminantes de la campaña. Yo soy de hablar poco con los jugadores, pero preciso. Necesitábamos fortalecer ese aspecto. Teniendo en cuenta que el equipo busca mucho el ataque, es un mérito que nos hayan hecho goles nada más que en el 40% de los partidos.

-Un mediocampista como Roberto Bochi, que pisa muy poco los últimos cuarenta metros de la cancha, es muy importante para ese esquema, ¿no?

-Sí, claro. Antes los centrales de mis equipos me han puteado mucho porque los agarraban seguido mano a mano. Volantes como Bochi o Stefanatto me dan la posibilidad de equilibrar siempre. Todos mis equipos han jugado igual, sosteniendo uno de los dos laterales en ataque, nunca los dos juntos. Trabajamos mucho con relevos y coberturas. Y también en función de las características del rival, que siempre insinúa algunas rutas más que otras.

-¿La incorporación de Herner fue clave?

-Sí, marcó un antes y un después en la defensa. También fue importante Quiles, que no inició, pero siempre trabajó para estar. Y terminó convirtiendo goles importantes. Tuvimos muchos goles de defensores y también de pelota parada.

-¿Planificás mucho en función del rival?

-Muchísimo. Nuestro equipo puede jugar a varias cosas según las circunstancias de cada partido. A veces podíamos jugar posesión. Teníamos también la capacidad de, por momentos, jugar transiciones rápidas. Y podíamos replegarnos para aprovechar la velocidad y la explosión de jugadores como Molina, Depetris, Bonetto o Gentile. Analizamos mucho los partidos de los demás equipos con el objetivo de darle a los jugadores herramientas para que supieran con qué se iban a encontrar. Es la mejor manera de trabajar sin perder de vista lo propio. Cuando van al juego, encuentran todo lo que le ofrecemos en los videos y lo que preparamos en los entrenamientos de campo.

-Cuando no había goles de los delanteros, ¿pensaste en que se podía repetir la película del torneo anterior?

-Me puse a pensar en qué hacíamos mal para que no conviertan. Pero tampoco me preocupaba porque lo hicieron casi todos. Incluso, aumentamos mucho la cantidad de goles de pelota parada, un tema que me preocupaba, incluso hicimos una práctica conjunta con Leo Gutiérrez y Peñarol para sacar algunas cositas de cortinas y demás. Adoptamos métodos que nos podían ayudar. Los programas de software nos aportaron mucha información. Y con Emiliano trabajamos en focalizar la situación, qué movimientos corregir, de cuáles sacar provecho…El se sacrificó mucho para que convirtieran los volantes que jugaban por detrás suyo. A Depetris, por ejemplo, le encontramos la posición y, sin una referencia fija de ataque, lastimó mucho apareciendo por el medio. Que Emiliano López haya convertido el gol del ascenso fue una alegría muy grande para todos.

-¿Te hubiera gustado otro tipo de final?

-Sí, porque soy un apasionado del fútbol. Merecíamos que termine el partido, no esta sentada. Yo creo que las instituciones se tienen que quejar en los ámbitos correspondientes: en la AFA, en el Consejo Federal. Es una pena por las sanciones que le pueden caber a una institución joven. De todos modos, no empaña nuestra campaña. Estuvimos peleándola treinta y dos fechas. Es difícil opinar de este tema. Creo que no fue en contra de Alvarado. A veces en este torneo nos sentimos perjudicados y en otras protegido. Yo me volví devastado de Río Cuarto después de perder con Estudiantes, pero bajé un mensaje súper claro, no perdimos jugadores, bajamos la cabeza y trabajamos. Sinceramente, creo que los muchachos de San Jorge vinieron mal predispuestos por todas las suspicacias que rodean a este torneo. Los vi muy irritados, a los cinco minutos ya protestaban de manera muy agresiva.

-Te quedes o no, ¿qué le agregarías al equipo para jugar la B Nacional?

-Es un salto muy grande. Más que agregarle algo al equipo, pensaría en la institución. Me gustaría dejar un mensaje. Alvarado jugó muchos años en el Argentino B, se aplomó en el Federal A, ahora necesita jerarquizarte en otros ámbitos. Mejorar las canchas, la sala audiovisual, la logística…Todos necesitamos mejorar para hacer algo competitivo, hay que prepararse bien. Pero, si el club lo desea, tiene potencial para afrontar un camino tranquilo. De todos modos, lo mejor que tiene es su gente. Ver la cantidad de gente que había el otro día en la cancha fue increíble. Alvarado es un gigante que se despertó.

 

“Aprendimos mucho con él”

 

“Cuando vino, Pablo Mirón dijo que venía por la gloria, no por la plata. Fue un gran acierto suyo haberlo traído y también acertó Wenchi Méndez cuando le renovó”, sostiene hoy Osvaldo Nartallo, el segundo asistente de Mauricio Giganti y el entrenador de la local.

“No se da todos los días que un entrenador de afuera se abra a formar su cuerpo técnico con entrenadores locales. El lo hizo y armó un grupo de trabajo muy bueno. Así como sabe todos de los rivales, sabía todo de nosotros cuando nos presentaron los dirigentes. A mí de dijo que había jugado en San Lorenzo, en Turquía, tenía mi ficha completa. Está en todos los detalles”, revela Nartallo.

“Fue cómico cuando lo presentaron con Aldo Suárez, que fue el entrenador de arqueros durante el primer año. Cuando él dirigía Ferro, tuvieron acá un encontronazo en la manga. ‘Todavía me acuerdo de la patada que me tiraste’, le dijo. Pero lo sumó sin problemas y pasamos un año bárbaro”, recordó.

“Involucra a todos. Antes de empezar la primera fase de los torneos nos da tres o cuatro equipos a cada uno y nos pedía la formación de cada uno de los últimos diez partidos, los cambios, los videos, cómo juegan y después cotejaba todo con sus propios informes. Así llegaba a la semana previa a cada partido con el detalle de todos nuestros rivales”, amplía “Narta”.

“Es abierto y humilde. A mí me preguntaba si me dificultaba mis prácticas cederle un par de jugadores. Y lo hacía con un par de días de anticipación para no interferir. Aprendimos mucho con él. Cuando fue a dar una charla a la Escuela de Técnicos les dijo: ‘Vengo a interactuar’. Siempre busca el intercambio. Tiene todo claro, pero pregunta, escucha y si le fundamentas tu idea no tiene problemas en tomarla”, destaca.

“Tiene muy buenos sentimientos, muchos valores. Todos los viernes en el predio hacemos un asado con todos los entrenadores del club. Venía siempre. A veces hasta nos cocinó. Escuchaba, explicaba, compartía sus materiales. Un crack”, finalizó Nartallo.

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