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Arte y Espectáculos 12 de febrero de 2018

“Soy un alma rebelde, un músico libre”

En una entrevista exclusiva, Benjamin Biolay habló de su fascinación por la Argentina. Su trabajo con músicos locales, la libertad a la hora de hacer música.

Benjamin Biolay charló en exclusiva con LA CAPITAL.

“Soy un alma rebelde, un músico libre” se definió Benjamin Biolay, el músico, actor y productor francés que realizó un show gratuito en Mar del Pata invitado por el Ministerio de Gestión Cultural de la provincia de Buenos Aires.

Biolay es una de las “perlitas” que tuvo la temporada de verano en la ciudad y quienes tuvieron la oportunidad de asistir a su presentación -junto a talentosísimos músicos argentinos- se encontraron con su carisma y su versatilidad. Con origen en la canción francesa, hace música que fusiona el pop, hip hop, jazz, rock, porque, asegura, “soy un gran experimentador”, para el que los sonidos de distintas culturas son “combustible” para el arte. Y Buenos Aires ha sido una gran inspiración para sus últimos trabajos -el díptico “Palermo Hollywood” y “Volver”- con música y letras basadas en sus descubrimientos por estos lares.

Antes de esa gran presentación en la sala Astor Piazzolla del teatro Auditorium, Biolay dio una única entrevista en Mar del Plata, a LA CAPITAL.

– Tu relación con Argentina es de larga data. ¿Qué fue lo que te atrajo de Latinoamérica y específicamente de Buenos Aires?

– Desde chico me sentí muy atraído por Argentina y la gente de aquí. Las personalidades del arte, los deportes, literatura, música, los comics… Mafalda fue siempre mi historieta preferida. Después vine en una gira y volví por mi cuenta, sólo para estar, para conocer la verdadera Buenos Aires, hice algunos amigos, en distintos barrios, recorrí desde Recoleta a Constitución a Villa 31. Quería experimentar la ciudad, sentía que me estaba perdiendo algo muy importante. Estuve un mes y volví a los 6 meses.

– Ese descubrimiento se plasma en tu trabajo, porque hay muchas referencias en la música, en letras, de aspectos muy importantes de la cultura argentina…

– Si, desde hace tiempo. Cumbia, tango, rock. Sobre todo rock. El rock en Buenos Aires es muy importante y nadie se da cuenta de eso en Europa. La gente allí cree que en América latina toda la música es similar, desde la cumbia peruana a la argentina. Pero no, Buenos Aires es una ciudad muy rockera. Tiene bateristas que me encantan y me encantó trabajar en estudio con músicos de aquí.

– Y también hay homenajes a muchos ídolos nuestros. ¿Por qué los elegiste, por qué los homenajeaste?

– Porque son ídolos para mí también. Soy francés, pero cuando era chico, y tuve que elegir entre Diego y Platini…. debería haber elegido a Platini pero, vamos, realmente elijo a Maradona. Y creo que Borges es una de las personas más inteligentes que leí, es increíble la magia de su cerebro. Y conocí a Gustavo y me encantó Soda Stereo.

– De hecho en esta serie de presentaciones trabajás con músicos argentinos..

– Sí, en esta gira soy el único francés. Estoy con Fernando Samalea en la batería, Nathalia Cabera en bajo y Gimena Alvarez Cela. Con Fernando hicimos dos disco y Nati estuvo conmigo el último tour en Europa. Me siento muy afortunado por la repercusión que hemos tenido aquí. Que les guste mi música es un bonus.

– Además en el último trabajo has compartido con Miss Bolivia, Alika, Illia kuryaki, ¿Qué características de ellos te atrajeron?

– Tengo una carrera solista, pero también soy productor musical, me encanta hacer discos de hip hop y como músico, fue lo mismo. Y estas dos mujeres, Alika y Miss Bolivia, realmente me encantan sus canciones, amo el modo en el que se expresan, las letras, su postura feminista, política y, además, que es música que se puede bailar. Para mí fue como un regalo que ellas me dieron, soy su fan. Y los Kuryaki, son fabulosos, Emanuel es un gran amigo, es como familia. Se conocen con Fernando desde chicos, yo había tenido la posibilidad de conocer a Gustavo Cerati y ellos eran como una familia también. Creo que es igual en Francia y en cualquier otro lugar, la gente que se dedica a la música es como una gran familia.

– Te han definido como el “heredero” de la canción francesa. ¿Por qué no te sentís cómodo con esa definición? ¿Te hace sentir encasillado?

– Cuando empecé mi carrera, me decían el hijo terrible de la canción francesa, porque era muy rebelde, con toda esta porquería. Hace 12 años, cuando empecé a producir hip hop, la gente me decía ‘¿qué es eso? no tenés que hacer eso’. Yo era más abierto en la manera de verme a mí mismo. Me gusta mostrar que podés hacer canción francesa, hip hop, rock, películas, soy un hombre libre y puedo tener diferentes perfiles y distintas audiencias. No necesito quedarme estancado en un género.

Hace unos 10 años dije en una entrevista que la canción francesa era una mierda y fue un escándalo. No fui apreciado porque abrí demasiado mi gran boca. Fui un tonto en la expresión, pero la realidad es que soy un músico libre y no soy el único. Y creo que no se trata de números, de ventas, se trata de tener la capacidad de sentirte vivo como músico y respetado como persona.

– ¿Y por ello buscás siempre la versatilidad, la experimentación?

– Sí. Me gusta el origen que tengo vinculado a la canción, pero también el rock, jazz, hip hop, y toqué con una banda de reggae en el Caribe. Yo amo la música, cuando viajo, lo primero que hago es preguntar a la gente, pedir recomendaciones de la música del lugar en el que estoy. Y me gusta conocer el tipo de hip hop que hacen en cada país, es muy importante. Y muchas veces me he llevado gratas y enormes sorpresas.

– En Palermo Hollywood y en Volver hay una gran combinación de todo lo que te ha llamado la atención…

– Para ser sinceros, desde el principio del siglo XX, todos los escritores de canciones franceses, siempre queremos tomar una pequeña parte de otras experiencias. Desde Charles Aznavour. Me encanta su trabajo, pero el quería cantar como Frank Sinatra. Todos necesitamos nutrirnos de otros países, otras culturas, es nuestro combustible.

– Aunque la industria parece querer volcarse a lo digital, los inmediato, a los temas sueltos, vos preferís mantenerte en el formato físico. ¿Cómo lo hacés?

– Mi audiencia es de una edad que todavía compra discos físicos, y este trabajo fue un gran éxito, quizás en dos años mi respuesta sea totalmente diferente, porque el mercado es muy, muy veloz. Y difícil, excepto que tengas convicciones. Soy amigo de Residente, y el coincide, déjenme hacer lo que quiero, lo que me gusta. Yo lo que quiero es cantar, no me importa Spotify, ni nada por el estilo.

– ¿Preferís la forma orgánica, la sentís más genuina?

– Es la forma normal en la que hacemos música. Este es mi décimo álbum. Lo otro es otro tipo de trabajo. Puede que en algún momento quiera hacer un single y tener 20.000 visitas.

– ¿Es posible una única definición de lo que representa la música para vos?

– Podría ir a lo fácil: es un lenguaje, y tenemos prueba de ello. Pero es muy difícil de definir realmente, incluso para mí, día tras día no es lo mismo, a veces es amor, a veces es venganza, otras rebeldía, otras una forma de clarificar puntos de vista, a veces es sólo placer, otras, en mi mente un poco enferma, me encuentro tocando en el aire o probando una melodía, porque es mi vida.



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