Tecnología

Tecnología en la cría de insectos para mejorar la producción alimentaria

Ofrece una nueva materia prima con la que alimentar al ganado y a la pesca, así como producir biofertilizantes y bioplásticos a menor precio que otras materias.

Por Carlota Ciudad

La industria de insectos para alimentar al ganado aliada con la tecnología se presenta como una oportunidad para reducir costes y emisiones, uno de los puntos débiles del sector ganadero, asegura en una entrevista con EFE Adriana Casillas, directora ejecutiva de la biotecnológica española Tebrio.

Se trata de una industria que ofrece una nueva materia prima con la que alimentar al ganado y a la pesca, así como producir biofertilizantes y bioplásticos a menor precio que otras materias, defiende Casillas, cofundadora de esta compañía, quien ha participado esta semana en Lisboa (Portugal) como oradora en la feria tecnológica Web Summit.

Las tecnologías aplicadas a la alimentación son un tema en continuo desarrollo y han ganado su espacio durante este encuentro internacional, ya que los sistemas agroalimentarios han de producir cada vez más alimentos ante una población cada vez mayor pero con menos tierra cultivable y más restricciones ambientales.

En Tebrio, con sede en Salamanca (España), se han especializado en el “tenebrio molitor“, un insecto que, en comparación a la cría de ganado vacuno o porcino, permite utilizar un 500 % menos de recursos naturales relacionados con alimentos para extraer un kilo de proteína, así como ahorrar un 98 % de agua y reducir el uso de los suelos en un 90 % al poder realizar crías en vertical, según cifras de la compañía.

Para Casillas, presidenta de IPIFF (Plataforma Internacional de Insectos para Comida y Alimentación), esta materia prima dentro de los piensos supone la producción de un alimento “tremendamente sano” para los animales, que luego forman parte de la alimentación humana, por lo que a las tiendas de alimentación llegan productos de mayor calidad.

En todo este proceso, “la tecnología es totalmente necesaria” para poder competir con otras materias primas ya existentes en los mercados, enfatiza Casillas, quien aclara que esta fabricación “no se podría hacer de una manera manual”.

La ejecutiva añade que su apuesta por las energías renovables, entre otras fuentes, posiciona a la compañía como una entidad con huella de carbono negativa.

“Eso significa que tu actividad es mejor que exista a que no exista en nuestro planeta”, aclara.

Ser sostenible no garantiza supervivencia en el mercado

Sin embargo, pese a la importancia que tiene la sostenibilidad empresarial, Casillas reconoce que la clave para mantenerse en el mercado son los precios que ofrezcan, por lo que hay empresas sostenibles que no logran sobrevivir.

Precisamente, su objetivo es lograr con su negocio un cambio en el modelo productivo para “aportar una sostenibilidad que la cadena alimentaria a día de hoy no tiene”.

Ante las críticas que se realizan al sector primario, en especial a la ganadería por las emisiones de carbono que emite, Casillas incide en que la solución no es quitar a los animales de la ecuación, sino lograr procesos productivos más sostenibles.

La cría de estos insectos también permite la producción de biofertilizantes, por los que se quiere apostar cada vez más en contraposición a los productos químicos, aunque Castillas reconoce que será difícil eliminar este segundo grupo si se quiere que las producciones sigan siendo económicamente viables.

Tebrio, que actualmente produce 500 toneladas anuales, tendrá operativa en 2023 la planta “más grande del mundo” para la cría y transformación de este insecto, ubicada también en Salamanca, que producirá 100.000 toneladas anuales y será líder productivo en Europa.

El cambio climático es más peligroso que la pandemia

La transición ecológica que cada vez más países y sectores implementan es un proceso necesario por el que hay que pasar para ser más sostenibles, recalca, ya que aunque “estamos muy sensibles con la COVID-19”, el cambio climático “es mucho más peligroso”.

Por ello, aboga por que los consumidores sean conscientes de lo que están comiendo, que sepan de donde proviene y qué impacto tiene cada producto, concienciación que ha de ser impulsada por las administraciones y las empresas.

“Creo que es un compendio de muchas cosas. Se están cambiando pero deberíamos ser muchos más. Deberían trabajar los gobiernos también en apoyar mucho más las iniciativas que realmente están trabajando con un propósito para ayudar a que el cambio climático no se acelere”, sentencia.

EFE.

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