Viernes,05 de Diciembre de 2025
Un estudio internacional muestra que aumentar la actividad física, incluso de forma moderada, ralentiza el deterioro cognitivo en personas con alto riesgo de desarrollar la enfermedad.
Será el martes 30 de septiembre en el SUM de la Asociación Mutual de Empleados de Comercio, en el marco del Mes Internacional del Alzheimer. Estará a cargo del equipo profesional del Centro Integral de la Memoria GAMA.
Se trata de experimentos preliminares, no extrapolables a humanos. La enfermedad, que afecta a unos 400 millones de personas en todo el mundo, implica una serie de anomalías cerebrales.
Las alteraciones en la retina pueden manifestarse entre 10 y 15 años antes de que los síntomas clínicos de demencia sean evidentes. Hasta un 45% de los casos podrían prevenirse o retrasarse mediante intervenciones tempranas.
A mayor aumento de actividad, mayor es la reducción de la presencia de la proteína beta amiloide, que puede obstaculizar la comunicación entre las neuronas y es un factor clave en la aparición de la enfermedad neurodegenerativa.
Un estudio probó la utilidad de un biomarcador en sangre, la proteína p-tau217, para detectar la enfermedad.
La nueva prueba puede ayudar a determinar si los síntomas de una persona se deben probablemente a la enfermedad neurodegenerativa y no a otra causa.
La Agencia Europea de Medicamentos considera que los beneficios no superan los riesgos que tiene el uso de este fármaco.
El análisis de la actividad cerebral y un marcador específico en la sangre pueden ayudar a detectar esos primeros cambios en personas sin síntomas cognitivos.
Investigadores sugieren que los inhibidores de la IDO1 que se están desarrollando actualmente como tratamiento para muchos tipos de cáncer podrían servir también para tratar las primeras fases de las enfermedades neurodegenerativas.
