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Arte y Espectáculos 15 de septiembre de 2023

Teresa de Anchorena recuerda a Botero: “Llega a todo el mundo, no solo a los iniciados”

Un acercamiento en primera persona al gran artista colombiano: anécdotas, recuerdos y el secreto de su arte.

Teresa Anchorena, Franca Roux, Fernando Botero y Guillermo Roux en la casa de Antonio Seguí -de espaldas-, en junio 1976.

Por Teresa de Anchorena (*)

Conocí a Fernando Botero en la Navidad del año 1973 en casa de Nicolás García Uriburu y Blanca Isabel Alvarez de Toledo. Fuimos Rolando Paiva y yo con Mateo, nuestro hijo recién nacido, a la bella casa a las afueras de Paris. Estaba Azul, hija de Blanca y Nicolás. Botero estaba con Pedrito su hijo más pequeño que murió poco después en un horrible accidente que lo marcó para siempre.

Botero fue alguien sumamente inteligente, de esas personas que uno siente que puede ser y hacer de su vida lo que quiera. Tenía una estrella arriba de su cabeza. Si hubiera querido ser presidente, también lo hubiera sido, líder de lo que fuera.

Tuvo la necesidad de ser artista, lo supo en su Medellin natal donde desde muy joven trabajó dibujando para periódicos locales. Una de sus primeras obras es una acuarela bellísima “La mujer que llora” de 1949 que estuvo expuesta en la exposición del Museo Nacional de Bellas Artes en el año 1994, en ella aparece ya el gran artista que todavía no había descubierto las gordas. Éstas aparecen en 1957, estaba dibujando una mandolina y el agujero central le hace muy pequeño, vio el resultado y se dijo “es monumental”. Ahí nació su secreto, no son los gordos, es la monumentalidad.

Siendo fiel a su historia conquistó al mundo pintando a su pueblo, a sus personajes, al Medellín de su infancia. Recuerdo que en 1997 reunió a su familia y a más de veinte amigos de todo el mundo más sus grande amigos colombianos en la inauguración del Museo de sus obras y la Plaza de Esculturas. Todo donado por él. Tuve la suerte de estar entre esos veinte invitados y pasamos unos tres o cuatro días preciosos.

La mañana de la inauguración de las esculturas monumentales tocó una orquesta de cien músicos, niños y adolescentes. Botero había donado todos los instrumentos. Al terminar el concierto hablé con uno de los chicos integrante de la orquesta, tendría doce años. Me dijo: “Después de tocar el violín no puedo tocar un fierro”. Ahí supe lo que ya sabía: el secreto, el poder del arte nos hace mejores.


"La mujer reclinada" reina en el Paseo Aldrey.

“La mujer reclinada” reina en el Paseo Aldrey.


De su Medellín natal pasó muy joven a Bogotá y a México, se casó con Gloria Zea de una importante familia colombiana y tuvieron tres hijos, Fernando, Lina y Juan Carlos. En 1966 comienza el gran reconocimiento de su obra en su país, en Europa y Estados Unidos, nada lo detiene más, las mejores Galerías y Museos del mundo se disputan por exponer sus dibujos, pinturas y esculturas. Botero y la Argentina: le gustaba mucho nuestra manera de hablar, le hacía gracia porque además le recordaba su infancia ya que en Medellín antiguamente se trataban de vos.

En 1994 organizamos una exposición de cien pinturas y dibujos y siete esculturas monumentales en el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires. Más de 150.000 personas fueron a ver la muestra. Botero estaba muy contento, una vez más la gente le entendía. Ese es uno de los secretos de su arte: Botero llega a todo el mundo, no solo a los iniciados.

La persona que ve un Botero una vez lo recordará siempre y podrá reconocer su obra entre miles. Tuve la dicha de organizar siete exposiciones de Botero, dos en Buenos Aires, dos en Montevideo, una en Río, otra en São Paulo y una más Monterrey.

Mar de Plata posee una de sus esculturas monumentales más bellas, “La mujer reclinada”, gran bronce que reina en el Paseo Aldrey gracias a la gestión de Gustavo Pulti y a la generosidad de Florencio Aldrey que hizo posible que una de las obras del gran maestro se exhiba en un espacio público como en las grandes ciudades del mundo.

Botero conoció Mar de Plata a su manera, mirando fotos antiguas y actuales y leyendo sobre su historia, admirando su belleza. No llegó pero haremos lo posible para que sus obras puedan visitar pronto a la Ciudad Feliz y su gente.

(*) Ex presidente de la Comisión Nacional de Museos.



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