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Deportes 29 de septiembre de 2016

Tevez volvió donde dijo que se iba

Por Vito Amalfitano

En Mar del Plata Tevez anunció que se iba. En Mar del Plata Tevez volvió. Aquí sorprendió al deslizar la posibilidad de retirarse a fin de año. Aquí su fútbol recuperó la frescura perdida. En el 4 a 2 de Boca en los penales ante Lanús, 2 a 2 en el partido con dos goles suyos, que le permiten seguir en la Copa Argentina y mantener posibilidades de llegar a la Copa Libertadores 2017.

En pocas horas, Tevez pasó de sentirse “vacío” a volver a llenarse. Y en el Minella volvió a ser Carlitos. De repente, un latigazo punzante lo devolvió al fútbol. No había tenido un centímetro en el primer tiempo, Lanús le había cortado todas las líneas de pase, pero en cuánto tuvo un espacio, en cuanto se lo pudo generar y buscó el resquicio, Tevez se sacó de encima toda su bronca y todas sus dudas con esa descarga de energía que significó ese remate que se le metió contra un palo a Monetti. Rápido y furioso.

Después, ya encendido, Carlitos llegó de arremetida para ponerle el sello a la doble repentización de Pavón y Benedetto en el segundo gol.

Necesitaba una noche así Carlos Tevez. Después de no haber sido capaz de ser carta de desequilibrio en la Libertadores, tras la frustración de la eliminación y su mal comienzo en este campeonato, el delantero de Boca se demostró y demostró que puede dar bastante más que en esa triste semifinal de Copa.

Por esta vuelta de Tevez, por las atajadas de un especialista como Guillermo Sara en los penales, Boca sigue en carrera en una Copa y sueña con llegar a otra, siempre la más deseada, casi nunca tan esquiva para entrar.
Es que Tevez en el juego, Sara en los penales, equilibraron la balanza y la inclinaron levemente a favor para lo que hasta la irrupción de ellos en la noche parecía bastante desbalanceado.

Así de imprevisible es el fútbol. La aparición, la destreza, la luz, de un par de jugadores pueden disimular casi todas las sombras de un equipo, a la vez que pueden ponerte a tiro de partido contra una fuerza superior en lo colectivo, en lo táctico y en lo conceptual.

Lanús, efectivamente, le dio una “paliza” táctica a Boca en el primer tiempo y nunca perdió el orden, las buenas
intenciones, la paciencia y el toque constante aun después de los dos empates del rival. No ganó solo porque en las acciones en movimiento de ataque le faltó la profundidad y la precisión que tuvo en las jugadas con pelota detenida. Aun así, nunca dejó el control, con Marcone como “patrón” y eje y con Román Martínez como salida.

Después del gol tempranero el campeón cubrió inmejorablemente los espacios y para que Boca, con tamaña diferencia en orden, ideas y conceptos, se mantuviera en partido, fue fundamental Pablo Pérez, quien tuvo que hacer prácticamente todo por sus compañeros. Meter pases como enlace hacia los estáticos de adelante, cubrir con cierres y relevos a los estáticos de atrás. Viéndolo con ese despliegue, y desde esa perspectiva, hasta se puede entender lo de las amarillas reiteradas.

Pablo Pérez mantuvo a tiro de partido a un equipo endeble. Y el tiro lo metió Tevez, que por fín apareció cuando más se lo necesitaba. Carlitos volvió. En la ciudad en la que dijo que se iba.