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La Ciudad 18 de mayo de 2020

Textilana: crece la incertidumbre salarial y el malestar por falta de traslados

El personal advierte preocupación por el futuro de las negociaciones para aplicar recortes. Denuncian que "no son suficientes" los cuidados sanitarios y que no se aplica del todo el protocolo. Exigen que la firma garantice los traslados por problemas con el transporte público.

La planta de Textilana, ubicada sobre la ruta 88.

Trabajadores de la fábrica Textilana advierten que la “incertidumbre salarial” que desde el inicio de la cuarentena rige dentro del sector textil en general y de esta empresa marplatense en particular, se agravó en las últimas semanas. A la tensión generada a raíz de negociaciones por recortes que los exceden, se suman reclamos para que la firma garantice los traslados, frente a las complicaciones, el riego y las horas perdidas al depender del transporte público, que suma quejas de los usuarios por las bajas frecuencias y unidades llenas.

A fines de abril, parte del personal que produce las prendas de la marca Mauro Sergio se manifestó frente a la Delegación del Ministerio de Trabajo de la Nación en rechazo a una negociación entre la Asociación Obrera Textil (AOT) y la cámara empresarial del sector textil que supuso una rebaja salarial del 50% de sus haberes.

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Trabajadores de Textilana se manifestaron semanas atrás frente al Ministerio de Trabajo contra los recortes salariales.

Tras la movilización, que se replicó también en otras empresas textiles de distintas localidades del país, hubo un giro en las negociaciones: el gremio revirtió parcialmente su postura y comenzó a pedirle al Ministerio que exija a las cámaras -nucleadas en la Federación Argentina de Industrias Textiles (FITA)- volver a discutir el acuerdo, para que este se acerque más al que impulsaron y firmaron la UIA y la CGT.

“Estamos en un contexto de muchísima incertidumbre. La FITA no quiere negociar nada, sino mantener el acuerdo y el recorte como está. Desconocemos si podremos cobrar o no la quincena y cómo será el pago, si habrá descuento o no; es una nebulosa”, indicaron a LA CAPITAL desde la Comisión Interna de Textilana.

Con ayuda de los fondos otorgados por el Estado nacional para el pago del Salario Complementario, el último mes los trabajadores de la firma cobraron sus haberes. Sin embargo, los trabajadores advierten que “la empresa tomó este subsidio mientras sigue trabajando a full y vendiendo igual que antes; la fábrica nunca paró y se trabaja hasta 12 horas”.

Sumado a esto, advierten, los cuidados sanitarios para evitar la propagación del coronavirus son “insuficientes” e “improvisados” en la fábrica, donde de los 280 trabajadores (la planta sufrió una fuerte reducción a fuerza de despidos meses atrás), van a trabajar unos 230, debido a que casi un 20% es considerado grupo de riesgo.

Los barbijos que la empresa las proporciona, aseguran, “son de mala calidad” y el distanciamiento “no es suficiente”. “Hay un sistema de celdas en donde trabajamos muy amontonadas. El protocolo, difuso en algún punto, no se está cumpliendo como debería”, indicaron.

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El malestar, desde hace tiempo, se hace sentir en la planta ubicada en la ruta 88, donde además solo dos líneas de colectivo llegan para trasladar a los trabajadores hasta la fábrica.

Las demoras del transporte público son sustanciales y regularmente la jornada laboral de muchos se extiende varias horas más por la baja frecuencia y las unidades llenas.

Es en ese sentido que los trabajadores de Textilana insisten en que la patronal, como sugiere el Gobierno nacional, se encargue de organizar el traslado del personal para evitar el uso del transporte público, considerado un medio de riesgo en medio de la pandemia. El pedido del presidente Alberto Fernández en ese sentido al exceptuar al sector textil del aislamiento, no se cumple.

Este lunes los trabajadores elevaron una nueva nota a la patronal en ese sentido. Debieron hacer malabares para que se la reciban. Los responsables de la firma “se niegan a atender este reclamo mayoritario”, sostienen los trabajadores.

Algunas de las trabajadoras viven en Batán y les lleva hasta dos horas esperar y llegar en colectivo la planta y otras dos horas regresar. “Los colectivos vienen llenos y no te suben”, contaron. Otras esperan el 593 y ocurre lo mismo. La situación se agrava para quienes dependen de dos líneas para llegar o volver.

En medio de la incertidumbre salarial y los recortes, luego de una oleada de despidos, sin los cuidados sanitarios adecuados ni trasladados garantizados, los obreros y las obreras siguen yendo a trabajar a Textilana, donde crece el malestar por las condiciones en las que se encuentran cumpliendo sus tareas.