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Opinión 3 de septiembre de 2019

Tiempos de precampaña con mas versiones que hechos y verdades

Guillermo Montenegro.

por Gerardo Gómez Muñoz

El podio es por ahora lo único concreto en el panorama preelectoral marplatense, pero tampoco podría asegurarse que de aquí al 27 de octubre no se produzcan acontecimientos y novedades.

Como se tratará aquí de brindar trascendidos y cuidados “off the record”, el oficialismo macrista, está más cerca de volar por el aire que sellar un acuerdo con el voto explícito de los radicales doloridos por el ninguneo reciente.

Guillermo Montenegro y la victoria local que aliviaría un poquito el dolor producido por la devastadora derrota en la provincia, depende de los votos -qué inoportuna paradoja- de los hombres del pasado de “la mala política de los últimos 30 años”, 22 de ellos gobernados por la UCR.

En caso contrario quedarían a merced de la ganadora del 11 de agosto, pese al optimismo del candidato que confía sólo en la pelea contra La Cámpora. El binario esquema predicado por dos de los padres de la inventada criatura, Peña y Durán Barba, no acredita más argumentos, como acaba de verse en las PASO.

Hay varias “verdades” puestas en revisión por los agobiantes números recientes que en todo el país levantaron la bandera triunfante del Frente de Todos a la política de “Cambiemos”, aplastaron en las urnas con votos no afectos, mayoritariamente, al camporismo. Un examen ya en frío, pero racional demuestra que entre los vencedores predominaron el peronismo liso y llano, otros partidos asociados y muchísimos votos provenientes de la multitud de humillados por el gobierno de Mauricio Macri y de sus engolados equipos.

Esa política derrotada en lugares propios y donde ni se sabe qué es Cámpora ni el derivado camporismo, abre nuevos ángulos de visión. Acá, en Mar del Plata, es de peligroso facilismo izar la bandera del combate contra ese presunto adversario para crecer e ignorar el sufrimiento hasta el hambre de muchos miles de argentinos. Será otro elemento de riesgo asumir que el radicalismo afrentado será, así nomás porque lo necesita el PRO, un rebaño dócil que irá votarlos. Además, en estos casos, las revanchas suelen ser uno de los bálsamos que cura heridas porque alivian las propias al mismo tiempo que hieren -y de muerte- a quien antes había herido al otro.

También, más adelante, podrá apreciarse, cómo Fernanda Raverta, proveniente sí de la “maldita” Cámpora ha venido actuando con fineza llegando a todos los sectores. Ha dialogado y tendidos puentes, algunos muy sólidos con sectores de las más diversas producciones, de profesionales, de técnicos, de vecinalistas, de pymes, clubes, del sindicalismo, etc. Hasta llegó como en gesto de respeto a los inmigrantes hacedores de la Mar del Plata querida por todos como Cabrales. Lo que mereció un discreto malestar de algún rincón interno -Cabrales hace poco tuvo manifestaciones no muy felices y harto gorilas hacia sectores del trabajo-, pero el respeto a la conducción de la joven líder, fiel a la consigna de ir por un Frente de Todos no dejó margen más que para algún comentario de café.

Y todo eso se revaloriza si como es casi unánime pálpito de entendidos y de simples observadores que, crecen de cara al 27 de octubre las perspectivas de triunfo de Axel Kicillof gobernador y Alberto Fernández presidente.

La gente que apoya a Montenegro también confía cosechar en las filas desencantadas por el tercer puesto de Gustavo Pulti, pero ese optimismo, choca con el entusiasmo de la conducción pultista. Y más de un indagador en los números y sus circunstancias, aventuran que si hay algún cambio de rumbo en Acción Marplatense, será de peronistas que vuelvan al redil original si Raverta practica acercamientos diversos para sumar como lo hacen quienes quieren ganar y sabido es que Pulti tiene buen diálogo con Fernández, la conducción del PJ provincial Fernando Gray y el nacional de José Luis Gioja.

El dilema radical

El centenario partido argentino está atravesando un camino tan sinuoso que casi ya no se aguanta, internamente, la presión de la dirigencia y la militancia que reclaman la vuelta al fundacional y trillado camino de la dignidad. En los gárrulos y sabios cafés políticos se oyó una proclama que levantó aplauso cerrado de una docena de emocionados correligionarios “no es posible que la UCR actúe sitiada por Macri y Lilita Carrió”.

Con certeza criolla, al abandonar el tradicional café un embalado radical, confesó abiertamente “a la pucha, creo con lo que oí que por abajo ya hay fuego que se propaga”. Este firmante se obligó a buscar “la posta”, en fuentes directas.

En primer lugar Vilma Baragiola y Maxi Abad le desmintieron con firmeza que hayan tenido “una reunión de buena vecindad” con Guillermo Montenegro. Por el contrario, ratificaron que la UCR está en estado, prácticamente, de debate sobre una idea que se acrecienta: mantener la fidelidad en la provincia y en determinados distritos. Pero la Alianza “Cambiemos” y su consecuente Frente no va más allá de octubre y aquí en Mar del Plata en 15 días cambia nuestro panorama. Al parecer será en un plenario del comité.

El sector que responde a Ricardo Alfonsín, con su vocero, abrió la cancha y advirtió en este fin de semana, que el radicalismo que levanta las banderas de “Raúl Alfonsín” no votará Montenegro.

Los únicos que, abiertamente han hablado de “cumplir con el compromiso” fueron los hermanos Carlos y Daniel Katz.

Genio y figura hasta la sepultura

El drástico refrán circuló por diversos ámbitos radicales dolidos o despreciadores de lacerantes declaraciones del “Ruso” con referencia a Vilma Baragiola y a su militancia. En la apreciación mediática, el ex intendente prácticamente la sacó de la cancha, porque ha quedado demostrado que Baragiola no es confiable para la comunidad marplatense.

Muchos radicales han reaccionado con extrema dureza, porque “nadie y menos una militante de todos los días y sin vacaciones rumbosas trabaja para la gente por su vocación política y radical”. Otro en la mesa de la pertenencia que viene unida al sagrado “off the record”, tiró una sibilina reflexión: “Vilma se mataba día día en la campaña cuando el Ruso se mandó unas vacaciones por Europa y lugares que situaban a regiones norteñas y montañosas colindantes con España”. Se llegó casi a niveles insospechables, cuando otro se hizo eco de declaraciones contra Katz, emanadas de las cercanías del comité y al final se decretó con la muda y unánime decisión de levantarse e iniciar el retiro, después de lo que sonó como el tiro del final: “Escúchenme, todos lo conocemos a este personaje. Supo comer bien con el apoyo radical. Si lo sabrá el inolvidable Aprile y cómo le pagó…, está para recordar el dicho…. genio y figura hasta la sepultura”.

Tras la “pata peronista”

Varios sectores -muy visibles los de algún ala peronista y del vecinalismo- se movilizaron a la Casa de Italia. Estaban también identificables militantes del PRO y representantes de procedencia empresarial y profesional. Fue en ocasión de la visita del cada vez con más aire de desorientado y divagante senador Miguel Angel Pichetto, el precandidato a vicepresidente de Macri.

Tan apreciable como la numerosa concurrencia fue, quizás inédito para muchos hombres del oficialismo, la cantidad de gente que provenía de decenas de colectivos que estacionando en los alrededores depositaban inéditos macristas. Allí estaba la “pata peronista” que sin atención en las PASO, pueden ser oportuno refuerzo para la candidatura de Montenegro. Y allí se veía a un incansable trashumante de las internas de del PJ, Cardozo de la Mutual Municipal, el presidente del Concejo Deliberante, Guillermo Sáenz Saralegui.

Mucha satisfacción se vio en la conducción que por otro lado y con discreción anotaban un dato a tener en cuenta por los que juegan aventando el fantasma de “La Cámpora”… no se vio a ningún radical más o menos conocido.

“¿Piso o techo?”

Pulti, con la convicción que es el combustible indispensable para el político de ley que se sabe siempre listo para ganar nos opinó acerca de su posición de frente al escenario actual, de acuerdo al siguiente resumen.

“¿Piso o techo? Esa es la gran pregunta que transita por las militancias en apresto de combate con la mira puesta en el 27 de octubre. ¿Quién está más cerca de su techo o de su piso considerando los guarismos del 11 de agosto? Nubarrones densos de incertidumbre económica y social se abaten sobre la reciente edificación política del ex secretario de seguridad porteño Guillermo Montenegro. La crisis nacional del macrismo le gotea grueso y, así como afectó a María Eugenia Vidal, muchos ven que afecta las posibilidades del ahora candidato a intendente de Mar del Plata de ¿Juntos? por el Cambio.

Por otro lado el radicalismo de prosapia y de los barrios ahora hace saber a viva voz que ya no está a gusto en las tiendas del PRO.

Cruzando la vereda está Pulti. Vecinal, marplatense y con una vocación inquebrantable por dar batalla. Las clásicas rivalidades con la UCR no parecen en este momento ser un obstáculo para que muchos votantes de Vilma se sientan más cómodos votándolo ayudados también por una especulación de largo plazo: “Si gana el peronismo no volvemos más”, dicen por lo bajo y también, cada vez más, por lo alto. Pacientes, en AM buscan el camino que los lleve de nuevo al gobierno y para eso tienen el ánimo predispuesto para enviar señales en múltiples direcciones. Entre otras, a los clásicos rivales lugareños. Por su parte, Raverta espera que el crecimiento de Alberto Fernández y Kicillof la beneficien. Hace buena letra. Habla poco y apuesta a la militancia territorial de parte de la base gremial y de los movimientos sociales.

“Tripartito”

Lo cierto es que Mar del Plata se apresta a una final en un escenario tripartito. De tres tercios dicen algunos. Entre Raverta y Pulti dicen otros que creen que la bajada de Montenegro, el marplatense porteño (oxímoron político), será inevitable. En cualquier caso la batalla está abierta y todo indica que Mar del Plata se apresta a vivir un momento crucial, definitorio, atravesada por una determinación que cuyas consecuencias serán para siempre. Se verá.

La síntesis representa en el mayor espacio disponible, ante el cierre la posición del candidato que, si gana Montenegro, seguramente y aunque el crea que no sea así, no se llevará laureles.