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Deportes 22 de junio de 2018

Tocar fondo

Por Vito Amalfitano

Desde Nizhny Nóvgorod, Rusia

La historia se repite primero como tragedia, después como comedia. La historia, en realidad, no se repite. Nunca de la misma manera, al menos. Pero esto sí se parece más a una comedia de enredos que a una tragedia.

Tragedia, siempre en términos futboleros, fue aquel 0-4 ante Holanda de Gelsenkirchen en el Mundial 74. También porque fue la crónica de un desastre anunciado. Porque fue el corolario lógico para un proceso de degradación del fútbol argentino que hasta ahí no tenía a la Selección como prioridad.

A partir de ese desastre nació “la Selección-moderna”, la que creó César Luis Menotti. Por no volver a abrevar en las fuentes de Menotti estamos como estamos más de 40 años después.

Nada se repite igual, entonces, pero hay algunos detalles que remontan a aquello. En la previa a ese Mundial, Holanda le había hecho cuatro a Argentina en Amsterdam. Se dijo que era un amistoso. Pero se advirtió que los demás jugaban a otro fútbol, a otro ritmo, y con otros avances.

Antes de este Mundial la Selección perdió con España 6 a 1. Se dijo que fue un amistoso. Pero fue un aviso de que mientras otros jugaban ya a otro deporte, con la técnica aún más depurada a la máxima velocidad, Argentina se había quedado en un pasado de cadencia sin dinámica, de “jueguito” sin fútbol. Y hasta con desapego de la técnica en la formación previa de jugadores.

Croacia no es el fútbol total, ni mucho menos. Pero para la Argentina lo fue. La diferencia entre un equipo y algo que no lo es. Las distancias enormes entre un mediocampo fuerte, con orden, juego y dinámica, y una mitad de cancha inexistente en la Selección, con un Mascherano que hace todo con criterio pero en dos tiempos, lo que los demás, o por lo menos grandes volantes del mundo, hacen en uno. Y con un cúmulo de “corredores”, “carrileros”, en la formación que decidió Sampaoli que, lejos de solucionar ese problema de ritmos diferentes, lo empeoró, porque nada se mejora sin la pelota. Rakitic y Modric son motores a toda marcha en Croacia pero siempre desde la tenencia del balón. Ni Salvio, ni Acuña, ni Meza tenían ni por asomo la competitividad de ellos, ni de Perisic, ni de Brozovic, ni de Rebic.

En el medio de la confusión generalizada, Messi fue parte del problema. En todo el proceso previo, de años, cuando le hicieron creer que podía ser líder, conductor, capitán, cuando solo debieron haberle creado las condiciones para volar en libertad, como en el Barcelona de Iniesta y Xavi.

Afuera de la cancha contribuyó la desorganización, la improvisación. Una Selección hija del 38-38 pero también de la crisis provocada desde el gobierno al no girar los fondos del Fútbol para Todos, que hizo eclosión al intervenir la Inspección General de Justicia, interrumpir un acto eleccionario, jugar una final de Copa América en acefalía, sin presidente, y poner una comisión “desnormalizadora” que derivó en la salida de Gerardo Martino después que Angelici y compañía le negaron la cesión de futbolistas para los Juegos Olímpicos de Río. Con Martino había al menos una idea de juego, un atisbo de proyecto, y la Selección estaba primera en eliminatorias. Bajó al quinto puesto, clasificó en el último suspiro y hubo tres técnicos en dos años.

El otro episodio de comedia grotesco en la previa al Mundial fue la suspensión del último amistoso a dos días de jugarse y a una semana del inicio de Rusia 2018. Peor fue llegar casi hasta el final en ese despropósito de organizar un partido en un “polvorín de guerra” cuando la cabeza tenía que estar solo en la Copa del Mundo. Otro problema en que el Gobierno metió a la Selección. El Gobierno que había prometido que iba a seguir el Fútbol para Todos “sin política”…

Desorganización y confusión como antes de Menotti. Como antes del desastre de Gelsenkirchen.

Nada cambiará si se le gana a Nigeria y el destino de la Selección da un giro a la situación en Rusia. Se tocó fondo, como en el ’74. Y se necesitará un proyecto como aquel, que retome las fuentes del viejo y querido fútbol argentino. Volver al futuro. Sin retroceder con fórmulas foráneas, de fútbol sin pelota, como después de Suecia 58.
Que vuelva el menottismo. Pero el verdadero.

@vitomundial



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