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La Ciudad 28 de junio de 2020

Transformar el dolor: quedó discapacitado por un robo y fabrica sillas de ruedas para niños

El marplatense Damián Navarro aprendió a armar pre-sillas para niños con materiales reciclables. El disparador fue su rehabilitación en el Inareps, luego de ser operado tras caer de un techo al forcejear con un delincuente. Su historia y la lucha por transformar el dolor para aliviar el de otros.

Damián Navarro mejora su técnica para armar pequeñas sillas de ruedas con materiales reciclables.

Siempre fue hábil con las manos y las herramientas. Antes de depender de una silla de ruedas a raíz de un violento asalto y una fuerte caída desde un techo, Damián instalaba carpintería de aluminio y vidriería, y llevaba “una vida normal”. Pero hubo un antes y un después, una nueva realidad, un “volver a nacer”, como lo describe su madre. Su cuerpo parcialmente paralizado le impidió retomar su trabajo. Lejos de rendirse, descubrió en su rehabilitación cómo emplear esa misma habilidad para transformar su dolor y aliviar el de muchos niños en su misma condición.

Lo único que su hija de 5 años le preguntó luego del “accidente” fue si podía seguir alzándola para ver películas. “Los chicos asimilan todo de otra forma. La barrera la pone el adulto”, dijo Damián Navarro al compartir con LA CAPITAL el proyecto que desarrolló con residentes del Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur (Inareps) para fabricar sillas de ruedas para niños (pre-sillas) con materiales reciclados.

“De un momento a otro me encontré con una realidad absolutamente distinta”, contó el marplatense de 34 años, entre pedazos de sillas de plástico, ruedas de bicicleta, madera, herramientas, pintura y otros elementos básicos desplegados sobre la mesa en medio de la cuarentena.

Gracias a él, hace un tiempo, hay niños que transformaron su realidad. Se desplazan con una sonrisa, juegan carreras, alcanzan sus juguetes por sí solos, recuperaron autonomía y emocionan a sus madres con sus progresos diarios.

Mucho más que una silla

Antes del robo, la operación y la rehabilitación, Damián pasaba por la puerta del Inareps sin noción de lo que ocurría adentro. Luego de ser intervenido quirúrgicamente en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), el instituto le abrió las puertas para recuperar fuerza, movilidad y contenerlo para emprender esta nueva etapa.

“A la mañana tenía rehabilitación, pero a la tarde había que ocupar el tiempo. Conocí la falta de pre-sillas, que existen pero las mutuales no las entregan y son carísimas (las más económicas cuestan $65.000). Los residentes tenían una idea y yo les aporté la mano de obra”, contó.

Damian silla 3

La primera pre-silla desarrollada por Damián junto a residentes del Inareps.

La primera silla fue totalmente reciclada, con una silla de plástico rota, madera y un cuadro de metal. Fue hecha para un niño con diagnóstico de Mielomeningocele, según precisaron desde el grupo “Residencia de TO” del Inareps.

Las dos siguientes tuvieron la misma base, pero buscó hacerlas más duraderas (son entregadas en comodato a quienes las necesitan y luego las devuelven) y a la vez “más lindas, llamativas y mejor terminadas”. Así ganaron color, un tapizado vistoso y una apariencia similar a un juguete, para afianzar la vinculación con el niño.

Desde la Terapia Ocupacional -contaron los residentes- el objetivo es “promover la participación activa del niño en la comunidad favoreciendo la independencia y la autonomía, potenciando el inicio del entrenamiento de la movilidad funcional y la autopropulsión”.

Damian silla 1

Los últimos modelos son “más coloridos y llamativos” para una mejor aceptación de los niños.

Caer y levantarse

Hace nueve meses, en el barrio Aeroparque, un delincuente entró a robar a la casa de un vecino de Damián, quien actuó y subió al techo para correrlo. Ambos se trenzaron en lucha y cayeron al suelo. El golpe estuvo a punto de ser letal.

“Caí de cabeza y se me rompió la espalda. Del pecho hacia abajo no tengo movilidad”, indicó Damián, quien logró frenar la huida del delincuente, a quien sin embargo “no le pasó nada; estuvo detenido por horas y lo largaron”. Cuando termine la cuarentena, retomará el camino judicial.

Del quirófano del HIGA pasó a deambular en una silla de ruedas por los pasillos del Inareps. Antes de la pandemia recibió el alta transitoria, pero debe seguir su rehabilitación.

Cristina, su madre, destaca su fortaleza: “Damián ha tenido una fuerza increíble. Nos cambió la vida a todos en dos segundos. Pero está vivo y es un milagro”.

“A muchos les cuesta mirar para adelante”, dijo Damián y analizó: “El bajón real lo tenés al salir del Inareps. Adentro estás contenido, pero afuera no hay vereda ni cordón, no entras en el baño, te sentís discapacitado en serio”.

Ya armó varias sillas y andadores. Busca mejorar el diseño y sueña con que su proyecto sume apoyo y se replique en otras partes del país. “Si uno quiere ayudar se puede”, dijo.

Damián podrá ser un ejemplo, pero no busca recompensa. Los videos que los niños le mandan usando sus sillas, el amor de su familia y poder alzar a su hija para mirar una película es la mayor retribución para seguir adelante, levantándose cada día para transformar su dolor y aliviar el de otros.



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