Policiales

Un asesino asaltó una vivienda durante su salida transitoria de Batán

Emiliano Cavas mató con brutalidad a un comerciante en 2004. Lo hizo delante de la mujer y el bebé de la víctima. Lo condenaron a 20 años pero el sábado pasado, solo 9 años después de la sentencia, se aprovechó de las salidas transitorias de Batán para perpetrar un asalto.

El sábado pasado ocho personas disfrutaban de una cena en el quincho de una casa de Bouchard al 3000, en el corazón del barrio Puerto. Los ruidos que escucharon de forma repentina no les dieron tiempo ni siquiera de interpretarlos. Cuatro hombres armados ingresaron a los gritos y en cuestión de minutos los despojaron de dinero, teléfonos, valores y hasta de un auto.

El asalto fue exprés como también lo fue la identificación de uno de los delincuentes. Lo sorprendente es que ese individuo resultó ser Emiliano Cavas (34), un preso de Batán con salidas transitorias que estaba cumpliendo una condena a 20 años por cometer un resonante crimen en esta ciudad.

En el año 2004 el joven comerciante y jugador de rugby, Patricio Díaz (33), fue asesinado a tiros frente a su esposa y su bebé. También recibió puñaladas. Cavas fue el más violento de ambos y sus huellas dactilares fueron halladas en la escena del crimen.

En las últimas horas se supo que el juez de ejecución, Juan Galarreta, había concedido beneficio de morigeración a Cavas que consistía en ser parte del programa Casas por Cárceles y salir en libertad durante el fin de semana. Cavas dejó Batán el sábado a la mañana y por la noche participó del violento asalto en la casa de la calle Bouchard.

Emiliano Cavas, en una imagen del momento en que escuchaba la sentencia.

Ayer el fiscal Mariano Moyano confirmó a LA CAPITAL que solicitó a Galarreta la revocatoria de cualquier beneficio en el cumplimiento de la pena de Cavas y que inició una nueva causa por homicidio triplemente agravado.

La detención

Para llegar a la certeza de que Cavas había participado en el asalto la labor de la comisaría tercera fue determinante. Los policías avanzaron sobre pruebas y rastros que dejaron la banda como si se tratara de un grupo de inexpertos.

De la casa de la calle Bouchard los delincuentes escaparon a bordo de un Renault Sandero de una de las víctimas. El vehículo estaba cargado de electrodomésticos sustraídos y otros valores, además de los cuatro individuos. Del lugar huyeron con rumbo desconocido y el plan parecía funcionar a la perfección, pero algo salió mal.

Horas más tarde los efectivos policiales localizaron en Bosch y 65 al Renault Sandero, cuyo interior fue revisado en busca de algún elemento de importancia. Entre lo que se encontró fue llamativo un manojo de llaves de otro automóvil. Las características señalaban que pertenecían a un rodado marca Fiat con sistema de alarma remota.

Fue en esa misma madrugada de domingo que los policías recorrieron las inmediaciones presionando el botón del control en busca de alguna señal sonora y lumínica. Finalmente, a solo 200 metros de allí, dieron con un Fiat Siena: ese era el auto que buscaban.

Dentro del automóvil había evidencia inconfundible -por si faltaba algo más- de que estaba vinculado con alguno de los asaltantes: había un control remoto de un televisor robado en la casa y un revólver calibre 38.

Los investigadores corroboraron posteriormente que el Fiat Siena pertenecía al padre de Cavas y que se lo había llevado por la noche.

A las 16 del domingo Cavas regresó a la cárcel de Batán, donde se mantuvo alojado en los días siguientes gozando de su modo de encierro distendido.

Con la prueba acumulada, el fiscal Moyano logró tener un caso y un imputado. Los demás integrantes de la banda por ahora no están identificados.

Aquel crimen impactante

En junio de 2005 el Tribunal 2 compuesto por los jueces Alexis Simaz, Adrián Angulo y Hugo Trogu halló culpables a Emiliano Cavas (entonces, 26 años) y Angel Damián Alias (24) por el crimen de Díaz, ocurrido el 1 de agosto de 2004 en su domicilio de Luro al 7700.

En fallo unánime, los jueces condenaron a ambos a 20 años de prisión por el delito de “homicidio en ocasión de robo”. Asimismo, le impusieron 5 años de cárcel al taxista Julio Viders (32) y a Matías Corvalán (26) al considerarlos partícipes necesarios del asalto, pero no del homicidio.

Aquella noche de agosto, Díaz llegó junto a su esposa y el bebé del matrimonio de solo 11 meses a la casa de Luro al 7200 y cuando estaba por guardar su auto, fue sorprendido por los delincuentes.

Tras obligar a las víctimas a ingresar a la casa, Alias y Cavas desplegaron una violencia desmedida que concluyó con el brutal ataque a Díaz, que murió a causa de disparos y heridas con arma blanca.

Los asesinos escaparon pero dejaron su ADN -se cortaron con vidrios- y huellas digitales. Viders trasladó a los delincuentes tras el robo en su taxi. Corvalán, un empleado resentido con Díaz, fue considerado el “entregador”, tal como surgió de la investigación por homicidio calificado y robo a cargo del fiscal Gustavo Fissore y el juez Marcelo Madina.

El 3 de febrero de 2005 fue atrapado Cavas tras el asalto a una vivienda de William Morris al 100 y -a sabiendas de que lo buscaban- ofreció una identidad falsa. Pero su ardid no tardó en ser descubierto.

Al aplicarle la condena el 2 de junio de 2008 a Cavas, los familiares de Díaz habrán pensado que la pena era insuficiente. Que 20 años no compensarían jamás la pérdida. Jamás imaginaron que solo 9 años más tarde sucedería esto.

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