(DyN) – El gobierno de Mauricio Macri dio un giro total a las Relaciones Exteriores en tan solo seis meses de gestión, con el propósito de “desideologizar la política exterior” para reinsertar la Argentina en el mundo y descongelar las relaciones con los socios tradicionales, como Estados Unidos la Unión Europea.
La canciller Susana Malcorra fue la encargada de plantear la idea de “desideologizar la política exterior” al considerar que “los vínculos de inclusión tienen que estar conducidos por otros ejes, que son los del interés”, lo que “implica a los vínculos con la región, y también al Reino Unido, que tenemos tantas diferencias”.
Respecto a la relación con Gran Bretaña, el gobierno tuvo un primer acercamiento en enero cuando Macri se reunió en el ámbito del Foro de Davos con el primer ministro británico, David Cameron, con el objetivo de relanzar las relaciones bilaterales entre Argentina y el Reino Unido.
En ese sentido, Malcorra afirmó que en la relación con el Reino Unido debe “explorar el diálogo y la colaboración más allá de Malvinas”, e indicó que las relaciones bilaterales con frecuencia son buenas “en un 80 por ciento” y malas “en un 20 por ciento”.
El pasado 12 de mayo, la canciller se reunió en Londres con su par británico, Philip Hammond, siendo la primera reunión de trabajo bilateral después de quince años, y coincidieron en que “el desacuerdo” por la soberanía de las Islas Malvinas “no debe obstaculizar el desarrollo de una agenda positiva más amplia”.
Con una actitud pro-norteamericana a diferencia de la gestión de Néstor y Cristina Kirchner, el gobierno relanzó su vínculo con la Casa Blanca, lo que quedó demostrado con la serie de visitas que se produjeron a la Argentina de ministros estadounidenses, con el corolario del arribo del presidente Barack Obama, que no ahorró elogios hacia Macri.
Obama llegó a la Argentina a 11 años de la última estadía de un mandatario norteamericano al país, en la que George W.Bush participó en Mar del Plata de la Cumbre de las Américas, y a 19 años de la última visita oficial de un presidente de EE.UU.
La nueva agenda de la Argentina no ocultó su distanciamiento de Venezuela, ya que condenó al sistema y modelo chavista que ejerce Nicolás Maduro, al que responsabilizó de la “compleja” situación que atraviesan los venezolanos.
La actitud de la Casa Rosada sobre Caracas en un principio fue sumamente dura cuando reclamó la aplicación de la cláusula democrática de la OEA, pero en los últimos meses optaron por bajar el tono y apostar al “dialogo” entre las dos partes -Gobierno y oposición- para que “se sienten a la mesa a encontrar una forma de resolver estas diferencias”.
Respecto a la crisis de Brasil, el gobierno afirmó que “respeta el proceso institucional” del país vecino, donde el Senado aprobó el juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, y dijo confiar que el “desenlace” de esta situación consolidará “la solidez de la democracia”.
“El Gobierno Argentino continuará dialogando con las autoridades constituidas a fin de seguir avanzando con el proceso de integración bilateral y regional”, sostuvo la Cancillería, tras la suspensión de la mandataria brasileña por 180 días, el pasado 12 de mayo.
No obstante, la primera visita de Macri como presidente fue a Brasil, donde posó junto a Roussef, aunque poco tiempo después recibió al canciller del presidente interino Michel Temer, José Serra.
El hecho más visible de este cambio en las Relaciones Exteriores son la veintena de visitas de jefes de Estado que visitaron la Argentina desde que Macri llegó al poder.
“Quiero pedir disculpas por el gobierno italiano por el atraso en estos 18 años” en la relación bilateral, señaló el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, cuando visitó Argentina entre el 15 y 16 de febrero.
Otra de las esperadas visitas fue la del presidente de Francia, Francois Hollande, siendo el primer mandatario francés que llegó a Buenos Aires en 19 años, ya que la última visita oficial fue la de Jacques Chirac en 1997.