Un joven resultó gravemente herido al ser agredido a botellazos en un local bailable de la ciudad bonaerense de Quilmes.

Por el hecho, familiares del joven denunciaron que fue desfigurado a botellazos y golpes en el boliche, donde quedó inconciente y fue “sacado” a la calle por los patovicas que “no llamaron a la ambulancia” y lo dejaron tirado sin ningún tipo de asistencia.

El violento episodio, de acuerdo a lo que pudo averiguarse, publica el Diario Popular, ocurrió en el local bailable “MOOG”, ubicado en calle 894 altura 1099, en la localidad de Quilmes.

Según la familia de la víctima, el personal de seguridad sacó al muchacho a la vereda con visibles heridas en su rostro, sin siquiera llamar a un servicio de emergencias para que lo asistan.

En cambio, siempre según los allegados al joven, el agresor no fue expulsado del boliche y los patovicas permitieron que se quede adentro del local bailable.

El episodio, que podría haber tenido aun peores consecuencias, no tuvo hasta el momento alguna resolución policial.

La suerte corrida por el joven, sin embargo, no es el primer caso de este tipo que ocurre en un boliche, donde la violencia y ciertos perfiles de impunidad suelen combinarse.

De hecho, este episodio cuenta con un antecedente grave que refleja justamente esa realidad que se convierte en moneda corriente las noches de los fines de semana.

En noviembre de 2016, inspectores de la Provincia de Buenos Aires intentaron clausurar “MOOG” por faltas a los permisos de bebidas alcohólicas y los dueños del boliche resistieron el operativo y agredieron a los agentes bonaerenses, casualmente, también a botellazos.

Los agentes del Registro de Comercialización de Bebidas Alcohólicas (REBA), perteneciente al Ministerio de Seguridad bonaerense, intentaron ingresar al local nocturno de Quilmes sin imaginarse que tanto los propietarios como el personal de seguridad que los acompañaba, tenía previsto plantear resistencia.

Además de los inspectores fueron agredidos los policías que formaban parte del operativo.

A pesar de la violenta resistencia, al local se le labraron cinco actas: por no tener licencia del REBA (permiso para la venta de alcohol), por trabajar con vasos mayores a 350 mililitros y por menores de edad consumiendo alcohol.