Un marinero chino, una deuda millonaria y el secuestro ordenado por un prestamista
La Justicia Federal reconstruyó un hecho de película ocurrido el mes pasado en el Puerto de Mar del Plata. Un secuestro perpetrado por un hombre condenado por un brutal crimen en 2010. La trama incluye a un comerciante chino, 70 mil dólares, un tripulante que fue capturado por error o para dar un mensaje mafioso y prefectos "comprados" con plata y vino.

Por Juan Salas
Un comerciante chino devenido en prestamista. Un marinero chino que acumuló una deuda usurera de 70.000 dólares y al que no podían encontrar. Agentes de Prefectura dispuestos a aceptar un pago-soborno a cambio de unos miles de pesos y unos vinos. Otro marinero chino secuestrado por error o como parte de un mensaje mafioso. Y un condenado por un brutal crimen como brazo ejecutor de la maniobra. El Puerto de Mar del Plata fue así el escenario de un oscuro episodio que fue descubierto gracias a las imágenes de las cámaras de seguridad que filmaron lo sucedido en 4K. Ahora la Justicia tiene más claro lo sucedido y la prueba es tan contundente que la hipótesis alcanza ya, casi, el grado de certeza.
Esto es lo que ocurrió según la investigación del fiscal Santiago Eyeherabide: a mediados de marzo, un comerciante chino de 28 años concurrió durante varios días al Puerto, a la zona de las terminales, para preguntar por un marinero de su misma nacionalidad. La situación era extraña y el comerciante, evidentemente, no era habitué de la zona, ya que no sabía que no podía pasar a las terminales, incluso ofrecía dinero para poder acceder. Eso llamó la atención de agentes de Prefectura y de tripulantes de otros barcos. Del chino que buscaba no había noticias.
El comerciante, en verdad, era un prestamista, de los tantos que la comunidad china ofrece a sus propios compatriotas. Le había prestado 70.000 dólares a un marinero y ahora no lo podía encontrar por ningún lado. Para obtener alguna orientación sobre el paradero de su deudor, mantuvo encuentros con dos agentes de Prefectura afectados a la seguridad de las terminales y se acreditó que les transfirió dinero a cambio de información y de liberaran la zona para lo que ocurriría el 17 de marzo. Esa noche, su hombre de confianza, una suerte de custodio y cobrador llamado Miguel Alberto Miranda Rodríguez, perpetró el secuestro del marinero chino que le debía dinero.
Miranda Rodríguez, un hombre calvo y corpulento, tenía fama de hombre peligroso, sobre todo desde que en el ambiente se supo que había cumplido una condena de 12 años de prisión por un brutal crimen cometido en marzo de 2010. Eso que lo volvía “ideal”, garantizaba su condición de “matón” de un prestamista.
Una trama de película en el Puerto de Mar del Plata
Un secuestro fallido, una deuda china, sobornos, videos y un asesino como mano de obra calificada.
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Cerca de las 22.30, Miranda Rodríguez y otros hombres fueron en una camioneta Amarok a la zona de las terminales del Puerto en busca del marinero chino que le debía dinero a su jefe, pero no lo encontraron. En su lugar se toparon con dos marineros de la misma nacionalidad, compañeros del deudor. Los dos marineros regresaban en taxi luego de haber cenado en el centro de la ciudad cuando fueron interceptados por la Amarok, que se les cruzó por la vereda en el acceso a la Terminales II y III. Del vehículo descendieron tres hombres, uno de ellos un calvo, corpulento, cuya fisonomía era coincidente a la de Miranda Rodríguez.
Los dos marineros chinos fueron forzados a subirse al vehículo bajo intimidación, aunque uno de ellos fue bajado de inmediato. Sin entender demasiado lo que ocurría, el secuestrado quedó retenido en el vehículo en una secuencia registrada con claridad por cámaras de seguridad que filmaron todo en 4K.
Alrededor de la 1 de la madrugada y después de haber estado circulando en la camioneta por calles desconocidas, el ciudadano chino fue liberado en el mismo sitio donde fue capturado. Los secuestradores le habrían dicho que “se habían equivocado de persona”.
Tanto el momento en el que el marinero fue “levantado” como cuando lo abandonaron compuso una secuencia que fue advertida por personal de seguridad de esa zona del Puerto, que radicó la denuncia en la Justicia Federal, quedando el fiscal Eyherabide al frente de la investigación. Las víctimas prácticamente no hablaban español y pudieron comunicarse gracias a Google Translate, más allá de su reticencia a aportar información y al evidente miedo a hablar. Eso sí, dijeron no saber quiénes eran los secuestradores y aseguraron que se habían equivocado de personas. Esa versión puede aún ser cierta, aunque no se descarta que no haya sido un error, y que el secuestro haya sido un mensaje mafioso, para que el deudor de los 70.000 dólares supiera que lo estaban buscando y que no se detendrían hasta dar con él.
Los agentes de Prefectura
Si bien la información aportada por las víctimas fue escasa, el fiscal Eyherabide contaba con las imágenes de las cámaras de seguridad del Puerto y con testimonios de diferentes personas que dijeron que un comerciante chino preguntaba por un marinero y que incluso había dicho que le debía 70.000 dólares.
Según pudieron advertir los investigadores, dos efectivos de Prefectura desplegados para dar seguridad de las terminales habían mantenido en los días previos y posteriores al secuestro del marinero encuentros con un comerciante chino que preguntaba, precisamente, por un tripulante de su misma nacionalidad que le debía dinero.
Al momento de ser entrevistados por la fiscalía, éstos prefectos dijeron que no se habían encontrado con nadie y rechazaron conocer la situación. Pero las cámaras de seguridad serían clave: en las imágenes captadas los investigadores la extrema calidad de las mismas permitió ver la pantalla del teléfono de uno de los prefectos cuando marcaba un número para realizar un llamado. El número que pudieron ver correspondía precisamente al de un comerciante chino, quien no era otro que el principal sospechoso de haber planificado el secuestro.
Luego, tras acceder a registros bancarios, el fiscal Eyherabide confirmó que el comerciante chino les había transferido a los prefectos 20.000 pesos a cada uno. Además, a uno de los prefectos le habría entregado un vino.
La investigación identificó finalmente al comerciante chino, que subía videos a redes sociales efectuando prácticas de tiro, con fajos termosellados de billetes y con el vehículo utilizado en el hecho.
Con las pruebas reunidas, el lunes 5 de mayo, por pedido del fiscal Eyherabide y el juez federal Santiago Inchausti se realizaron allanamientos en diversos comercios del centro marplatense y se materializaron las detenciones, tanto de los dos prefectos como la del principal imputado, el comerciante chino prestamista. Horas después, se llevaron a cabo ruedas de reconocimiento y las declaraciones indagatorias en las que los dos miembros de Prefectura acusados de aceptar dinero para entregar información y liberar la zona dieron su versión de los hechos, pero quedaron detenidos en la sede de la Policía Federal. ¿El comerciante chino? Se aloja por estos días en Prefectura.
Secuestrador detenido
Las cámaras de seguridad registraron la secuencia del secuestro y en las imágenes se veía con claridad la figura de un hombre pelado. Fotograama por fotograma fue analizado por los peritos para identificar, finalmente, con un 99,23 % de certeza a Miguel Alberto Miranda Rodríguez, un hombre que había estado 8 años y medio en la cárcel para purgar una pena de 12 años por un homicidio en ocasión de robo.
Miranda Rodríguez trabajaba para el comerciante chino detenido y al momento del secuestro estaba en Mar del Plata, ambas circunstancias certificadas en la investigación.

Publicación de LA CAPITAL del 8 de marzo de 2010.
Las fuerzas federales montaron un operativo de seguridad y vigilancia en torno a la casa de Miranda Rodríguez, ubicada en el barrio Las Heras de la ciudad. El pasado miércoles, el juez Santiago Inchausti autorizó el allanamiento y la detención del hombre, que justo ese día había salido en bicicleta de su vivienda antes de que saliera el sol.
Ante esta situación, personal de Prefectura lo siguió hasta el Predio de Recolección de Residuos, donde también trabajaba como seguridad. Cerca de las 18, cuando se retiró del lugar, Miranda Rodríguez fue detenido mientras volvía a su casa en bicicleta en Antártida Argentina y calle 461. Paralelamente, su casa fue allanada y en el lugar secuestraron ropas que habría utilizado el día del secuestro.
Miranda Rodríguez quedó detenido en la sede de prefectura y está a disposición de la Justicia Federal, que busca dar con los otros dos hombres que participaron del secuestro.
Un brutal crimen

Frente de la casa donde Yilella fue asesinada por Miranda Rodríguez en 2010.
Miranda Rodríguez fue condenado a 12 años de prisión por haber disparado y asesinado a Claudia Yilella en un complejo caso que fue entendido como un homicidio en ocasión de robo.
Es que el condenado resultó señalado como un exnovio de la hija de la víctima y padre de un bebé de ambos. Ese vínculo con Yilella siempre generó confusión a los investigadores, sobre todo en cuánto a la motivación del crimen.
El hecho ocurrió el 7 de marzo de 2010 en una casa del barrio Faro Norte, a la que Miranda Rodríguez y otro hombre ingresaron “a rostro descubierto” y con pistolas automáticas.
Yilella (43) murió de forma instantánea después de las 9 de la noche del domingo, cuando recibió los dos disparos mientras bañaba a su pequeño hijo de un poco más de un año y medio. En otro lugar de la casa, su hija de 19 años, permanecía con su bebé de unos pocos meses, producto de su relación con Miranda Rodríguez. La joven fue amenazada con un arma por el acompañante del asesino.
Luego, los sujetos emprendieron la huida sin llevarse nada de la casa, hasta que fueron aprehendidos por efectivos de la comisaría quinta, uno durante la madrugada del lunes y el otro horas más tarde.
Yilella vivía de rentas gracias al patrimonio dejado por su marido Orlando Perdiz Durán (66), quien también fue asesinado en esa misma casa en el año 2007 en un hecho que quedó impune. Perdiz Durán era prestamista.

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