Policiales

Un millonario robo en Pedro Luro y la trama que lo une con Mar del Plata

Un hombre de 70 años pasó la noche, meses atrás, con una joven de 21. Al día siguiente le robaron una caja fuerte. La investigación llegó a Mar del Plata, donde el miércoles fue atrapado uno de los presuntos autores. El detenido denunció que la policía en noviembre le robó 90 mil dólares.

El 23 de octubre fue domingo y por la noche un hombre de la localidad de Pedro Luro invitó a una joven a cenar a su casa. La propuesta fue aceptada por la mujer, a quien no le importó que sus 21 años parecieran demasiado pocos para los casi 70 de su galante anfitrión. Eso sí, exigió que el acuerdo incluyera, a la mañana siguiente, el traslado a su casa de Bahía Blanca, ciudad distante 120 kilómetros de allí. Ambos aprobaron la operación -porque en definitiva siempre se trató de dinero- y pasaron la noche juntos. Al otro día el hombre y la joven desayunaron unos mates y luego sí emprendieron el viaje hacia la periferia bahiense. No eran aún las 10.30 cuando partieron. Al regresar a su casa, tres horas más tarde, el hombre comprobó que había desaparecido su caja fuerte con 83.000 dólares y 3.200.000 pesos.

En 1877 Don Pedro Luro, aquel visionario vasco francés que devoraba tierras y tierras en la provincia de Buenos Aires, llegó a una Mar del Plata recién fundada, y en solo 5 años le dio, al desarrollar el saladero, el impulso necesario para transformarla en el embrión de una megaciudad. Era el final de sus conquistas iniciadas en Dolores y que había tenido como penúltima escala el Fuerte Mercedes, bastión de la Conquista del Desierto de estratégica ubicación entre Bahía Blanca y Carmen de Patagones. Pedro Luro había sido una especie de adelantado que negoció el ferrocarril y la ganadería. Que se reunió con tehuelches y con pampas para llegar a acuerdos. En su honor y memoria, el Fuerte Mercedes pasó a llamarse en 1913, Pedro Luro. En Mar del Plata, su recuerdo se limitó a plazoletas y la principal avenida que acaba en donde estaba el saladero.

Desde el lunes 24 de octubre, cuando empezó la investigación del millonario robo, la pequeña localidad de Pedro Luro y la gran urbe de Mar del Plata pasaron a tener algo más en común que su propia historia. Los une ahora un cuento de ladrones y policías, una grave denuncia y una detención llevada a cabo el pasado miércoles en un allanamiento repleto de reproches. También la misteriosa desaparición del botín conseguido en aquel robo.

Placer y distracción

El dueño de la casa de calle 32 entre 1 y 101 se dirigió a la Estación de Policía Comunal de Villarino 2da. para denunciar la sustracción que acababa de descubrir al regresar de Bahía Blanca. Había dejado a la chica de 21 años, retornado a su vivienda y constatado que no estaba la caja de seguridad de color claro y el tamaño similar a esas heladeras portátiles que suelen verse en los campings o en las playas.

De inmediato, por corresponder la jurisdicción, tomó intervención la Unidad Fiscal N°12 del Departamento Judicial de Bahía Blanca, a donde empezaron a llegar las pruebas producidas por los investigadores policiales. De hecho, se trató de una excelente pesquisa, apoyada principalmente en cámaras de seguridad y en la identificación inicial de la joven acompañante nocturna de la víctima.

Los policías analizaron cámaras privadas de Pedro Luro y dieron con la secuencia en la que tres hombres en una camioneta Volkswagen Amarok habían sido los autores del robo. Las imágenes mostraban, incluso, cómo cargaban la caja fuerte y la colocaban en la caja de la pick up. El trayecto de fuga del vehículo fue reconstruido por cámaras de la ruta 3 ubicadas en el acceso al Lago La Salada, en el acceso a la localidad de Hilario Ascasubi, en el cruce con el camino que lleva a Mayor Buratovich y en el puesto de control Fitosanitario del kilómetro 714. Es decir que los ladrones escapaban hacia Bahía Blanca. Una simple búsqueda registral confirmó que la camioneta pertenecía a un hombre de San Antonio Oeste y que su socio en una pesquera estaba autorizado a usarla. Así se conocieron ambas identidades.

Una exhaustiva consulta por distintos hoteles de esa ciudad permitió dar con un dato esclarecedor: en la madrugada del domingo 23, es decir la noche anterior a la que la joven acompañante pasara con la víctima, una pareja se había alojado y había llegado en esa camioneta Amarok. El hombre se anotó en el hotel con su nombre verdadero, que era el mismo que aquel socio que tenía autorización para usar el vehículo.

En momentos en que hacían el “check in” se presentó otra pareja, pero a los 10 minutos se retiró. Los policías habrían de certificar por imágenes de video que se trataba de la joven acompañante de la víctima y que el hombre que estaba con ella tenía el pelo con un rodete igual a uno de los ladrones, y también la misma vestimenta. El vínculo entre esa joven mujer, el ladrón y la camioneta usada para el robo, quedaba plenamente confirmado. No quedaban dudas de que la noche de placer de la víctima precedía a la maniobra de distracción para dejar la casa sin moradores durante la mañana.

Conexión a distancia

La investigación había avanzado lo suficiente en la semana siguiente al robo, pero debía lograrse la identidad aún de los otros dos hombres. Con el dato de que tras su alojamiento en la noche previa al hecho la camioneta había partido a Carmen de Patagones, los policías volvieron a “rastrillar” hoteles en esa ciudad y descubrieron que cinco días más tarde se habían alojado tres hombres en una camioneta Peugeot Partner. Dos eran los que aparecían en el hotel de Bahía Blanca y otro daba la impresión de ser el tercer ladrón.

La precisa labor asociativa de la policía de Luro terminó por identificar a los cuatro involucrados: la joven acompañante, el socio de la pesquera y tenedor de la camioneta, y los otros dos ladrones, ambos con residencia en Mar del Plata.

Los policías se dispusieron a verificar los domicilios para poder, si la Justicia bahiense lo decidía, allanar y detener a los acusados del sorprendente robo. Así fue como a principios de noviembre una comisión de Luro llegó a Mar del Plata y solo pudo confirmar el domicilio del hombre del “rodete”, a quien se lo identificó como Claudio Calandria (55). El otro presunto ladrón de Mar del Plata no tenía una residencia fija o al menos las que figuraban en distintas bases de datos estaban desactualizadas.

Los allanamientos

El miércoles pasado la policía se desplegó en Bahía Blanca, en busca de la joven acompañante, en San Antonio Oeste para dar con el hombre de la camioneta y en Mar del Plata para detener a Calandria. Ni en Bahía Blanca y ni en la ciudad rionegrina tuvieron la suerte que aquí, donde sí pudo ser localizado el imputado en Valencia al 8600.

Sin embargo, el allanamiento (donde se secuestraron dos armas de fuego y 700 mil pesos) contó con un elemento sorprendente: Calandria atendió a los policías por la ventana y se negó a salir pese a que le apuntaban con las armas reglamentarias. “Yo salgo pero diganmé de dónde son. ¿De dónde vienen? ¿Son de Mar del Plata?”, preguntó el investigado.

Luego de algunos segundos, el hombre de pelo largo salió y fue entonces cuando los policías le dijeron que eran de la comisaría de Villarino. “Ustedes no me pueden llevar, yo tengo una denuncia en la Justicia de Mar del Plata contra ustedes”, reprochó ante la sorpresa de los policías.

Según pudo saber LA CAPITAL, Calandria denunció semanas atrás a aquellos policías que el 8 de noviembre habían llegado a su casa a verificar el domicilio. Dijo que ese día entraron a su vivienda por los fondos y que le robaron 90 mil dólares, además de 200 mil pesos.

Calandria por estas horas está a disposición de la fiscalía 12 de Bahía Blanca, ayudantía fiscal de Villarino, para responder sobre la acusación de ser uno de los autores del robo de la caja fuerte en la tranquila localidad de Pedro Luro. Los otros tres implicados están prófugos.

 

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