Además de los lobos marinos y las históricas lanchas amarillas, en las inmediaciones del típico sitio turístico instalaron juegos infantiles en La Banquina de los Pescadores.
Una de las postales turísticas de la ciudad, la Banquina de los Pescadores, ayer se pobló de visitantes en plenas vacaciones de invierno con la ayuda intermitente del sol y de los más de 14° registrados. Además de los famosos lobos marinos y las tradicionales lanchitas amarillas, se instaló “La kermés de Mardel” con juegos para los chicos.
Cargando con las cañas de pescar y una mochila, y seguido por sus hijos Ismael y Mariano (de 10 y 11 años), Roberto bromeó al decir que “pescamos frío, nada más”, aunque reconoció que fue “una linda experiencia para los chicos”.
“Nos gusta pescar –reconoció el hombre– pero siempre vamos a la Escollera Norte y alguna vez a la Laguna de los Padres. Les había prometido que íbamos a venir y hoy (por ayer) tenía tiempo y los traje”. Los chicos calificaron al programa como “muy bueno” y prometieron repetir.
Mientras intentaba registrar de la mejor manera la siesta de los lobos marinos, María Paula (14 años) contó que se trataba de su “primera visita a la banquina, está buena a pesar del viento”. La adolescente llegó desde Ramos Mejía junto a “mis papás y mi prima” con la intención de disfrutar “algunos días”, agregó la madre.
Gervasio, Germán y Sol, de 11, 7 y 4 años, miraban casi extasiados a los lobos marinos que ni se percataron de estar posando para la foto. “Ya vinimos otras veces -contó la tía de los tres, Silvia-, pero como estaba lindo, vinimos. Es una buena excursión para disfrutar del aire libre, aunque esté un poco fresco”.
Con gorro y equipo de gimnasia, Gastón (6 años) explicó que “me trajeron mis abuelos. Me parece que ya había venido, pero me gusta”. Los abuelos viven acá y el niño “llegó con la madre desde Buenos Aires el fin de semana pasado, así que salimos a dar una vueltita”, detalló la abuela Manón, con el infaltable mate.
Entretenimientos
A metros de la banquina, el Consorcio Regional del Puerto instaló la “La kermés de Mardel” con distintos entretenimientos para los más chicos, además de un inflable y un espacio para pintar.
“Estamos desde hoy (por ayer) hasta el sábado, desde las 12, si el clima lo permite, sino un poco más tarde”, detalló una de las coordinadoras. Mientras esperaban para jugar al jenga gigante, Lucas y Jonatan (6 años) contaron que estuvieron “en el inflable y ahora vamos a probar acá”, ante la atenta mirada de la madre de uno de ellos. “Hay bastantes cosas para los chicos”, opinó la mujer que había llegado con su hijo y un amigo desde Balcarce “para pasar el día. Después, a las 18, tenemos teatro”.
Pegado a los juegos infantiles, también funciona una feria artesanal que vende hasta plantas. “Está medio medio el asunto –describió Jorgelina–. Hay gente a pesar del clima, pero pocos compradores”.
En los distintos puestos comerciales instalados en las inmediaciones de la banquina, Bryan señaló que “se nota que hay más gente, un poquito de diferencia se hace”. En su local comercializa pescado en conserva. Los productos que más salida tienen son “los calamares y los langostinos en escabeche”, con una cotización de 22 mil pesos la lata y 40 mil pesos las dos.
Con el jogging de River Plate y gorro de lana, Rodrigo llegó el martes pasado desde Morón junto a su mujer y sus dos hijos. “Vinimos una escapadita porque mi cuñado nos prestó un departamento. Es otro aire, Mar del Plata es linda todo el año”, dijo y se lamentó porque “cada vez quedan menos lanchitas amarillas, es una lástima”.