Un viaje al fin del mundo: el documental de surf filmado en la Antártida que llegará a Mar del Plata
Julián y Joaquín Azulay emprendieron esta travesía en velero con un objetivo en mente: ayudar en la creación del Área Marina Protegida en el oeste de la Península Antártica y las Islas Shetland del Sur. Con la narración de Ricardo Darín, se estrenará en la ciudad este viernes 29 de agosto.
Vasto, salvaje pero extremadamente frágil. “El lugar más frío de nuestro planeta es también uno de los más afectados por el calentamiento global y necesita ser protegido”, reza la sinopsis de “Antártida: Dominio Uno”. Es el séptimo rodaje de Gauchos del Mar, dos hermanos que difunden causas ambientales, sociales y culturales a través de su pasión por el surf.
El sueño de surfear el continente americano comenzó en 2010 y culminó en la creación de una productora de películas. Esta vez, los hermanos Azulay se embarcaron a la Antártida para concientizar sobre el cambio climático.

Ubicada al oeste de las Islas Shetland del Sur y la Península Antártica, esta zona está siendo impulsada para ser declarada Área Marina Protegida (AMP). Las áreas protegidas son muy importantes para mitigar el cambio climático y, en este caso, también para regular actividades humanas como la pesca concentrada.
Así fue como Julián, de 39 años, y Joaquín, de 38, emprendieron una travesía hasta el continente blanco. Viajar en velero les permitió tener la autonomía necesaria para llevar a cabo su proyecto: “Es la única manera de hacer una expedición independiente y acceder a las islas y a los lugares que quieras. Si no, tenés que llegar en avión o quedarte en bases militares y que te acepten, o ir en grandes cruceros, donde no podés decidir a dónde vas”, relató Joaquín.

Previo a esta aventura estuvieron en las Islas Malvinas, con la película “La Ola sin Fronteras: Una expedición en el Atlántico Sur” y en Islas de los Estados, con “Tierra de Patagones”. También produjeron “Península Mitre: La Tierra Olvidada”, entre otros proyectos que acumulan 66 premios internacionales.
Gauchos del Mar inició hace quince años con una pasión heredada. Su padre, Jorge Azulay, fue pionero del surf en Argentina. Con 80 años, todavía practica el deporte y supo transmitir ese entusiasmo a sus hijos.

“El hilo conductor y nuestra pasión es el surf, pero no son películas solo de surf. Este es el vehículo que nos permite llegar a nuevas olas y, con eso, a nuevas causas”, reveló el menor de los hermanos. Así, afirmó que trasladarse a la Antártida “se sintió como un paso natural”.
Meses atrás, durante la preproducción, definieron los objetivos que trazarían el rumbo del documental. El primero fue personal: encontrar nuevas olas en la expedición más austral del mundo, “y poder entubar allá”, relató Joaquín.
El segundo fue signado por un propósito más profundo que, en palabras de Azulay, “ayuda en el bien común de la humanidad”: contribuir a la creación del Área Marina Protegida en el Dominio 1.

El viaje duró un mes, pero desde la primera idea hasta el estreno del documental fueron seis años de trabajo, investigación y aprendizaje. La película fue rodada en diez países: Argentina, Antártida, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Finlandia, Francia, Estados Unidos y Uruguay.
“En la Antártida vimos cómo los glaciares se derriten y retroceden, cómo está creciendo flora de otros ambientes como pastos, musgos, turba y hasta hongos, que son del ecosistema sub antártico. También presenciamos cómo en el norte de la Antártida, en las Islas Shetland del Sur, llueve más y nieva menos. Todo eso es parte del cambio climático”, manifestó.

“Lo principal en estas exploraciones es querer hacerlas y estar ahí, y estar dispuesto a que suceda lo peor. Sin eso, uno no puede ni pensar en ir”, aseguró Joaquín.
“Nos contactamos con dos científicos que forman parte del documental y aprendimos que la Antártida está siendo amenazada por el cambio climático y la pesca concentrada del krill”, compartió. Aunque pequeño, el krill es la base de toda la cadena alimentaria marina antártica. Este crustáceo mide entre tres y seis centímetros y es fundamental para el equilibrio del ecosistema marino.

Antes de viajar se realizó un estudio de impacto ambiental. “Participaron dos biólogos que nos enseñaron a minimizar riesgos. Si uno va caminando debe mirar dónde pone el pie, no acercarse mucho a los animales, no contaminar. Nada muy distinto de lo que uno debería hacer en cualquier playa del mundo: ser cuidadoso y tratar de no dejar rastros ni residuos atrás”, describió. Uno de esos biólogos fue Rodolfo Werner, que trabaja hace casi 25 años con temas antárticos y actualmente se dedica a la conservación.
Lo más desafiante, a nivel técnico, fue el clima. En su preparación para enfrentarse a la ola más austral del mundo, los hermanos Azulay se sometieron a entrenamientos y baños de frío. “Fuimos muy mentalizados y dispuestos, pero luego la realidad puede ser muy distinta a lo que uno desea”, insistió.

“El frío te condiciona. El equipo profesional y humano fue increíble, todos con mucha fortaleza física y mental para superar el clima, que sin dudas puede ser un gran problema en este tipo de filmaciones. Dentro del agua y surfeando hay que ser consciente del frío y no llevarlo a momentos extremos, en donde una hipotermia puede complicar toda la expedición”, recalcó.
Al hacer frente a tormentas con ráfagas de 90 nudos, que equivalen a casi 170 kilómetros por hora, entra en juego el verdadero trabajo en equipo. En ese sentido, reconoció: “Fue sobrevivencia de verdad. Cuando las papas realmente queman, estamos todos trabajando y haciendo que el velero no se hunda”.
“Fue realmente extremo. Teníamos un capitán muy experimentado y tranquilo, y un barco apto para esas condiciones, en donde el casco de fierro podía apoyarse contra las piedras y no se iba a romper, o tenía menos chances de romperse y de que encalláramos. Pero aun así quedamos encallados y ladeados, varados durante un par de horas por la marea. Después, lo pudimos rescatar”, recordó.

Al explorar Isla Decepción para buscar olas se toparon con otro desafío. “Esta isla es un volcán que puede navegar por dentro con el velero. La última vez que hizo erupción fue en la década del 70. Estás dentro del cráter, sobre agua, pero es un volcán activo”, sostuvo.
Sobre aquel día, rememoró: “Cruzamos lo que sería la cordillera hacia el otro lado, y ahí también nos agarró una tormenta brutal. Cargamos las tablas en las espaldas porque así es más fácil caminar, pero cuando te agarran esos vientos, te sacan volando del piso por su potencia”.
A los momentos más duros cuesta filmarlos. Fue justamente en uno de esos instantes que le pidieron al operador que no suelte la cámara y grabe todo. “Por eso capturamos algunos momentos que, si no, no los tendríamos”, detalló.

La finalidad última del proyecto es visibilizar la falta de información sobre el Dominio 1, y lo que esto implica en las negociaciones y tratados internacionales. Por ejemplo, el Tratado Antártico y la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR), que regula los mares y los recursos vivos marinos antárticos de forma internacional.
“China y Rusia son quienes se oponen a la creación de estas áreas marinas protegidas. La CCAMLR repartió las aguas de la Antártida en nueve dominios para generar una red de áreas marinas protegidas, y así poder proteger más los recursos y la pesca. De esta manera, logra ordenar por estaciones y por cuotas lo que se puede pescar y extraer del mar”, explicó.
Y alegó: “Es complejo que se cree el AMP, porque todos los países tienen que estar de acuerdo. Las votaciones son por consenso y por unanimidad. Entonces, pasa a ser un proyecto de política internacional”.

Tanto el documental como las redes sociales son herramientas de comunicación muy potentes, donde se inspira a más personas para que se involucren en firmar a favor de la creación del Área Marina Protegida del Dominio 1. “Queremos invitar a la gente a soñar, a valorar lo que tenemos, a cuidar los ecosistemas, y a entender que todos podemos ser parte de la solución en la crisis ambiental que vivimos”, comunicó.
Incluir la narración de Ricardo Darín fue de suma relevancia para el proyecto y la causa de conservación. “Nos sentimos muy privilegiados por contar con su voz. Que Ricardo se involucre en el proyecto es una palmada en la espalda que te apoya desde la producción audiovisual”, señaló.
Y sumó: “Nuestro mensaje busca transmitir la importancia de volver a conectarnos con la naturaleza. A través del mar, de las olas, de la expedición y, sobre todo, de la ciencia, que es lo que más valor tiene al ser quienes trabajan profesionalmente en la causa de protección y de la creación del AMP”.

La aventura, el surf y la exploración son excusas para hablar de lo esencial: el cuidado del planeta, el respeto por las comunidades locales, y la posibilidad de vivir de forma más armónica y sostenible con el entorno. “Este proyecto en particular se trata de entender lo importante que es la Antártida y que lo que sucede allí, nos afecta a todos y a todo el mundo”, concluyó.
“Antártida – Dominio Uno” se presentará en Mar del Plata el viernes 29 de agosto a las 20 en el Teatro Radio City. Las entradas pueden conseguirse en gauchosdelmar.com y en Plateanet.

“La Antártida es el único continente que pertenece a la humanidad y es nuestra responsabilidad como habitantes de este planeta cuidarla”.
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