Una bebé debió ser operada de urgencia para evitar su muerte. Los médicos determinaron que la única opción para salvar su vida sería realizar una intervención quirúrgica. Así, siendo conscientes de las posibles consecuencias, decidieron sacar a la pequeña del vientre de su madre durante veinte minutos para que, tres meses después, volviera a llegar al mundo.

Darrel Cass, el codirector del Texas Children’s Fetal Center, aseguró que “fue un milagro” lo ocurrido con Lynlee, que actualmente tiene 4 meses de vida.

A Margaret Boemer, la madre que estaba embarazada de mellizos, le avisaron que uno de los bebés no había podido sobrevivir y encima que la pequeña que logró salvarse, tenía un teratoma sacrococígeo. Es decir, un tumor que se desarrolla siempre antes del nacimiento y crece en el coxis de los bebés.

Además, le informaron que el tumor era fatal ya que “chupaba” la sangre de la bebé provocando que no pudiera crecer. La única opción que contemplaron los profesionales en ese momento fue abortar, sin embargo la madre buscó qué otras opciones tenía.

Así llegaron a la posibilidad de la cirugía fetal. La madre aseguró: “Lynlee no tenía muchas oportunidades. A las 23 semanas, el tumor estaba cerrando su corazón, lo que la hizo entrar en insuficiencia cardíaca, por lo que la elección era entre permitir que el tumor tomara su cuerpo o darle una oportunidad de vivir. Para nosotros fue una decisión fácil”.

A los seis meses de gestación se realizó la operación durante 20 minutos en la que lograron extraerle el tumor que ya medía lo mismo que la bebé.

Al finalizar, volvieron a colocar a Lynlee en el útero de su madre. Donde estuvo durante otros tres meses hasta que finalmente, volvió a nacer, el 6 de junio completamente sana.