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Policiales 10 de septiembre de 2018

Una huella fue la prueba clave para condenar a un asaltante

Jonatan Damián Álvarez (25) fue encontrado culpable por un robo a mano armada al conductor de un camión de reparto de harina y fue condenado a 4 años de prisión.

Foto ilustrativa.

Una huella dactilar analizada en un camión de reparto de harina fue la prueba clave para condenar a 4 años de prisión a un asaltante que amenazó con una pistola a un trabajador y le robó la billetera.

El Tribunal Oral N°4, a cargo de los jueces Alfredo Deleonardis, Gustavo Fisore y Jorge Peralta, encontró culpable de “robo agravado por el uso de arma de fuego, de aptitud para el disparo no acreditada” y resolvió condenar a Jonatan Damián Álvarez (25) a 4 años de prisión por un hecho del 2014.

Durante el juicio el Ministerio Público Fiscal estuvo representado por el fiscal Fernando Berlingeri, quien en su alegato había solicitado 6 años de prisión para Álverez. La defensa, por su parte, había pedido anular el proceso por considerar que la huella dactilar encontrada por la Policía Científica había sido tomada de manera ilegal.

El hecho que se juzgó en el Tribunal ocurrió el 3 de diciembre de 2014, cerca de las 14.30 en el barrio Centenario. Un camión Fiat Iveco, de reparto de harina, había estacionado en Teodoro Bronzini para que los empleados de la panadería San Cayetano pudieran descargar las bolsas de harina que transportaba.

Mientras los trabajadores de la panadería descargaban la harina, el conductor del camión se encontraba sentado en la cabina y vio a tres jóvenes que merodeaban la zona y observaban el camión y los movimientos. Luego, esos mismos jóvenes salieron de una de las torres del Centenario, se acercaron al vehículo y pidieron pan a los trabajadores.

Los jóvenes se fueron y, según quedó demostrado en el juicio, unos 10 minutos después reaparecieron en el lugar y súbitamente intentaron abrir la puerta de la cabina del camión, amenazando al conductor con una pistola 9mm al grito de: “Vamos, la plata”.

Los delincuentes lograron abrir la puerta y comenzaron a forcejar con la víctima, hasta que el joven que estaba armado amartilló la pistola y amenazó seriamente al hombre.

El conductor del camión dejó de resistirse al asalto y entregó su billetera -que tenía unos 500 pesos y toda su documentación-. Acto seguido, los delincuentes intentaron ingresar a la panadería, donde se habían guarecido todos los trabajadores, pero al comprobar que estaba la puerta cerrada los delincuentes huyeron.

Un testigo aseguró que uno de los asaltantes era “El Yoni” que vivía en San Lorenzo entre Malvinas y Juncal. Los investigadores luego destacarían que “Yoni” es el apodo de Jonotan Álvarez y que San Lorenzo entre Malvinas y Juncal es justamente su dirección.

En cuanto a las pruebas, personal de Policía Científica encontró huellas dactilares en el camión Fiat Iveco, siendo una de ellas la de Jonatan Álvarez.

Sin embargo, la defensa del imputado pidió desestimar esta prueba y anular todo el proceso, ya que según plantearon durante el juicio la misma “habría sido producida en forma irregular”, sin que un testigo estuviera presente durante todo el proceso.

El fiscal Berlingeri explicó que este planteo no debía tener lugar, por estimar que el acto de levantamiento del rastro dactilar había sido practicado de manera legal. La testigo que estuvo presente declaró que, si bien no observó el acto en su totalidad, sí estuvo presente en el momento en que se levantaron los rastros.

En la sentencia, los jueces explicaron que aceptaron la carga probatoria de la huella dactilar de Álvarez encontrada en el camión, ya que “no se ha probado que la actuación policial haya estado afectada por un vicio que deba acarrearle la sanción reclamada por la defensa, ni que represente una trasgresión legalmente conminada de esa forma”.

En cuanto al valor que se le da a la huella como prueba, los jueces del Tribunal N°4 explicaron que “los fundamentos técnicos que brindara la perito, basados en la inalterabilidad, inmutabilidad e individualidad que presentan las huellas dactilares, no dejan lugar a duda alguna al respecto. Entonces, es fehaciente la acreditación que arroja el sistema dactiloscópico sobre la identidad del fragmento papilar dactilar hallado, determinando que el mismo pertenece a Jonatan Damián Álvarez”.

De esta manera, Álvarez, quien ya se encontraba cumpliendo sentencia en por otro delito en la Unidad Penal XV de Batán, fue condenado a 4 años de prisión.

Los otros dos delincuentes que participaron en el asalto no fueron identificados a lo largo de todo el proceso.