La Ciudad

Una incursión a los barcos hundidos frente a la costa de Mar del Plata

El parque submarino "Cristo Rey" se materializó en 1981 mediante el hundimiento de un barco, pero estuvo 25 años perdido por el extravío de la boya señalizadora. Está ubicado frente al faro de Punta Mogotes para la práctica recreativa de buceo. Un aporte a la ciencia y el turismo.

Por Alvaro D’Elia

Instagram: @alvarodelia

 

En el fondo del mar, a cinco kilómetros de la costa frente al faro de Punta Mogotes, se sitúa el único parque submarino de la provincia de Buenos Aires. Se trata de un arrecife artificial creado a partir del hundimiento de dos barcos chatarra para la práctica de buceo deportivo, del estudio de la fauna y la flora y con fines técnicos y turísticos. Impulsado por el Centro de Actividades Submarinas Escualo (CASE), el proyecto nació a fines de 1978 pero recién pudo concretarse el 27 junio de 1981 con el hundimiento del casco del buque pesquero “Cristo Rey”, un barreminas de madera utilizado en la Segunda Guerra Mundial que le otorgó el nombre al parque submarino.

“En ese momento fueron unos adelantados porque no había nada igual en el país. Sí en otras partes del mundo pero muy poco conocido”, comentó a LA CAPITAL el presidente de la Asociación Civil Thalassa, Juan Carlos Brelles, quien actualmente planea junto a otras escuelas de buceo llevar al lecho marino tres barcos más en el lugar.

-¿De dónde provienen los barcos que se quieren hundir?

-La mayoría permanecen inactivos en el puerto. Están parados y ya no sirven, ocupan espacio y muchos de ellos están hundidos o semihundidos. Entonces el dueño debe tomar la decisión de deshacerse del barco. Para eso hay dos formas: o se desarma por completo o se hunde para poder bucear.

-¿Cuál es el proceso que atraviesa una embarcación hasta que se sumerge?

-El barco tiene que estar libre de deudas, como también la empresa que lo entrega, y debe ser donado a una asociación civil. Queda completamente cerrado, es decir, se le sacan todos los elementos que puedan producir un enganche en los buceadores y además conlleva todo un proceso de limpieza de contaminantes y de varias inspecciones.


Hundimiento del buque Cristo Rey en el año 1981 en un operativo sin precedentes en el país. Fue el inicio del primer parque submarino de la provincia.


En general, el operativo implica varias etapas e incluye a diferentes empresas y organismos del Estado. “Se realiza un plan de hundimiento y de traslado hasta el lugar, el Consorcio Portuario Regional Mar del Plata resuelve temas de amarra, colabora con el trato con los armadores y el alistamiento, y el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) debe aprobar las resoluciones”, explicó Brelles.

El proceso también contempla otro tipo de estudios que garantizan la seguridad de la maniobra, en tanto que la Prefectura Naval Argentina debe comprobar que no obstaculizará la navegación e Hidrografía Naval Argentina exige informes que demuestren que las costas no serán afectadas.

 

La piedra fundacional

 

La particularidad del “Cristo Rey” surgió cuando los buceadores quisieron ir a buscarlo poco tiempo después de aquel 27 de junio de 1981. La boya que marcaba la ubicación de la nave había desaparecido. “Por los temporales y las corrientes nunca se localizó, estaba perdido. Lo encontramos 25 años después. Digo ‘lo encontramos’ porque yo estaba buceando ese día”, contó Brelles.

La embarcación aún permanece a unos 30 metros de profundidad sobre un fondo de conchilla y se puede recorrer parte de su estructura.

En la zona yace también desde 2014 el pesquero ruso “Kronomether” como punto de buceo, arrecife artificial y atractivo turístico. Brelles relató que este lugar “sirve para la práctica recreativa” y que además “es un lugar de refugio para los peces”.


El barco hundido genera, con el correr de los años, un ecosistema particular que se puebla de vegetación y especies submarinas.


“Hay mucha gente que vive de la actividad y existen especializaciones en buceo sobre barcos. Entonces esto genera para los diferentes operadores un punto para que se puedan dictar estas especialidades que de otra manera no se podrían hacer. Es bueno por donde se lo mire“, amplió.

Casi tres décadas después de que el “Cristo Rey” descendiera a las profundidades del mar, el Concejo Deliberante de General Pueyrredon y el Consorcio Portuario Regional Mar del Plata aprobaron y autorizaron, respectivamente, otros dos barcos para hundir: el “Kronomether” y “Ribazón Dorine”, para la ampliación del parque subacuático.

 

Kronomether

 

El segundo acontecimiento importante ocurrió el 30 de abril de 2014 con el hundimiento a 25 metros de profundidad del barco ruso “Kronomether”. El navío de casi cien metros de eslora había quedado varado en Mar del Plata cuando se disolvió la Unión Soviética en 1991 y, en el marco de la última limpieza realizada en el puerto, fue donado por la empresa encargada de su alistamiento para su desguace.

El presidente de Thalassa comentó que esta segunda proeza en el parque submarino “fue muy importante a nivel científico porque no había estudios sobre cuánto tiempo tarda la vida en formarse en un arrecife artificial”.

“El Kronomether nos dio esa gran posibilidad”, dijo Brelles y narró que “en seis meses el barco ya estaba tapizado de algas y antes de los dos años ya tenía toda la vida que hoy hay en el lugar”. “Esto habla de la riqueza que tenemos en nuestras costas”, destacó.

Por otro lado, la ubicación del buque ruso “permitió identificar con el paso del tiempo otros lugares con mejores condiciones y visibilidad para la práctica de buceo”.



 

Ribazón Dorine

 

A pesar de contar con el aval del Concejo Deliberante al igual que el “Kronomether”, el sueño de hundir al “Ribazón Dorine” quedó trunco.

“Estuvo mucho tiempo parado en el puerto y meses antes de que el Consorcio Portuario autorizara el hundimiento, empezó a tener problemas por entradas de agua”, deslizó el buceador e integrante de Thalassa, Alberto Peña. Y agregó: “Se intentó que se mantenga a flote pero unos meses después se hundió donde estaba amarrado”.

Para Brelles, bucear en el parque submarino representa un episodio “tope de gama”.

-¿La visibilidad es un obstáculo para disfrutar de la experiencia submarina?

-Es lo más divertido y lo que mayor adrenalina genera. Poder sobrevolar una embarcación y ver toda su inmensidad es imponente. Es cierto, la visibilidad no es buena. La realidad es que se trata de una zona que está bastante cerca de la costa y tiene muchísima corriente que provoca esa característica. Por estar entre dos bancos de piedra, el pasaje de agua es importante.

-¿Qué mirada existe del buceo en Mar del Plata y cómo lo ven ustedes?

-Hay que tratar de buscarle un lugar al buceo porque no lo tiene. A veces no está bien visto. Las personas suelen decir y pensar que el mar en la ciudad es solo la playa Popular, donde te metés hasta los tobillos y no te ves los dedos. Pero el mar no es eso. Y para nosotros es una pasión que fomentamos y alimentamos a través de estos proyectos.


Curiosamente, el Cristo Rey estuvo 25 años desaparecido por el extravío de una boya. Su redescubrimiento fue producto de una extensa búsqueda.


 

Ampliación

 

El OPDS otorgó la ampliación del parque submarino el año pasado en apenas ocho meses. Para esta nueva etapa las escuelas de buceo, principales favorecidas por el fomento del lugar, proyectan hundir tres barcos. El primero será el “Simbad” y tendrá lugar entre febrero y marzo.

“Está muy avanzado y fue todo casi en tiempo récord”, destacó Brelles y graficó que “es un logro muy importante para Mar del Plata que trasciende a las escuelas de buceo”. “En cuanto a los otros dos también esperamos que sean hundidos en el transcurso del año”, continuó.

El “Simbad” llevará colocados soportes con placas acrílicas en diferentes posiciones y con varias texturas que permitirán a la comunidad universitaria local poder observar y estudiar en qué posiciones se forma la vida en base al tiempo.

“No solo hay un fin deportivo, también hay un aporte a la ciencia”, declaró el titular de Thalassa.

-¿Qué sucede después de un hundimiento?

-Suele haber un parate, se esperan varios años para evaluar qué fue lo que pasó y si se puede seguir ampliando a futuro, pero la autorización de la creación del parque submarino permite hundir tantas embarcaciones como se pueda en la zona.


Alberto Peña, buceador e integrante de Thalassa, en una de sus incursiones mar adentro.


 

Proyecto Malvinas

 

Un grupo de organizaciones de buceo de todo el país, pero en su mayoría de Mar del Plata, en conjunto con el Estado argentino, encaran el proyecto “Corredor Histórico Malvinas Argentinas” con la intención de resaltar la gesta en su 40° aniversario.

La iniciativa consiste en el hundimiento de cuatro buques de guerra de aproximadamente 80 metros de eslora que participaron en el conflicto armado en abril de 1982, que actualmente no están en actividad o que deben ser desguazados.

Además de Mar del Plata, donde la embarcación se colocará -con fecha aún por definir- dentro de los límites del parque submarino “Cristo Rey”, las otras ciudades incluidas son Las Grutas, Puerto Madryn y Ushuaia.

“La idea es que el hundimiento de estos cuatro barcos genere una especie de monumento subacuático a lo largo de los principales puntos del mar argentino y estará dedicado al reconocimiento y la memoria de quienes participaron en la guerra”, explicó Alberto Peña.

Por otro lado, dijo que “tiene un contenido turístico ya que muchos buzos van a poder recorrerlo y también será un nuevo arrecife artificial que aporte a la conservación y ecosistemas locales”.

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