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Opinión 14 de agosto de 2017

Unas Primarias Abiertas que no pasan desapercibidas

por Leandro Querido

La encuesta que realizó Transparencia Electoral en la provincia de Buenos Aires generó mucha repercusión en cuanto a un dato: el 60% de los consultados las consideró inútiles a las PASO. Otro dato reforzó esta contundente respuesta. El 58% entendía que debían no ser obligatorias. Sin embargo, un dato pasó algo desapercibido, quizá el más importante. Un 65% de los consultados aseguró que iría a votar en caso de que fueran no obligatorias. ¿Raro? ¿Contradictorio? No, para nada. Los datos de participación de la elección primaria, abierta, simultánea y obligatoria de ayer así lo confirman. Cuando se temía que la participación iba a estar por debajo del promedio histórico el compromiso de los electores con la democracia se hizo manifiesto. Las argentinas y los argentinos podrán cuestionar el atajo que han tomado algunos candidatos y partidos para evitar la competencia interna pero el acto de votar no se mancha. Se vota siempre.

En las democracias competitivas la participación electoral es una muy buena variable para medir el estado del sistema político, la confianza en las autoridades electorales y el nivel de representatividad de los partidos políticos.

Los electores de nuestro país son participativos y lamentablemente aún están en deuda la mayoría de los partidos políticos con ellos.

Los resultados de ayer muestran a electores que les reclaman a los partidos no solo participación, también le exigen elecciones sin trampas. Esto también quedó reflejado en la encuesta mencionada. El 93,3% de los consultados consideró que los partidos políticos deben asumir un compromiso con el juego limpio electoral. Las elecciones del domingo has sido mucho más prolijas y correctas que las desarrolladas en 2015.

Ahora bien, la cuestión de las PASO deberá incluirse en el temario de la mesa que discuta la próxima reforma electoral que el gobierno nacional volverá a impulsar luego de los resultados de ayer que en los hechos se han transformado en un fuerte espaldarazo.

Eliminar este instrumento novedoso que fue producto de un reclamo de la ciudadanía que exigía más participación no parece ser el camino correcto. Lo razonable es que se atiendan sus déficits. En este sentido debe abordarse uno con mayor vehemencia. Los partidos o coaliciones de partidos deben abrir la participación de un modo genuino. Para ello habrá que generar incentivos legales concretos y establecer castigos concretos también.

Un capítulo aparte habrá que dedicarle a la tecnología. La necesidad de modernizar el sistema electoral está más vigente que nunca. Casi 6 de cada 10 consultados considera que debe incorporarse tecnología. Este camino se ha iniciado y no tiene retorno. Las pruebas de identificación biométrica que se realizaron en 110 escuelas de provincias como el Chaco, Jujuy, Formosa, Misiones y Salta han sido exitosas. Sin dudas los 1250 dispositivos utilizados han desalentado a las prácticas conocidas como trashumancia electoral tan frecuentes en zonas fronterizas. Por otra parte, las medidas de seguridad que se han tomado con respecto al recuento provisorio han resultado provechosas para los partidos políticos que ahora han podido acreditar sin inconvenientes a los fiscales en los centros de digitalización y transmisión de los telegramas que reúne el Correo Argentino.

Sin embargo, la boleta única electrónica brilló por su ausencia. Seis horas después de cerrado los comicios se habían cargado solo el 40% de los votos de la provincia de Buenos Aires. Con el sistema utilizado en la provincia de Salta a las dos horas se hubiesen totalizado todos los votos sin mayores inconvenientes.

Por lo tanto, esta elección no solo deja al gobierno fortalecido de cara a las elecciones de octubre, con una marca como Cambiemos institucionalizada, con presencia en todos los distritos del país y con la posibilidad de mejorar su representación en ambas Cámaras en el Congreso también le vuelve a dar margen al poder Ejecutivo para insistir con su proyecto para cambiar el instrumento de votación y así pasar de las boletas partidarias a la boleta única electrónica. Este nuevo contexto le da revancha al gobierno. El año que viene se volverá a discutir la reforma electoral, pero para lograr el éxito no podrá volver a cometer los errores del 2016.

(*): Politólogo especializado en observación electoral y director ejecutivo de la ONG Transparencia Electoral.