Vecinos de Alfar sufren violentos robos casi a diario y exigen más seguridad
Los hechos se intensificaron en verano. Delincuentes sustrajeron autos e ingresaron armados a las casas con los moradores dentro. También asaltaron comercios. Atemorizados y muy preocupados, residentes reclaman mayor presencia policial y evalúan instalar una alarma vecinal.

El barrio Alfar solía ser un rincón de tranquilidad rodeado de naturaleza en el sur de Mar del Plata, pero en el último tiempo se ha visto marcado por una ola de violentos robos a mano armada, una realidad “casi cotidiana” que mantiene “atemorizados” y “muy preocupados” a sus vecinos, quienes reclaman mayor presencia policial y aseguran sentirse “totalmente desprotegidos”.
Al menos desde diciembre, los hechos de robo, tanto en las calles como en las viviendas, se volvieron una rutina en el barrio. Al inicio de la temporada hubo algunos autos sustraídos, como así también neumáticos y baterías robadas.
En enero, el delito escaló: de noche y a plena luz del día, en varios casos los delincuentes ingresaron a las casas con los moradores dentro, manteniéndolos “amenazados y aterrados” -y en algunos casos atados- durante horas, en busca de dinero y objetos de valor.
Para los habitantes de Alfar, la falta de seguridad se volvió “una intranquilidad permanente“. Literalmente, les “cambió la vida”, reconocieron en diálogo con LA CAPITAL. Y el trauma que los violentos robos provocan, para muchos es irreversible, advirtieron.
“Vivimos aterrados, con las puertas cerradas, y un miedo constante. Es un cambio brutal y lamentable con respecto a lo que era este lugar”, señaló indignado un vecino víctima de uno de los violentos hechos en su domicilio.
Tristemente, a muchos residentes a quienes les llevaron “todo”, les queda conformarse con: “Al menos no me lastimaron”. Pero a otros sí los golpearon.
La inseguridad en el barrio no es nueva, pero se intensificó notablemente este verano. Así, la tranquilidad que alguna vez disfrutaron quienes viven en este barrio rodeado de verde, la playa y envuelto entre árboles y el canto de los pájaros, fue reemplazada por la “constante preocupación” por la seguridad de sus hogares y seres queridos.
La mayoría de las casas tiene rejas en puertas y ventanas. Muchas familias instalaron alarmas, pero los robos suceden igual. Ahora, algunos vecinos están promoviendo la organización de reuniones para abordar la situación y exigir seguridad y mayor presencia policial, debido al “escaso” patrullaje que advierten.
Los vecinos afectados prefieren mantener su anonimato por miedo a posibles represalias, pero creen que los delincuentes podrían formar parte de “una misma banda”, dada la similitud en las modalidades de los asaltos.
Ancianos, familias y turistas
Recientemente, una señora mayor se encontraba a plena luz del día en su hogar cuando un grupo de delincuentes encapuchados irrumpió en su vivienda. Según relataron los vecinos, “entraron por la casa lindera de atrás y estuvieron más de una hora dentro con ella; revolvieron y rompieron todo, buscaban desesperadamente dinero y joyas”.
Esta modalidad de asalto con personas dentro de las viviendas no fue un hecho aislado, ya que según los vecinos, al menos cinco casas del barrio fueron asaltadas de manera similar en enero.
Los robos no solo afectaron a los residentes fijos del barrio, sino también a turistas que eligieron Alfar como destino para sus vacaciones. El lugar tiene esa particularidad: hay muchas casas que se alquilan en temporada. A algunos los “desvalijaron”.
En algunos casos, los delincuentes no tuvieron reparos en irrumpir en casas con niños, como ocurrió hace poco en un domicilio, donde un matrimonio y sus tres hijos fueron víctimas de un robo violento.
En otra casa, donde viven ocho jóvenes que trabajan en un conocido balneario y parados de la zona sur, fueron sorprendidos en su casa por delincuentes que ingresaron encapuchados y armados, y les “robaron todo”.
En un local de comidas de larga data en Alfar, ubicado en el acceso sur al barrio, el hijo de la dueña también fue víctima de una golpiza, tras un robo violento.
“Los robos fueron casi diarios en enero, todos los días nos enteramos de un vecino al que le robaron en la calle o en su casa; es terrible. Y ahora en febrero continúan, es una locura vivir así”, relató una vecina, quien se sumó al reclamo general: “Falta seguridad, que haya más patrulleros, que pase la policía”.
“Un solo patrullero”
Ante esta situación, los vecinos comenzaron a organizarse. A través de grupos de WhatsApp, se mantienen informados, conectados y se avisan mutuamente sobre posibles amenazas. Además, algunos residentes están evaluando la posibilidad de instalar una alarma vecinal.
El reclamo por mayor seguridad es generalizado. Los vecinos exigen más patrulleros en la zona, ya que, según información que les proporcionó la comisaría decimotercera, que cubre el área, “hay un solo patrullero” en funcionamiento destinado a una jurisdicción de amplia superficie, que abarca desde Los Acantilados hasta el límite de Alfar con Faro Norte, y desde la avenida Jorge Newbery hasta la ruta 11.
“Nos dijeron que solo hay un patrullero para toda la zona, lo que claramente no alcanza. Es tierra de nadie, y esto queda en evidencia ante la cantidad de robos que estamos sufriendo”, lamentó una vecina, cuya familia sufrió un violento robo hace pocos días.
Nocturnidad
El ambiente en el barrio no solo se vio alterado por los robos. En Alfar, como cada verano, los paradores de las playas de la zona sur se vuelven en esta época concurridos puntos de encuentro para miles de jóvenes que disfrutan de fiestas diurnas y nocturnas.
Si bien los eventos en las playas de la zona atraen al turismo y brindan una opción recreativa, las sucesivas fiestas “se vuelven un problema” para los vecinos, y según algunos, el movimiento que las fiestas generan guardan cierta “conexión” con los robos.
“Creemos que las fiestas en las playas son el inicio de todo. A veces, hay hasta tres fiestas a la vez, y el caos en la ruta 11 es indescriptible. El día y la noche no tiene corte. Los pibes salen arando, es tierra de nadie”, indicaron.
Los residentes aclaran que las fiestas no generan delitos, pero aseguran que los robos se intensifican durante estos eventos, ya que los delincuentes “aprovechan el descontrol” para actuar con mayor libertad.
“Lo que necesitamos es patrullaje constante, porque va a seguir pasando esto y cada vez peor. No podemos seguir viviendo así, nadie se merece vivir con este miedo y en riesgo las 24 horas”, completaron.
