Tras la fatal caída de una joven, vecinos señalan el mal estado de varias bajadas públicas. Advierten que hay escaleras rotas y estructuras de madera, hormigón y cemento muy inseguras. Entre el riesgo, la necesidad de mayor señalización y los cuidados al ir a esta zona de acantilados.
La tragedia que tuvo lugar este miércoles en la zona de Barranca de Los Lobos, en el sur de Mar del Plata, reavivó entre algunos vecinos de la zona, en la antesala de la temporada de verano, un reclamo de larga data: muchas bajadas a las playas están deterioradas, rotas, incompletas o abandonadas, lo que conlleva un riesgo cotidiano para quienes concurren a estos lugares.
Las circunstancias del fatal episodio que sufrió Leticia Lembi, la mujer de 33 años que cayó desde lo alto de un acantilado mientras estaba en una plataforma en mal estado, están siendo investigadas. Por el momento, desde la fiscalía descartan que haya responsabilidad penal del municipio en ese punto específico.
Según pudo saber LA CAPITAL, la joven habría llegado a la plataforma superior, donde comienza una escalera sin final, conocida por su mal estado desde hace años. Ese piso de hormigón, castigado por la erosión, venía mostrando señales importantes de deterioro y descuido. Un usuario de YouTube había anticipado con un video la posibilidad de una tragedia hace meses. En este punto, además, no hay señalización que advierta sobre el peligro del lugar.
Pero más allá de este lamentable hecho, para quienes viven y circulan por la zona resulta casi imposible no vincularlo con el estado de las bajadas a la costa, no solo en Barranca de los Lobos, sino al menos desde Playa Serena y hasta las playas ubicadas más al sur del partido de General Pueyrredon.
A través de las redes sociales, vecinos indican que “hay bajadas públicas y servicios que están en ruinas, o que se derrumbaron y nunca más fueron arreglados”. En la misma línea se vienen expresando hace años organizaciones como la Asamblea por los Espacios Públicos, que apuntó más de una vez contra la “desidia del gobierno municipal” en este sentido.
En Playa Serena, por ejemplo, la escalera original se cayó hace tiempo. Lo que quedó es una bajada precaria, sostenida como puede, en la que las “maderas flojas” y los huecos generan un riesgo importante. Según los vecinos, “el acceso no es seguro, es un peligro total”; “hay escombros, maderas rotas… Estamos en uno de los destinos turísticos más importantes del país y no invierten nada. Una vergüenza”, expresó un vecino del sur en un comentario a una publicación de LA CAPITAL.
Un poco más al sur, en San Patricio, los accesos también muestran desgaste. Se advierten barandas oxidadas y peldaños con riesgo de ceder. En el balneario Pura Vida, sucede algo similar. Varios vecinos marcan la peligrosidad de la escalera que permite bajar a la playa.
En San Carlos, la situación es parecida. “Es casi imposible bajar. La escalera es larguísima, empinada y está muy deteriorada”, explican residentes del lugar.
Unos kilómetros más al sur aparece la famosa Barranca de los Lobos, uno de los puntos panorámicos más atractivos del sur marplatense. Y si bien el paisaje es espectacular, este atractivo convive con lo riesgoso.
A eso se suma otro dato: el año pasado, mientras los usuarios descendían por las escaleras, se registraron varios robos de vehículos estacionados arriba.
En general, los reclamos de los vecinos apuntan en dos direcciones. Por un lado, piden cercar los puntos de mayor riesgo, instalar carteles visibles y colocar o reforzar barandas y plataformas que, en muchos casos, hoy están prácticamente suspendidas sobre el vacío.
Por el otro, señalan que algunos accidentes también tienen que ver con la imprudencia. Es habitual ver a personas que se asoman al límite del acantilado para sacarse fotos o grabar videos, o que bajan por escalones en mal estado a pesar de las advertencias y el sentido común. Hay carteles solo en algunos puntos y los vecinos reclaman una mejor y mayor señalización.
En Playa Los Lobos, por ejemplo, vecinos mencionan que “hay una escalera inconclusa de piedra y madera, sin barandas”. Y, además, recuerdan que en más de una oportunidad “se cayeron vehículos desde la parte superior del barranco”, muchas veces por descuidos al estacionar.
Con la llegada del calor y la proximidad del verano, crece la afluencia de marplatenses y turistas a las playas del sur. Los vecinos, en general, conocen la zona y toman sus recaudos. Pero quienes concurren con menor frecuencia, se encuentran frente al riesgo que implica llegar a la playa por estas estructuras en mal estado.