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Arte y Espectáculos 17 de agosto de 2023

Vida, obra y legado de Ricardo Vilca en documental realizado por un marplatense

Se estrena este sábado en la sala Payró del Auditorium. "Mi gancho inicial fue intuir que su figura no era suficientemente valorada y sentir la necesidad de aportar un granito de arena para difundir su obra. Al investigar me fue atrapando su personalidad: absolutamente generoso", definió el realizador Javier García. Galería de imágenes.

El realizador marplatense Javier García.

La vida, obra y legado del artista y maestro jujeño Ricardo Vilca es retratada con profundidad en “Ricardo Vilca: quebrada, música y silencio”, documental del realizador marplatense Javier García que se podrá ver por primera vez en la ciudad este sábado.

El autor, quien conoció a Vilca y vivió de cerca su música y su forma de ver la vida, abrazar la música y compartirla, se propuso el trabajo como un aporte para que el legado de este artista, su cosmovisión, no se pierdan. “Mi gancho inicial fue intuir que su figura no era suficientemente valorada y sentir la necesidad de aportar un granito de arena para difundir su obra. Al investigar me fue atrapando su personalidad: absolutamente generoso”, le confió el director a LA CAPITAL, antes de la llegada del material a su ciudad natal -a las 19 en la sala Payró del Teatro Auditorium-.

El contacto de García con Vilca fue en 2002, cuando tomaba clases de teatro con Daniel Lambertini y “con un grupo de compañeros de ese taller y de El Sétimo Fuego, con quienes viajamos a Humahuaca, Jujuy, a participar de un seminario de teatro antropológico. Era agosto, mes importantísimo para la cultura andina. Y muchas de las noches íbamos a la casa-peña de Ricardo Vilca. Cenábamos y él tocaba. Recuerdo que me llamó mucho la atención su estilo musical, sus temas, que eran distintos a los que yo conocía como la ‘música de la quebrada’. Me llevé sus discos a Mardel y era increíble cómo, al escucharla, me transportaba automáticamente a esos paisajes. La compartía con cuanta persona podía”, recordó.

Ya instalado en Capital, García se enteró del fallecimiento de Vilca. A partir de ese momento, decidió realizar un documental sobre su figura. “El proyecto fue avanzando y llegó un momento en el que era imperioso que regrese a Humahuaca para vivir el ‘Encuentro del árbol de la amistad’ que organizaba Ricardo y lo continúa haciendo su familia, y hablar con sus amigos, músicos, docentes”.

Las entrevistas y los viajes se sucedieron durante cuatro años. “Era difícil encarar el proyecto sobre una figura que no está en este plano de la vida, y de la que no contábamos con mucho material de archivo, pero esto también significaba un lindo desafío. Y me tomé el tiempo necesario para llegar a lo más profundo de su personalidad, que es algo que la gente que lo conoció, y vio la película, me lo hace saber y eso es ya todo un premio para mí”, confesó.

García definió que Vilca “era una persona que vivía para la música, con todo lo bueno y malo que eso puede implicar”, pero que no quiso quedarse con “lo más fácil: hablar sobre su obra, con sus músicos”. El realizador marplatense buscó la manera de introducirse en el contexto en el que generó su obra y abrir el panorama: “Busqué ampliar las voces para que nos permitan redimensionar y resignificar su figura. Además de músicos, familiares y amigos, hay testimonios de docentes, sociólogos y filósofos. Algo que sin dudas enriqueció mi mirada respecto a Ricardo y su obra”.

Para García, “es indisociable de su obra, de su labor docente y de su personalidad la idea de que él vivía para la música y a partir de ella, se involucraba con el mundo”.

Sobre el mensaje de Vilca hoy, el realizador analizó que “me parece que Ricardo nos plantea la importancia de trabajar en la búsqueda de lograr nuestros sueños. Pero que, a su vez, intentar lograrlos no debe alejarnos de su esencia. Y otro mensaje importante es que debemos ‘sentir’ lo que hacemos. A partir de sentir lo que hacemos, lograremos transmitir algo, caso contrario, solo podremos aspirar a ser virtuosos en alguna actividad, que no está mal, pero quizás no debería ser solo ese el fin. Deberíamos aprender a escuchar(nos), a observar(nos) y a pensar(nos)”.

“Ser un puente”

García reconoció que “por diferentes cuestiones, el proyecto estuvo plagado de piedras en el camino”. Por ello, es “una felicidad muy grande que se esté programando en diferentes ciudades de todo el país e ir cumpliendo ese sueño de ser un puente hacia la obra de Ricardo”.

“El hecho de que se presente en la ciudad en la que comencé a soñar tantas cosas es algo muy especial”, concluyó.