Denis Voronenkov, quien había huido de Moscú para escapar de un proceso penal en su contra, fue asesinado en el centro de Kiev.
Un ex diputado ruso que huyó a Ucrania para escapar de un proceso penal en su contra en Rusia y que era un testigo clave en un juicio contra un aliado del Kremlin fue asesinado ayer en el centro de Kiev, en un crimen por encargo que recalienta la crisis diplomática entre los países vecinos.
“El cobarde asesinato de Denis Voronenkov es un acto de terrorismo de Estado por parte de Rusia, país que se vio obligado a abandonar por motivos políticos”, denunció, a través de su vocero, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko.
La respuesta del Kremlin no se hizo esperar: rechazó las acusaciones de Poroshenko y lamentó la muerte del ex diputado.
“Creemos que cualquier noción de un rastro ruso en el asesinato del ex diputado de la Duma Deni Voronenkov es absurdo”, sostuvo el vocero del gobierno ruso, Dmitri Peskov, en declaraciones a la prensa. Más tarde, la vocera de la Cancillería rusa, María Zakharova, agregó que el Moscú estaba “conmocionado” por el “cruel asesinato” del ex diputado.
Voronikov llegó a Ucrania en octubre de 2016 y dos meses después, en diciembre, obtuvo la ciudadanía.
En cuanto llegó a Kiev, se alineó con el gobierno ucraniano y acusó al Kremlin de hacer fraude en las últimas elecciones -en las que no fue reelecto-. Sostuvo que siempre se había opuesto a la anexión de la Península ucraniana de Crimea, a pesar de haber votado a favor de ello en el Parlamento dos años antes, y comparó al presidente Vladimir Putin con Adolf Hitler.
Además, se convirtió en un testigo clave en el proceso por traición abierto contra el ex presidente ucraniano pro ruso Viktor Yanukovich, quien fue derrocado en febrero de 2014 por un levantamiento popular apoyado por fuerzas políticas y sociales pro occidentales que llevaron al poder al actual gobierno de Poroshenko.
El asesinato ocurrió ayer, cuando el ex diputado y su custodio salían del hotel Premier Palace, en pleno centro de la capital ucraniana.
Voronikov murió en el acto y su custodio, que resultó levemente herido, alcanzó con un disparo al sicario, que murió poco después en el hospital al que fue trasladado.
El fiscal general de Ucrania, Yuri Lutsenko, confirmó que el asesino del ex diputado era un sicario de nacionalidad ucraniana, pero no lo identificó.
Voronekov iba a reunirse con otro ex diputado de la Duma rusa, el opositor Iliá Poomariov, quien confirmó en su cuenta de Facebook la muerte de su ex colega.
“Denis Voronenkov fue asesinado a las 11.25 en el Premier Palace. Iba a reunirse conmigo. No tengo palabras. Su guardaespaldas logró herir al atacante”, escribió Ponomariov, quien también huyó de Rusia luego de haber sido el único diputado que votó en contra de la anexión de Crimea en 2014.
Para Ponomariov, su ex colega “no es un ladrón, sino un testigo mortalmente peligroso para las fuerzas de seguridad rusas”, informó la agencia de noticias EFE, que reprodujo declaraciones brindadas por el ex diputado al canal de televisión ruso Dozhd.
Voronenkov era perseguido en Rusia por un presunto fraude inmobiliario. Según la Justicia de ese país, el ex diputado se apropió de cerca de dos millones de euros, por lo que emitió una orden de arresto en su ausencia.
Un día antes de ser asesinado, Voronenkov dio una entrevista al diario estadounidense The Washington Post, en la que denunció que él y su esposa, la famosa mezzosoprano y también ex diputada Maria Maksakova, estaban recibiendo amenazas anónimas.
Este tipo de denuncias no es inusual, especialmente después de la disputa diplomática que se desató entre Rusia y Ucrania en 2014 con el derrocamiento del gobierno pro ruso de Yanukovick.
Tras ese cambio de dirección política en Kiev, comunidades pro rusas del este de Ucrania se levantaron en armas en contra de las nuevas autoridades surgidas del golpe y comenzaron una lucha separatista que aún tiene dividido y sumido en la violencia al país hoy.
Rusia no solo apoyó esos levantamientos separatistas, sino que además aprovechó un mes antes aprovechó el caos político en Kiev para ocupar y anexionar a su territorio la península de Crimea, una región que Moscú había cedido a Kiev cuando era parte de la Unión Soviética (USRR) y que luego ratificó como territorio ucraniano después de la disolución del bloque soviético.
La anexión de Crimea no sólo desató una crisis entre los dos vecinos, sino que provocó una disputa diplomática entre las principales potencias occidentales y Rusia que aún continúa hoy.